Por segundo día consecutivo, grupos vinculados a una organización criminal y al narcotráfico que domina los presidios de Rio Grande do Norte realizaron ataques en ciudades de ese estado del nordeste de Brasil. Al menos seis municipios registraron escenas de violencia este miércoles, según el catastro efectuado por el portal G1, y el total llega a 24 municipios desde que comenzaron las acciones delictivas, en la madrugada del martes. Debido a la gravedad de los incidentes, agentes federales de la Fuerza Nacional de Seguridad fueron enviados a la zona por el gobierno del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El epicentro de las agresiones fue la capital del estado, Natal, uno de los puntos turísticos de playa de Brasil. Pocos buses circulaban la mañana de este miércoles en la ciudad, mientras escuelas y universidades permanecían cerradas a raíz de la ola de violencia, que, según la Secretaría de Seguridad regional, obedece a órdenes de los “capos” de la organización llamada Sindicato del Crimen, consignó el diario La Nación. Muchos comercios decidieron no abrir ante el llamado “toque de queda” declarado por las bandas narcos.
Imágenes difundidas por redes sociales y medios locales mostraron buses, camiones y otros automóviles en llamas, y patrullas policiales con orificios de balas. La popular playa de Pipa también fue blanco de los ataques: delincuentes dispararon a mansalva contra una comisaría e intentaron incendiar el lugar.
En la madrugada de este miércoles, un hombre de 29 años señalado por la policía como uno de los responsables de organizar los ataques murió tras un enfrentamiento con la policía en João Pessoa, en el vecino estado de Paraíba. Según la policía, José Wilson da Silva era uno de los integrantes de la facción que estaba libre. También se informó que dos personas víctimas de asaltos fueron baleadas por delincuentes.
La Secretaría de Seguridad de Río Grande do Norte informó que 28 sospechosos fueron arrestados mientras los cabecillas de la rebelión fueron trasladados a cárceles de otros estados, pero no se informó a cuáles. Además, se confiscaron cinco armas de fuego, 18 artefactos explosivos, tres galones de gasolina, cuatro bicicletas, un auto, sumas de dinero y drogas.
Ante este escenario, la gobernadora de Rio Grande do Norte, Fátima Bezerra, del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), solicitó el apoyo de elementos de la Fuerza Nacional de Seguridad al ministro de Justicia y Seguridad Pública, Flávio Dino. “Quiero declarar el repudio a los inaceptables actos de violencia ocurridos y declarar que se está trabajando para que los criminales sean presos, juzgados y castigados con todo el rigor de la ley”, dijo Bezerra.
A través de Twitter, Dino detalló que fueron enviados “220 policías (federales) para auxiliar a las fuerzas del estado”, y que ese número podrá ampliarse “hasta la cantidad que se considere necesaria”. Según G1, en la madrugada de este miércoles llegaron a Rio Grande do Norte 100 hombres de la Fuerza Nacional para reforzar la seguridad. La ciudad sede de la operación será Natal y las fuerzas deben actuar en acciones de emergencia en los próximos 30 días, agregó el portal Poder360.
De acuerdo con información difundida por el diario O Globo, Bezerra dijo este miércoles que el número de ciudades atacadas se había reducido, pero que los episodios, sin embargo, continuaban ocurriendo en el estado. “Esto también se debe a los cierres, que culminan en detenciones. Estamos trabajando las 24 horas del día, como es nuestro deber. Todavía no es posible garantizar la normalidad en su totalidad, pero la violencia está disminuyendo”, aseguró la gobernadora.
Las autoridades estaduales afirman que los ataques fueron una represalia por las acciones de combate al tráfico y al crimen organizado. “Creemos que, con actuaciones policiales anteriores, hace 15 días, donde hubo un enfrentamiento de la seguridad pública en relación a los infractores, donde se incautó gran cantidad de droga y armas, esto perturbó la delincuencia para enfrentar al sistema de seguridad pública”, dijo el martes el secretario de Seguridad Pública y Defensa Social de Rio Grande do Norte, Francisco Canindé de Araújo, citado por BBC Brasil.
Araújo afirmó luego al portal UOL que la muerte de líderes de organizaciones criminales en enfrentamiento con la policía pudo haber motivado los ataques.
La violencia es “una reacción del llamado crimen organizado a las medidas firmes y asertivas que el gobierno de Rio Grande do Norte ha adoptado en el control del sistema de prisiones para enfrentar la criminalidad y la violencia”, comentó la gobernadora Bezerra en una entrevista el martes a CNN.
La orden de la ola de violencia provino, según la prensa local, de un cabecilla narco detenido en la cárcel de Alcacuz, quien fue transferido en represalia a un presidio federal. Fuentes del Ministerio Público y fuerzas de seguridad vinculadas a la inteligencia del estado aseguran que los líderes de los grupos narcos presos están presionando por respuestas a sus demandas de beneficios carcelarios.
Los presos demandan mejores condiciones en los presidios, como televisores y visitas íntimas, afirmó Francisco Canindé de Araújo, en una entrevista con UOL. “Existe una serie de derechos que no son cumplidos”, indicó, destacando el caso de presos de baja peligrosidad que hace cinco años no reciben visitas íntimas.
El Mecanismo Nacional de Prevención y Combate a la Tortura (MNPCT), una agencia federal para prevenir la violencia en las cárceles, denunció condiciones de detención “inhumanas y degradantes” en los establecimientos penitenciarios de Rio Grande do Norte. En particular, señaló casos de tortura y comida en mal estado, según G1.
Rio Grande do Norte es uno de los estados más violentos de Brasil, según el Atlas de la Violencia, un informe anual producido por el Instituto de Investigación Económica Aplicada en colaboración con el Foro Brasileño de Seguridad Pública. En 2019, de acuerdo con los datos más recientes, Rio Grande do Norte tuvo la segunda tasa más alta de muertes por armas de fuego del país, la séptima tasa más alta de homicidios y la décima tasa más alta de muertes violentas por causas indeterminadas, consignó BBC Brasil.
Paulo Afonso Velasco Júnior, politólogo de la Universidad del estado de Río de Janeiro, confirma ese diagnóstico. “Lo que vemos en Rio Grande do Norte ya ha pasado en años recientes, tuvimos algo muy parecido en 2019″, comentó a La Tercera.
“Hay un volumen muy significativo de crimen organizado ahí en ese estado, de narcotraficantes. Todo eso creció mucho y empeoró demasiado después de que empezó a haber vuelos directos de Natal a Europa. Eso hizo que la ciudad y el estado se transformaran en un centro importante para la exportación de drogas para Europa. Ahora lo que vemos es una guerra urbana, están reaccionando contra las medidas de la policía que ha intentado contenerlos. Las órdenes han partido desde dentro de las prisiones en el estado para que hubiera este tipo de reacción”, aseguró el experto.