En los años dorados del auge económico de Japón, sus hombres se aventuraban a tierras extranjeras en busca de la emoción de los encuentros ilícitos que les ofrecían las mujeres de los países más pobres. Pero hoy, la situación ha cambiado: los hombres extranjeros acuden en masa a Tokio en busca de “turismo sexual”, a medida que el yen se debilita y la pobreza aumenta, según cuenta el diario hongkonés South China Morning Post.
Yoshihide Tanaka, secretario general del Consejo de Enlace para la Protección de los Jóvenes (Seiboren), pintó un panorama sombrío del panorama actual. “Japón se ha convertido en un país pobre”, dijo desde las oficinas de su organización a This Week in Asia, del Morning Post. Cerca de allí, en un parque que se ha convertido en sinónimo del comercio sexual de la ciudad, las mujeres jóvenes esperan a los clientes antes de que se ponga el sol.
La organización de Tanaka notó un número cada vez mayor de extranjeros frecuentando el parque tan pronto como se levantaron las restricciones de viaje de la era de la pandemia. “Pero ahora estamos viendo muchos más hombres extranjeros”, dijo. “Vienen de muchos países. Son blancos, asiáticos, negros, pero la mayoría son chinos”, añadió.
Esta muchedumbre ha coincidido con un preocupante aumento de adolescentes y mujeres de poco más de 20 años que recurren a la industria del sexo para sobrevivir, dijo Tanaka, junto con un alza alarmante de la violencia. Así lo pudo corroborar Lua, una mujer de 19 años que se dedica al tráfico sexual ilegal en un parque de Tokio y relató al periódico local The Mainichi Shimbun los obstáculos del trabajo.
Lua dijo: “Salí de casa en febrero de este año y vine a Kabukicho para buscar trabajo en un café, pero contraje deudas con un ‘host’ (servicio de acompañantes masculinos) y empecé a salir al parque desde abril”. “Durante la semana, me encuentro con unas cinco personas, y los fines de semana, con unas diez”, añadió.
La joven, quien mencionó que “recibo entre 15.000 y 30.000 yenes (entre 100 y 200 dólares estadounidenses)”, confesó a The Mainichi Shimbun que recientemente tuvo un segundo aborto espontáneo. Además, expresó su temor de estar “siempre expuesta a peligros”, luego que reveló que “una amiga fue atacada en la calle por un chino y sufrió graves lesiones en la cabeza”. Añadió que “sucede con bastante frecuencia, pero hasta ahora he tenido suerte”.
Lua afirmó que la policía japonesa tampoco era su aliada. Ella dijo: “La policía está mucho más interesada en obligar a las mujeres a prostituirse que en detener las agresiones”. Y agregó: “Ante la realidad de que yo también podría ser arrestada si denunciaba el crimen, retiré la denuncia’”.
Tanaka expresó al Morning Post su preocupación de que, mientras la policía local y las autoridades gubernamentales cierran los ojos, las jóvenes vidas atrapadas en una red de desesperación y explotación estarán aún más en peligro. Comentó que “ahora nadie se preocupa por estas chicas” y que “si un cliente las mata, podría atraer atención por un tiempo, pero pronto serán olvidadas de nuevo”.
En reiteradas ocasiones la prensa nipona ha registrado episodios de violencia vinculados a la prostitución. El sábado, el periódico japonés The Asahi Shimbun informó que Yasuhiro Mita, un hombre de 43 años y empleado de oficina, fue arrestado por presuntamente haber manipulado a una estudiante de secundaria fugitiva en el barrio de Shinjuku.
Entre el 13 de septiembre y el día siguiente, Mita supuestamente pagó 10.000 yenes a la niña, que entonces tenía 16 años, para que lo acompañara en un hotel del barrio de vida nocturna de Kabukicho sabiendo que ella era menor de 18, la mayoría legal de edad en Japón. Tras su arresto bajo sospecha de violar la ley contra la prostitución infantil y la pornografía, Mita negó parcialmente los cargos. “Le pregunté su edad después de que terminamos”, sostuvo.
El 13 de septiembre, Mita se acercó a ella cerca del complejo y le dijo: “Probablemente tengas unos 16 años. Te daré 10.000 yenes si pasas la noche aquí”. Según la policía, ambos no se conocían antes del incidente. La niña se había escapado de su casa en la zona de Kanto.
En ese momento, la estudiante aparentemente estaba buscando un lugar para quedarse en la zona de Kabukicho frecuentada por los “niños Toyoko”, en referencia al complejo de cines Toho en el corazón del barrio de la vida nocturna. Los niños que frecuentan esa zona suelen ser fugitivos, marginados de sus familias y en algunos casos, delincuentes, explica el diario The Japan Times.
El distrito Kabukicho de la ciudad Shinjuku, en la prefectura de Tokio, también tiene fama debido a los casos de anfitriones que obligan a las clientes a endeudarse o a la prostitución, supuestamente para pagar “cuentas por cobrar”, en las que los primeros adelantan altas tarifas, lo que llevó a una asociación de la industria de clubes de anfitriones a proponer la abolición de las “cuentas por cobrar”.
De hecho, la emisora pública japonesa NHK informó el miércoles pasado que un empleado de un club de anfitriones (un tipo de club nocturno japonés que emplea principalmente a personal femenino y atiende a hombres que buscan bebidas y conversación atenta) fue arrestado por la Policía Metropolitana por manipular a una clienta para que se prostituyera, con el objetivo de saldar una deuda ficticia que el club le había generado
El detenido fue Daisuke Tanaka, un empleado de 24 años del club ubicado en Kabukicho, quien desde agosto extorsionó a una clienta de 24 años a través de redes sociales diciéndole: “No puedo reunirme contigo si no ganas mucho dinero” y “Compensémoslo y reunámonos pronto”. También hizo que la mujer se tomara fotos esperando a los clientes para prostituirse y se las enviara como prueba de su “compromiso” para saldar la deuda.
El sospechoso declaró que “había un sistema de cuentas por cobrar, donde hacíamos que los clientes pagaran las tarifas más tarde, llamándolo un ‘pago anticipado’”. El Departamento de Policía Metropolitana está investigando actualmente los detalles del caso, informó la agencia japonesa NHK.