Pareciera haber sido la prioridad del primer ministro entrante, Christopher Luxon: hoy tomó posesión del cargo, y hoy mismo se supo que la aplaudida ley contra el tabaquismo de Nueva Zelanda sería revocada. Con un nuevo gobierno de coalición de corte conservador, después de seis años con el Partido Laborista liderando el país de Oceanía, el plan de terminar con el tabaquismo se extinguió.
Esto, explicó el nuevo gobierno, porque la prohibición de fumar afectaba la entrada de impuestos a las arcas fiscales. La norma, aplaudida en un principio por los expertos médicos, había suscitado la oposición de gremios como los dueños de kioskos y las tiendas minoristas.
El anuncio de la revocación, hecho por la nueva ministra de Economía Nicola Willis, causó conmoción, ya que en ningún momento de la campaña se había hecho mención a la ley antitabaco.
La ley antitabaco había sido presentada en diciembre del año pasado por el gobierno de Jacinda Ardern, y tenía como fin prohibir totalmente la compra y consumo de tabaco para la generación que cumpla 18 años en 2025. Subiendo cada año la edad necesaria para comprar cigarros, ningún neozelandés nacido después del 2008 iba a poder acceder a cigarrillos ni tabaco, al menos en su país.
Otra de las medidas que contenía la ley era reducir la cantidad permitida de nicotina en un cigarro o producto de tabaco, llevándolo a niveles muy bajos. También aumentaba el financiamiento a las instituciones de salud que trabajen con adicciones.
La norma también restringía la cantidad de licencias para vender tabaco, de tal modo que de los 8.000 puestos que hay hoy en Nueva Zelanda, solo quedaran 500. Esto, en un país de cinco millones de habitantes. “Queremos asegurarnos de que entre nuestra población joven nadie nunca empiece a fumar”, dijo la entonces ministra de Salud del país oceánico, la doctora Ayesha Verrall. Según los modelos de salud pública del país oceánico, la ley antitabaco podría salvar hasta 5 mil vidas al año.
Siendo uno de los países menos fumadores del mundo, Nueva Zelanda quería llegar a ser un país 100% libre de tabaco. Sin embargo, la propuesta del nuevo gobierno de coalición anula, al menos, la restricción total para los nacidos desde el 2008. Así, en 2025, cuando estos cumplan 18, podrán comprar cigarros.
El nuevo primer ministro, Chris Luxon, justificó el paso atrás diciendo que la prohibición daría lugar “a un mercado negro del tabaco”. A pesar de eso, durante la campaña previa alas elecciones del 14 de octubre, su partido de centro derecha, el Nacional, no había hecho ninguna mención a las leyes antitabaco. Se cree que la decisión, en ese caso, tendría que ver con las alianzas hechas con dos partidos minoritarios, para formar gobierno.
Según Willis, la ministra de economía, los dos socios de gobierno, el populista New Zealand First y el libertario Act, habían insistido en revocar la legislación. Así mismo, se justificó asegurando que la pérdida de los impuestos que pagaban los productores y vendedores de cigarro eran enormes: “Tenemos que recordar que los cambios en la legislación sobre espacios sin humo tuvieron un impacto significativo en las cuentas del gobierno, con cerca de US$1.000 millones “.
Conversando con BBC, el experto en salud pública Richard Edwards opinó: “Estamos consternados y disgustados... se trata de un paso increíblemente retrógrado en unas medidas sanitarias excelentes que son pioneras en el mundo. La mayoría de los grupos sanitarios de Nueva Zelanda están consternados por lo que ha hecho el gobierno y le piden que dé marcha atrás”
El profesor emérito Robert Beaglehole, presidente de Action for Smokefree 2025, indicó al respecto: “La sugerencia de que los recortes fiscales sean pagados por las personas que siguen fumando es absolutamente chocante. El gobierno está haciendo caso omiso de la opinión pública y, obviamente, de la inmensa mayoría de las personas que trabajan en este campo, profesionales de la salud, médicos y enfermeros”.