Siete meses después del inicio de la guerra en Ucrania, y frente a las dificultades que atravesaban las fuerzas militares rusas, el Presidente Vladimir Putin anunció en septiembre de 2022 la movilización parcial de la población, donde se esperaba que al menos 300.000 personas fueran llamadas para alistarse al ejército.

En este escenario se encontraba Denis Filatov, ciudadano ruso de 31 años que, en vista de la movilización y lo que eso supondría para sus planes de vida junto a su esposa, decidió escapar de Rusia, historia que relató en conversación con La Tercera.

Filatov, quien es programador en Java, vivía junto a su esposa en Moscú, cuando a mediados de septiembre, los medios rusos anunciaron que, en la noche del día 20 del mismo mes, el presidente realizaría un discurso referido al conflicto de Ucrania. Filatov, al igual que gran parte de la población, se encontraban a la espera de lo que iba a ocurrir, temiendo lo peor: “El ambiente era muy inquietante porque no esperábamos nada bueno”, afirmó.

La declaración nunca llegó. Se notificó que el anuncio se iba a retrasar, y que se reprogramaría para los próximos días, lo cual generó cierta incertidumbre, hasta que el 21 de septiembre, el Kremlin anunció la movilización parcial. Según el comunicado, no se movilizaría a toda la población, sino que solo a aquellos que cumplieran con ciertos criterios, como ser parte de la reserva y tener experiencia militar.

En esta foto, tomada de un video difundido por el Servicio de Prensa del Ministerio de Defensa ruso, el ministro de Defensa Sergei Shoigu habla durante una reunión en la oficina del Ministerio de Defensa de Rusia en Moscú, el miércoles 21 de septiembre de 2022. Foto: AP/Servicio de Prensa del Ministerio de Defensa de Rusia

Tras el anuncio, el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, afirmó que serían aproximadamente 300.000 las personas llamadas a las filas, de los cuales se registró en octubre unos 200.000 nuevos reclutas, según las cifras del Kremlin.

Sin embargo, tales criterios nunca aparecieron en el texto del decreto, lo que les permitía llamar a cualquier persona. Esto generó un mayor malestar y descontento en la sociedad rusa, que ya rechazaba desde antes la movilización, dejando una marca en la imagen pública de Putin y el Kremlin.

En este escenario, Filatov fue testigo de cómo se llevó a cabo un llamado masivo en todo el país, del cual apenas se podía escapar: “Las citaciones se entregaban en todas partes: en el metro, en los centros comerciales, en las entradas de las casas. Los empleados de las oficinas de alistamiento militar, acompañados por la policía, recorrían los apartamentos, se paraban cerca de las entradas de la estación de metro, los puestos especiales paraban a los coches”, declaró Filatov, quien apuntó a que el objetivo de las autoridades las citaciones a toda costa.

“Si una persona acudía (a la oficina de alistamiento militar), prácticamente no había vuelta atrás”, añadió.

Policías rusos detienen a un manifestante que protestaba contra la movilización en San Petersburgo, el sábado 24 de septiembre de 2022. Foto: AP

En ese momento, la esposa de Filatov tenía ya cinco meses de embarazo, donde la pareja tenía planes importantes, incluido un largo viaje al extranjero en el momento adecuado, pero la movilización significó un golpe para la familia, ya que existía el peligro de que el país cerrara sus fronteras para los hombres, sumado al riesgo de ser llamado a las filas de reclutamiento.

“Se destruirían todos nuestros planes. No podíamos permitir que eso ocurriera”, contó Filatov, quien en ese momento decidió que lo mejor para él y su familia era salir del país. Ese mismo día, el hombre compró pasajes de avión para volar hacia Turquía.

Durante su viaje para abandonar el país, Filatov relató que, después de tramitar cierta documentación para su viaje, tuvo que trasladarse exclusivamente en auto, ya que en el transporte público corría el alto riesgo de ser interceptado por la policía. Filatov se mantenía al tanto de la situación mediante Telegram y Youtube, mientras rezaba por no toparse con una comisaría móvil en medio de su trayecto.

“Nunca había sentido tanta paranoia que cuando salía a la calle. Probablemente así se sienten los delincuentes cuando se esconden de la policía” expresó Filatov, quien, a pesar de las adversidades y el constante peligro, logró viajar a Turquía.

“Pero yo no soy un criminal. Sólo soy un hombre cuya vida (las autoridades rusas) querían apuntalar en su oscilante trono capturado”, añadió.

Actualmente, Filatov se encuentra en Argentina, país al que logró viajar junto a su esposa en enero de este año, quienes se encuentran a la espera del nacimiento de su primer hijo.