El Congreso de Nicaragua renovó el martes un permiso, que ha concedido desde hace una década, para permitir a las fuerzas militares rusas entrenar en el país centroamericano, una decisión criticada por Estados Unidos a la luz de la invasión rusa a Ucrania.
El decreto permite a 230 soldados rusos permanecer en Nicaragua entre el 1 de julio y el 31 de diciembre para patrullar en aguas del Pacífico con el Ejército nicaragüense.
El presidente Daniel Ortega respaldó al mandatario ruso, Vladimir Putin, en su ataque a Ucrania y la decisión era esperada.
Desde 2012, el Congreso unicameral de Nicaragua ha aprobado bianualmente la entrada de militares extranjeros, incluidos rusos, en el país.
La televisión estatal rusa había celebrado la decisión a principios de este mes. Estados Unidos expresó su preocupación.
“Consideramos que se trata de una provocación por parte del régimen nicaragüense”, dijo Brian Nichols, encargado de los asuntos del hemisferio occidental del Departamento de Estado.
El Congreso de Nicaragua también aprobó también la entrada de militares estadounidenses, mexicanos, cubanos, venezolanos y de otros países centroamericanos.
“El ingreso de estas tropas es con fines humanitarios (...) para hacer labores conjuntas con el Ejército de Nicaragua”, dijo el diputado oficialista Filiberto Rodríguez, minutos antes de aprobar el decreto enviado por Ortega la semana pasada.