No es la primera ni será la última vez que diplomáticos rusos deberán salir obligatoriamente de los países donde se encontraban prestando servicios. Pero Rusia se enfrentó ayer a la ola más grande de expulsiones de sus diplomáticos repartidos por buena parte de Occidente.
La decisión de Estados Unidos, junto a 16 naciones de la Unión Europea y otros cinco países, se convirtió en una contundente señal de apoyo a Reino Unido, que días atrás anunció la expulsión de 23 diplomáticos rusos de Londres. Estas medidas se perciben como un castigo a Moscú ante su presunta implicancia en el envenenamiento del ex espía ruso, Sergueï Skripal, y su hija, a inicios de marzo en la ciudad británica de Salisbury. El Kremlin ha señalado en reiteradas ocasiones que el gobierno ruso no tuvo ninguna responsabilidad en el ataque contra Skripal y su hija.
Sin embargo, para Occidente las palabras de Rusia no han sido suficientes, en un caso que ha tensionado aún más las complejas relaciones con el gobierno de Putin.