En el mercado Moonlight, visitado por nuestra corresponsal en Bangkok, Carol Isoux, cerca del río Chao Praya, en Bangkok, Nichapat se ocupa de su puesto de verduras. Desde hace varios días, el calor, habitual en esta época del año, se ha vuelto realmente insoportable. Esto dificulta su trabajo y amenaza también sus ingresos y los de su familia:
“Hace tanto caloooor... Nunca hemos tenido nada igual. Llega a 42, 43, 44 grados en Bangkok y en las provincias, es una locura... Como resultado, mis verduras se pudren más rápido, intento rociarlas con agua, pero eso también puede dañarlas. Así que perdemos dinero”, cuenta a RFI.
Aunque el calor afecta a todo el mundo, golpea con más fuerza a los más vulnerables, como los ancianos que padecen enfermedades crónicas, y a los más pobres, que no tienen acceso al aire acondicionado y a menudo tienen que pasar largas horas al aire libre: vendedores ambulantes, conductores de mototaxis, etc.
En el campo, la ola de calor y la sequía amenazan las cosechas y los ingresos de los agricultores. En las ciudades, el consumo récord de electricidad debido al aire acondicionado está aliviando a las clases medias... al tiempo que contribuye al aumento de las temperaturas exteriores.
Escuelas cerradas en Bangladesh
En Bangladesh, donde viven 171 millones de personas, el calor extremo se ha cobrado varias vidas desde abril, informa nuestro corresponsal en Bangalore, Côme Bastin. Y las escuelas han cerrado.
La orden dictada por los jueces del Tribunal Superior afecta a todas las escuelas primarias y religiosas, y estará vigente hasta el jueves. Tras permanecer cerradas toda la semana anterior, reabrieron el domingo, pero varios alumnos y un profesor se descompusieron.
Las temperaturas superan los 43 grados en algunos lugares, y las autoridades de todo el país aconsejan a la población que permanezca en sus casas. Los residentes describen el sol como abrasador y algunos trabajadores se están adaptando trabajando en turnos de noche.
Según los servicios meteorológicos, las temperaturas máximas medias en la capital, Dhaka, son entre cuatro y cinco grados más altas de lo normal. El meteorólogo Muhammad Abul Kalam Mallik declaró a la AFP que Bangladesh se enfrentaba a la peor ola de calor jamás medida. Al menos siete personas han muerto desde principios de abril.
Los meteorólogos coinciden en que, con el calentamiento global y la urbanización, estas olas de calor van a aumentar. Los bangladesíes también sufren periódicamente potentes ciclones e inundaciones más frecuentes e intensas.