El socialdemócrata Olaf Scholz fue elegido ayer por el Bundestag como nuevo canciller de Alemania, poniendo fin a los 16 años de la era de Angela Merkel y encabezando un gobierno de coalición con el Partido Verde y los neoliberales Demócratas Libres.
La dirigenta conservadora, que por solo nueve días no batió el récord de longevidad en el poder de Helmut Kohl, acogió a su sucesor en la Cancillería y le pidió que “trabajara por el bien de Alemania”. Scholz, por su parte, le rindió homenaje por “todo lo que había hecho” por el país y prometió un “nuevo comienzo”.
El socialdemócrata de 63 años recibió 395 votos a favor de los 736 diputados del Bundestag, 21 votos menos que los 416 escaños que tienen los tres partidos de la coalición, aunque varios políticos estuvieron ausentes de la votación por enfermedad.
Scholz está apoyado por los Verdes (118 escaños) y los liberales del FDP (92), que forman la nueva coalición en el poder. Su partido Socialdemócrata ganó las legislativas de septiembre con 206 escaños contra 197 de los conservadores Unión Demócrata Cristiana hasta ahora en el poder.
Con una corbata roja burdeos, el político socialdemócrata se quitó la mascarilla negra para aceptar el voto. Entre aplausos, los delegados felicitaron a Scholz con puños, apretones de manos y flores. Uno le dio una canasta de manzanas rojas.
Después de la votación, Scholz se dirigió a la residencia del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, en el Palacio de Bellevue, para ser nombrado formalmente. Ya al mediodía estaba de regreso en el Bundestag para prestar juramento. El nuevo canciller, quien se crió en una casa protestante, pero luego optó por dejar la Iglesia, se negó a pronunciar la última línea opcional del juramento: “Entonces, ayúdame Dios”.
Los invitados que presenciaron la ceremonia desde la galería de visitantes incluyeron al excanciller Gerhard Schröder, la esposa de Scholz, Britta Ernst, sus padres, Gerhard y Christel Scholz, y sus hermanos Jens e Ingo.
Scholz tomará las riendas de un gobierno compuesto por primera vez en Alemania por igual número de hombres y mujeres. También por primera vez desde los años 1950 habrá tres partidos en el gabinete alemán.
Además, las mujeres ocuparán por primera vez los ministerios de Interior y Exterior de Alemania, con la política verde Annalena Baerbock en el primero y la socialdemócrata Nancy Faeser en el segundo. El Ministerio de Defensa estará a cargo de Christine Lambrecht, la tercera mujer consecutiva en el cargo.
El ministro de Agricultura, Cem Özdemir, del Partido Verde, será el primer ministro de la república federal con raíces turcas.
Cuando se mencionó al nuevo ministro de Salud, Karl Lauterbach, se escucharon aplausos y vítores más fuertes, dice The Guardian.
El epidemiólogo, graduado de Harvard, ha sido un pilar del debate del panel de televisión durante la pandemia, dice el periódico. Se ha convertido en una suerte de figura de odio para los escépticos antivacunas y contrarios a los confinamientos en Alemania, pero muchos querían que fuera nombrado, porque consideraban que era el más calificado para el trabajo en el Ministerio de salud.
Merkel entregará el miércoles formalmente sus oficinas de la Cancillería, en el centro de Berlín, a Scholz y su equipo. El edificio cuboide frente al Parlamento, apodado la “lavadora federal”, ha sido la sede de los líderes alemanes desde 2001, lo que convierte a Scholz en el tercer canciller en gobernar desde sus instalaciones.
Se espera que el nuevo jefe de gobierno de Alemania haga su primer viaje al extranjero mañana, cuando también asistirá a la “cumbre por la democracia” organizada por el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a través de un enlace de video. Durante la campaña electoral de septiembre, Scholz había declarado que seguiría el ejemplo de Merkel y haría su primer viaje al extranjero a París.
Desafíos
En un perfil realizado por la revista The Economist se destaca su temperamento tranquilo y también su credibilidad “Él solo promete cosas que puede lograr”, dijo a la publicación Dorothee Martin, una diputada del SPD de Hamburgo que conoció a Scholz hace más de una década. “Esta es la diferencia entre él y otros políticos”, añadió.
Durante la campaña para las elecciones, redujo su oferta a un puñado de propuestas modestas, todas las cuales llegaron al acuerdo de coalición como aumentar el salario mínimo de Alemania, mantener la pensión estatal y construir 400.000 viviendas al año.
Otros han elogiado su ética de trabajo y el pragmatismo del nuevo canciller. Scholz lee mucho y se rodea de gente inteligente, dice The Economist. Últimamente se ha sumergido en el trabajo de Michael Sandel, un teórico estaodunidense.
La recién estrenada coalición deberá hacer frente a la peor crisis sanitaria desde la aparición del Covid-19, con los hospitales bajo fuerte presión. Scholz tendrá la “gran responsabilidad” de luchar contra la pandemia, dijo el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier.
“No dejemos que la pandemia nos divida”, insistió el mandatario, en un contexto de movilización, especialmente de la extrema derecha, contra las restricciones sanitarias.
Ante una tasa de vacunación muy inferior a la de países como España, Dinamarca y Bélgica, el nuevo canciller ha abogado por la vacunación obligatoria para todos, algo que podría aplicarse desde febrero o marzo. Pero incluso aquellos que están dispuestos a recibir la dosis se enfrentan a obstáculos: todos los días se forman largas colas fuera de los centros de vacunación y los consultorios médicos se han quejado de la escasez de vacunas.
Mientras tanto, las tensiones sociales van en aumento: la semana pasada, los manifestantes antirrestricciones realizaron un desfile de antorchas frente a la casa de un ministro de salud regional, una protesta ampliamente condenada por los políticos en Berlín, señaló el diario Financial Times.
El nuevo canciller también deberá lidiar con una situación económica desfavorable, lastrada por un crecimiento menor del anunciado y el retorno de la inflación, que alcanzó el 6% el mes pasado , su nivel más alto desde principios de la década de 1990. Los expertos ahora creen que Alemania podría tardar más en volver a los niveles de crecimiento económico prepandémicos que la eurozona en general.
Los grupos empresariales también temen que las nuevas y duras restricciones impuestas a los no vacunados, introducidas el mes pasado, puedan reprimir la actividad de los consumidores en el período previo a la Navidad.
Según el diario Financial Times, en ninguna parte se evidencian tan claramente las ambiciones del nuevo gobierno como en su plan para combatir el cambio climático. En ese sentido, quiere aumentar enormemente la capacidad de energías renovables, salir de la energía del carbón para 2030, ocho años antes de lo planeado originalmente; eliminar gradualmente los automóviles de gasolina y diésel y tener 15 millones de vehículos eléctricos en las carreteras de Alemania para fines de la década.
Pero algunos expertos han cuestionado cómo el país podrá mantener las luces encendidas una vez que todas sus centrales nucleares y de carbón estén cerradas. Tendrá que construir miles de nuevas turbinas eólicas y paneles solares, nuevas redes eléctricas extensas y una franja de centrales eléctricas de gas.
De hecho, dice el diario, se habla de una “brecha de electricidad” que se avecina, con los consumidores industriales y residenciales enfrentando un potencial déficit de energía y precios en aumento. El nuevo gobierno tendrá que descubrir cómo cerrar esta brecha y lograr sus objetivos ecológicos sin poner en peligro la economía impulsada por las exportaciones de Alemania.