El nuevo secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, inició este sábado su primera gira por países aliados claves de Estados Unidos en Oriente Medio, después de reunirse con los miembros de la OTAN en Bruselas.

En esta gira de tres días, Pompeo visitará Arabia Saudita, Israel y Jordania, rivales regionales de Irán, para establecer conversaciones antes de la esperada decisión el 12 de mayo del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre el acuerdo nuclear con Irán.

Pompeo asegura que el presidente no ha tomado todavía una decisión. Ferviente opositor de este acuerdo firmado en julio de 2015, Trump anunciará el 12 de mayo si "rompe" con este texto duramente negociado entre Irán y las grandes potencias (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania), como ha prometido en repetidas ocasiones.

Pero el ex jefe de la CIA, que voló a Bruselas apenas recién investido el jueves como 70º secretario de Estado estadounidense, tiene también otra misión, más personal: demostrar, con el apoyo de Trump, que la diplomacia estadounidense está de vuelta tras el complicado mandato de Rex Tillerson, fulminantemente despedido en marzo y que nunca consiguió ganarse la simpatía del presidente.

Recuperar su esplendor

Ex militar de 54 años, Pompeo estuvo al mando de la CIA desde enero de 2017 y ha pasado por un delicado proceso de confirmación parlamentaria tras ser nominado por Trump a mediados de marzo.

Se enfrentó a la oposición de una mayoría de demócratas que denunciaba su actitud belicosa y declaraciones interpretadas como islamófobas y homófobas, y al ala ultraliberal republicana, que teme sus ambiciones intervencionistas.

El jueves, Trump calificó a Pompeo de "activo excepcional" para Estados Unidos en un "momento crítico".

Pompeo, que prometió dirigirse a su equipo tan pronto como regrese a Washington el martes, dijo el viernes, después de una reunión con funcionarios de su ministerio que trabajan en la OTAN, que estos "parecen tener la esperanza de ver que el departamento de Estado recupera su esplendor".

"Ser profesional, hacer diplomacia -diplomacia estadounidense- en todo el mundo, esa es mi misión", continuó.

Este sábado en Arabia Saudita, Pompeo debería mantener entrevistas en Riad con su homólogo saudita, Adel Al Jubeir, antes de una cena con el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán.

Como Trump y Pompeo, el príncipe saudita es un feroz opositor a Irán. Comenzó una intervención en Yemen contra los rebeldes hutíes que ha provocado casi 10.000 muertos desde 2015 y causado "la peor crisis humanitaria del mundo", según la ONU. Este conflicto ha tomado gradualmente un giro de "guerra de poder" entre la sunita Arabia Saudita y la chiíta Irán.

Trump también quiere ver a Riad hacer y gastar más para apoyar las operaciones antiyihadistas dirigidas por Washington en Siria y permitir que los soldados estadounidenses vuelvan pronto a casa.

Después de Arabia Saudita, Pompeo visitará Israel para conversaciones con el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y después Jordania, que comparte una larga frontera con Siria.