La pandemia superó en las últimas horas los 1,5 millones de contagios en todo el mundo, lo que obligó a muchos gobiernos que en un principio fueron más permisivos a tomar medidas más restrictivas.
Las nuevas cifras han presionado también a quienes eran considerados buenos ejemplos por su manejo de la pandemia, como Singapur, que ahora se está movilizando para enfrentar una segunda ola de contagios.
Japón -que registra 4.257 contagios y 93 muertes- no actuó rápidamente para aislar a la población, a diferencia de naciones vecinas, como China y Corea del Sur.
Sin embargo, cuando se decidió aplazar los Juegos Olímpicos de Tokio para el próximo año, el escenario empezó a cambiar.
Al día siguiente, el gobernador de la provincia de Tokio, Yuriko Koike, señaló que la ciudad estaba en una “fase crítica, que precede a una posible explosión de infecciones”, y pidió a los ciudadanos que se quedaran en sus casas. Aunque se suspendieron los eventos deportivos y cerraron los parques temáticos, los bares, restaurantes y centros comerciales siguieron funcionando.
Con el paso de las semanas, el aumento de casos obligó al primer ministro a declarar estado de emergencia en Tokio y otras seis regiones del país, que representan en total a un 44% de la población.
El caso de Suecia
Suecia era considerada como una de las naciones de Europa menos restrictivas en cuanto a las medidas aplicadas para contener el virus. Actuando contra la tendencia mundial, el país mantuvo abiertos bares, restaurantes y tiendas, además de no prohibir a sus habitantes salir a la calle.
Si bien la cantidad de casos nuevos se redujo en la última semana, el gobierno sueco empezó a tomar medidas más drásticas tras alcanzar un récord de 621 nuevos contagios el 1 de abril. Estas incluyen un proyecto de ley que amplía los poderes del Estado, lo que les permitiría cerrar tiendas y lugares públicos con mayor rapidez. El plan aplica solo para acciones asociadas al coronavirus y tiene una vigencia de tres meses.
Suecia tiene hasta el momento 687 muertos y supera los 8.400 contagios.
En los Países Bajos, el primer ministro, Mark Rutte, dio a entender el 16 de marzo que la estrategia del gobierno holandés se basaría en la idea de la “inmunidad grupal”, que consiste en que, al contraer una enfermedad, un gran número de personas desarrolla inmunidad a ella. La medida no cuenta con el respaldo de la Organización Mundial de la Salud, ya que no hay suficientes estudios sobre el comportamiento del coronavirus en el cuerpo humano.
Algunos días después, Rutte anunció el cierre de colegios y restaurantes hasta al menos el 28 de abril. Además, insistió en que se respetaran las reglas de distanciamiento social, que permiten a la policía separar y multar -con US$ 430 a particulares y US$ 4.300 a empresas- a grupos de más de tres personas que no mantengan una distancia segura entre ellos, a menos que sean miembros de una misma familia.
Los holandeses registran 20.549 contagios y 2.248 muertes hasta ahora.
Aunque Singapur empezó siendo un ejemplo por su forma de abordar la pandemia, últimamente se han aplicado más restricciones para intentar controlar una posible segunda ola de contagios.
Actualmente, solo las empresas que entregan servicios esenciales continuarán operando, y los colegios y universidades también estarán cerrados durante este periodo. Hasta anoche, Singapur tenía 1.623 contagiados y 6 muertos.