La entrada al pueblo de Ras al Ayn fue caótica: una larga hilera de autos y camiones repletos de personas y con maletas en los techos, huyeron este miércoles de esta localidad ubicada al norte de Siria. Esto, después de que Turquía pusiera en marcha su ofensiva militar en esa zona, mediante ataques aéreos y disparos con artillería pesada. Horas después, cuando ya era de madrugada, se dio inicio a una operación militar por tierra, aunque las fuerzas kurdas dijeron que lograron frenar esa incursión.
El Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, señaló que el ataque tenía como fin eliminar "el corredor del terror" a lo largo de su frontera sur. Turquía aspira a controlar en la frontera con Siria una franja adyacente de 32 kilómetros de ancho y 480 de largo, desde el Éufrates hasta Irak, un territorio hasta ahora dominado por las Unidades de Protección Popular (YPG), columna vertebral de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que son las fuerzas militares de los kurdos de Siria, a quienes Turquía acusa de terroristas por sus estrechos vínculos con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), grupo armado que atenta en Turquía desde 1983.
Los ataques pudieron concretarse luego que la Casa Blanca ordenara el lunes el retiro de sus fuerzas desde dos puestos de control. La decisión del Presidente Donald Trump, a la que se han opuesto férreamente políticos de ambos partidos en Estados Unidos, representó un cambio en la política de Washington en la región. Esto, debido a que con el retiro de los soldados norteamericanos, los combatientes kurdo-sirios -únicos aliados estadounidenses dentro de Siria en la guerra contra el Estado Islámico- quedan a la deriva.
Pero producto de las críticas que recibió, Trump cambió de postura y señaló este miércoles que la ofensiva turca era una "mala idea". "Le he dicho al Presidente Erdogan que haré mucho más que sanciones. Estoy de acuerdo con las sanciones, pero haré algo mucho más duro si actúa de forma inhumana con los kurdos", dijo.
A su vez, el secretario de Estado, Mike Pompeo, señaló que Estados Unidos no le había dado luz verde a Turquía para invadir Siria.
La televisión turca divulgó por la tarde un video de aviones de guerra despegando, disparos desde un obús y humo saliendo de pueblos sirios fronterizos. Diversos activistas y observadores señalaron que siete personas murieron producto de los ataques y decenas de personas se encontraban heridas.
Para Ryan Gingeras, experto en Turquía de la Escuela Naval de Postgrado, "la situación militar es muy fluida y no está claro cuán lejos las fuerzas turcas se van a adentrar en territorio sirio".
"Los kurdos van a responder. La interrogante es cuán exitosa o extendida será su respuesta. Es posible que las fuerzas kurdas carezcan de recursos para sostener una defensa exitosa en el norte de Siria. También es posible que la campaña turca pueda llevar al estallido de violencia en las áreas kurdas de la misma Turquía", explicó a La Tercera. Gingeras agregó que se puede suponer que "las consecuencias de esta campaña serán nefastas".
Uno de los temas que provoca preocupación en la comunidad internacional es lo que ocurrirá con los miembros del Estado Islámico y sus familiares que están detenidos por los kurdos. The Washington Post dijo que el Ejército estadounidense no tiene planes de intervenir si las fuerzas kurdas abandonan las más de 20 prisiones donde se encuentran los yihadistas. "Es probable que el Estado Islámico tome ventaja de las acciones de Turquía. Dependiendo de cuán grande sea la campaña es posible que el norte de Siria sea inestable por algún tiempo. Es probable, también, que se produzca otra crisis de refugiados", concluyó Gingeras.