Nuevo intento de asesinato contra Trump pone otra vez al Servicio Secreto en el centro de las miradas

Miembros del Servicio Secreto observan la llegada del presidente estadounidense Joe Biden a bordo del Marine One en New Castle, Delaware, el 16 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

La directora de la agencia, Kimberly Cheatle, dimitió 10 días después del primer atentado contra el candidato republicano, ocurrido el 13 de julio pasado en Pennsylvania. Desde entonces, su cargo es ocupado por un interino. “El nivel de amenaza es alto (…) Vivimos tiempos peligrosos”, reconoció uno de los agentes tras el segundo incidente de este domingo, en Florida.


“¿Puede el Servicio Secreto proteger a Trump?”. Es la pregunta que se hizo el diario Miami Herald tras un segundo intento de asesinato contra el candidato republicano a las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre en Estados Unidos. La agencia, que depende de la Casa Blanca, ya atravesaba un período de agitación después que un joven de 20 años de Pennsylvania intentara asesinar al expresidente en julio pasado. Pero un nuevo incidente, en el campo de golf de Trump en West Palm Beach, Florida, el domingo profundizó las dudas y preocupaciones sobre si el Servicio Secreto está a la altura de la tarea de defender a los líderes del país, que ahora enfrentan una cantidad sin precedentes de amenazas, destacó el periódico.

“En dos ocasiones en dos meses, los posibles asesinos lograron acercar armas largas a cientos de metros del expresidente, un alcance y un estilo de arma que harían totalmente factible un disparo mortal”, escribió el Herald. Los investigadores han reconocido que las torres de telefonía sitúan a Ryan Wesley Routh, el atacante del domingo, en el exterior del campo de golf durante casi 12 horas antes de ser descubierto “¿Cómo fue posible que alguien se acercase tanto y durante tanto tiempo sin ser detectado hasta casi el último momento?”, se preguntó, en tanto, el diario El País.

El trabajo que tienen encomendado los agentes asignados a su seguridad es, con carácter prioritario, impedir que el protegido quede a merced de un tirador. De ahí que es esencial tener controlado el perímetro en el que existe un riesgo directo, garantizando que no hay individuos armados a una distancia capaz de tener a su alcance a la persona a la que tienen que proteger, en este caso Donald Trump.

Fue evidente, señala OK Diario, que ese principio elemental de prevención no se cumplió el 13 de julio, cuando el joven francotirador Thomas Matthew Crooks consiguió apostarse en un tejado próximo al escenario en el que Trump estaba dando un mitin en Butler (Pennsylvania). Al atacante le dio tiempo de disparar varias veces contra Trump antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad. De hecho, estuvo a punto de matar al expresidente: una de las balas le rozó su oreja derecha.

El fallo en el dispositivo de seguridad encomendado al Servicio Secreto fue de tal magnitud que acabó reconociéndolo quien entonces era su directora, Kimberly Cheatle. De hecho, dimitió 10 días después de ese atentado. Había sido designada por el presidente Joe Biden para dirigir el Servicio Secreto en 2022. Desde la dimisión de Cheatle, al frente de la agencia hay un director interino, Ronald L. Rowe Jr., quien hasta ahora ejercía de subdirector.

La investigación interna del Servicio Secreto tras el intento de asesinato contra Trump en Pennsylvania confirmó que se produjeron múltiples fallos de seguridad catastróficos. Los funcionarios calificaron toda la operación para proteger al expresidente de “alarmantemente descuidada”, al tiempo que reconocieron que su sistema de comunicaciones tiene “debilidades significativas”. De hecho, la investigación descubrió que el Servicio Secreto no tenía acceso a actualizaciones en tiempo real de la policía local.

El director interino del Servicio Secreto de Estados Unidos, Ronald L. Rowe Jr., habla durante una conferencia de prensa en West Palm Beach, Florida, el 16 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

Tras el segundo intento de asesinato a Trump, Biden ordenó a su equipo que “continúe asegurándose” de que el Servicio Secreto tenga “todos los recursos, la capacidad y las medidas de protección necesarias” para garantizar la seguridad “continua” del exmandatario y candidato presidencial republicano.

“Como ha dicho Biden, nuestra Administración se asegurará de que el Servicio Secreto cuente con todos los recursos, capacidades y medidas de protección necesarios para llevar a cabo su misión crítica”, remarcó la vicepresidenta y candidata presidencial por el Partido Demócrata, Kamala Harris, después de felicitar al Servicio Secreto y las fuerzas de seguridad por su labor y agradecer que el exmandatario “esté a salvo”.

Pocas horas después de los hechos de este domingo en Florida, un grupo bipartidista de legisladores que lidera un grupo de trabajo que investiga el primer intento de asesinato de Trump solicitó una sesión informativa del Servicio Secreto sobre el segundo incidente, emitiendo una declaración con cierta reserva y alarma. “Estamos agradecidos de que el expresidente no haya resultado herido”, dijo el presidente del comité, “pero seguimos profundamente preocupados por la violencia política y la condenamos en todas sus formas”.

En una conferencia de prensa que detalló el incidente, el sheriff del Condado Palm Beach, Ric Bradshaw, sugirió que Trump recibiría más seguridad si todavía fuera el presidente en funciones. “Si lo fuera, habríamos rodeado todo el campo de golf. Como no lo es, la seguridad se limita a las zonas que el Servicio Secreto considera posibles”, indicó.

Ryan W. Routh, sospechoso de intentar asesinar a Donald Trump en su campo de golf de West Palm Beach, es esposado después de su arresto cerca de Palm City, Florida, el 15 de septiembre de 2024. Foto: Reuters

Cuando se le preguntó por qué era posible un segundo intento de asesinato contra Trump, un representante del Servicio Secreto en la conferencia de prensa señaló que “el nivel de amenaza es alto”. “Hemos aumentado la cantidad de activos que apoyamos”, añadió. “Vivimos tiempos peligrosos”. De hecho, si bien Rowe confirmó que Routh no llegó a abrir fuego y no llegó a tener a Trump en su punto de mira, el arma estaba cargada cuando la Policía la encontró.

Según el Miami Herald, después del tiroteo de Butler, el Servicio Secreto aumentó el personal del expresidente, agregando efectivos para incluir capacidades tácticas y de contraataque. Trump ha reducido el número de eventos al aire libre, a pesar de estar en el apogeo de la temporada de campaña, y ahora habla dentro de un protector de vidrio a prueba de balas cuando se dirige a multitudes al aire libre.

El senador republicano Lindsey Graham, de Carolina del Sur, aliado de Trump que habló con él poco después del incidente, escribió en las redes sociales que se requerirá un cambio fundamental en el Servicio Secreto en el futuro. “Es imperativo que saquemos al Servicio Secreto del Departamento de Seguridad Nacional y lo devolvamos al Departamento del Tesoro, donde tenía más atención”, dijo Graham. “Es hora de aumentar los recursos”.

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