“La vida es muy dura aquí. Tengo nueve hijos, no soy capaz de alimentarlos, no soy capaz de ponerles ropa de invierno. Todas las circunstancias aquí son muy difíciles. Estoy confundida porque sé que mi hijo Ahmed está desaparecido o muerto. Quiero saber, quiero comunicarme con él, alguien podría darme noticias al respecto. Definitivamente es difícil que esté vivo”, dijo Munira Shafiq, una madre palestina, este lunes al canal Al Jazeera.
Junto con su familia, vive actualmente en una carpa fabricada con restos de tela y bolsas de nylon, en un campamento en Khan Younis, al sur de la Franja de Gaza. Mientras cuenta su testimonio, los ocho hijos que la acompañan saludan a la cámara. En la carpa hay moscas, tierra y una pequeña rejilla con carbón en una esquina, donde cocinan los pocos alimentos que consiguen. “No estamos viviendo y no estamos recibiendo nada. Nadie nos envía nada”, asegura Hassan, el más grande de sus hijos.
La familia ha debido trasladarse en tres ocasiones desde el norte de la Franja de Gaza. Primero llegaron a Rafah -en el sur, en la frontera con Egipto- y luego a Khan Younis, un poco más al norte. Perdieron el rastro de Ahmed, el tercero de los nueve hermanos, mientras se desplazaban por primera vez.
Ellos son parte de los 1,9 millones de palestinos en Gaza (o nueve de cada 10 personas) que se han visto obligados a dejar sus hogares tras la ofensiva israelí hace un año, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). Entre octubre y diciembre de 2023, había 1,7 millones de personas (poco más del 75%) desplazadas dentro de la Franja de Gaza, de acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA).
“Algunas personas han sido desplazadas entre 10 y 12 veces durante el último año. Hay cientos de miles que probablemente están en esa posición, especialmente aquellos del norte. Israel les ha dicho a todos que vayan al sur. De hecho, se han registrado muchas muertes de civiles palestinos donde pensaban que estaban en un área segura porque Israel había dicho que era una zona segura”, explica a La Tercera Michael Lynk, profesor asociado de Derecho en la Universidad Western en Ontario, Canadá y exrelator especial sobre la situación de los DD.HH. en el Territorio Palestino entre 2016 y 2022.
No obstante, “el desplazamiento de personas a raíz de estos ataques no es un fenómeno nuevo; es simplemente el último capítulo de una larga saga de desarraigo e inestabilidad, una Nakba en curso para el pueblo palestino”, complementa a La Tercera Mohammed Omer, periodista palestino-neerlandés basado en Gaza.
“Antes de octubre de 2023, las terribles condiciones en Gaza, caracterizadas por un bloqueo paralizante, frecuentes ataques militares y pobreza generalizada, ataques a miles de prisioneros palestinos en cárceles israelíes y la expansión de asentamientos exclusivamente judíos, crearon un entorno donde la desesperación alimentó tales actos de violencia”, argumenta Omer, quien nació y creció en el campo de refugiados de Rafah.
Hasta este viernes, según el informe estadístico del Ministerio de Salud de Palestina en Gaza, 41,802 palestinos habían muerto y 96,844 han quedado heridos tras la ofensiva israelí a partir del 7 de octubre de 2023, día en que Hamas perpetró su ataque. De acuerdo con la OCHA, del total de víctimas fatales, al menos 11 mil son niños y 6 mil mujeres.
Solo durante este miércoles, los ataques militares israelíes en Gaza mataron a 65 palestinos, según informes médicos difundidos por la radio oficial Voz de Palestina. En Khan Yunis, 40 personas murieron durante una incursión de tanques israelíes, mientras que en Ciudad de Gaza, 17 personas fallecieron en una escuela que albergaba a familias desplazadas. Otras cinco personas perdieron la vida en la Sociedad Huérfana Al-Amal, que también daba refugio.
Y este viernes, los ataques mataron a 29 palestinos en varias áreas de la Franja de Gaza, según dijeron fuentes médicas a Al Jazeera.
“En cada ataque, las principales víctimas siempre han sido miembros de la población civil. Cada ataque ha incluido víctimas significativas. Pero ahora estamos hablando de cientos de cientos, en lo que muchos expertos describen como la campaña de bombardeo más intensa desde la Segunda Guerra Mundial”, señala a La Tercera Mouin Rabbani, analista político neerlandés-palestino especializado en el conflicto árabe-israelí.
“Los ataques que ocurrieron en varios momentos, como en 2008-2009, 2014, 2018-2021, fueron en una escala mucho más pequeña. Sí, murieron varios miles de personas, sí, y ciudades fueron dañadas o destruidas. Sí, hubo un impacto adverso en Gaza en la economía, pero nada se compara con lo que ha pasado en el último año”, concuerda Michael Lynk.
Menores de edad
Consultado sobre cómo afecta la situación a los niños, Bill Van Esveld, director asociado de la División de Derechos del Niño para Medio Oriente y Norte de África en Human Rights Watch (HRW), dijo a La Tercera que los menores “han sido expuestos a un daño de salud mental enorme desde el comienzo del conflicto. Físicamente, en términos de su sobrevivencia, los niños están muy en riesgo. La ausencia de condiciones sanitarias, la falta de agua limpia y la falta de salud, eso crea enfermedades de la sangre y los niños son probablemente los más afectados por la muerte a raíz de enfermedades como esa, como la diarrea, por ejemplo”.
“No hay una zona segura para ir a Gaza. Pero tampoco hay acceso a educación o cualquier cosa que te dé esperanza para el futuro. Si la guerra terminase mañana, la educación ya estaría retrasada por al menos cinco años. Y eso se asume como si las escuelas pudieran reconstruirse y los niños pudieran volver a las clases. Así que la situación para los niños es muy difícil. Y eso sin considerar la vida diaria o los niños que han sido mutilados. Que han tenido que operarse sin anestesia, que han perdido a sus padres o han perdido rastro de ellos”, explica.
Las víctimas han fallecido en sus hogares, en hospitales, escuelas, universidades y campamentos de desplazados, iglesias y mezquitas, calles y más infraestructuras que han sido destruidas por los ataques israelíes. Hoy, los palestinos en Gaza carecen de alimentos, agua, saneamiento, alojamiento, atención sanitaria, educación, electricidad y combustible. “Todo lo que tú o yo tomamos por gratis”, dice Rabbani a este medio. Y agrega: “La infraestructura civil en la Franja de Gaza ya no existe más”.
¿Futura reconstrucción?
La reconstrucción tampoco está remotamente cerca de ocurrir, aseguran los expertos. Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), incluso en el mejor de los casos, se necesitarían 16 años (hasta 2040), para reconstruir las viviendas destruidas, sin reparar las dañadas. Si los plazos de reconstrucción siguen el mismo patrón que después de las guerras de 2014 y 2021 entre Hamas e Israel, dice el informe, Gaza necesitaría aproximadamente 80 años para restaurar las viviendas destruidas.
“Actualmente no se habla de reconstrucción de Gaza porque la guerra continúa. La reconstrucción requerirá miles de millones de dólares y la pregunta más importante es quién pagará. ¿Y permitirá Israel que se reconstruyan las casas de los palestinos? Las personas que perdieron sus hogares en 2014 siguen sin tener hogar hasta la fecha”, sostiene Omer.
“Si no se pone fin a esta guerra en términos de un acuerdo formal, que quizás no haya, ¿quién en su mente querría financiar o participar en cualquier reconstrucción? ¿Por qué construir algo que ya sabes que se va a destruir de nuevo?”, cuestiona Rabbani.
“En términos de importar cemento o materiales de reconstrucción, eso realmente no está sucediendo. El nivel de restricciones en la importación de materiales que llegan a Gaza es tan severo que, para todos los propósitos, se podría decir que Gaza nunca se reconstruirá”, afirma Van Esveld.
“La apuesta de los israelíes es que la falta de reconstrucción de Gaza haga que los palestinos se vayan a otro lado. Que dejarán Gaza y que esta será entregada a los israelíes”, vaticina Lynk.