Este martes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamado urgente sobre la situación en la Franja de Gaza, anunciando una inminente “catástrofe de salud pública” como consecuencia de la guerra entre Hamas e Israel. Las operaciones terrestres de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) iniciadas la semana pasada y los numerosos ataques aéreos en territorio controlado por las milicias del Movimiento de Resistencia Islámica también amenazan con aumentar el riesgo de muerte infantil.

A través del portavoz de la OMS, Christian Lindmeier, el organismo perteneciente a la Organización de Naciones Unidas (ONU) alertó que los bajos niveles de agua disponibles en la Franja de Gaza, los incesantes bombardeos –que, durante el lunes, se dieron de manera ininterrumpida por una hora, reportó la cadena Al Jazeera– que destruyen la infraestructura local, el hacinamiento provocado por estos y los masivos desplazamientos forzados de personas son el caldo de cultivo para la muerte de civiles no relacionados directamente con la guerra.

Un palestino herido en ataques israelíes junto a los cuerpos de sus familiares muertos en los ataques, en el Hospital Shuhada Al-Aqsa, en el centro de la Franja de Gaza, el 31 de octubre de 2023. Foto: Reuters

“Es una catástrofe de salud pública inminente que se cierne con el desplazamiento masivo, el hacinamiento y los daños a las infraestructuras de agua y saneamiento”, dijo Lindmeier, según consignó la agencia Reuters.

Un periodista le consultó durante la conferencia de prensa si los gazatíes estaban muriendo por los efectos derivados de los bombardeos, a lo que el portavoz declaró que, “de hecho, lo están”.

La postura fue secundada el lunes por Philippe Lazzarini, el comisario general del Organismo de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (UNRWA, por sus siglas en inglés), quien planteó ante el Consejo de Seguridad de la ONU que el “bombardeo implacable” en Gaza ha provocado una destrucción “sin precedentes” en el lugar.

“Ahora, los civiles que permanecen en el norte están recibiendo avisos de evacuación de las fuerzas israelíes, instándoles a dirigirse al sur para recibir la escasa ayuda humanitaria. Pero muchos, entre ellos mujeres embarazadas, personas con discapacidad, enfermos y heridos, no pueden desplazarse”, consignó Al Jazeera. “Lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo es un desplazamiento forzoso”, agregó.

En la misma línea, el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC, en inglés) señaló que “los hospitales están al borde del colapso. Los pasillos de los hospitales están llenos de heridos y desplazados”.

La propia OMS realizó un reclamo el lunes mediante Rick Brennan, director regional de emergencias de la Organización Mundial de la Salud, quien criticó que dos hospitales del norte de Gaza, Shifa y Al Quds, no han podido ser reabastecidos debido a la peligrosidad que conlleva.

“Es un desastre sobre otro desastre. Las necesidades sanitarias se disparan y nuestra capacidad para satisfacerlas disminuye rápidamente”, dijo según Al Jazeera, agregando que solo un cese al fuego permitiría una operación humanitaria de mayor envergadura. Se estima que un tercio de los hospitales y el 71% de las clínicas no funcionan en Gaza de momento, añadió.

El siempre latente riesgo de una regionalización del conflicto se asomó el lunes, luego que Turquía denunciara un ataque israelí contra el Hospital de la Amistad Turco-Palestina de Gaza. Mediante un comunicado, el gobierno de Recep Tayyip Erdogan aseguró que el Ministerio de Asuntos Exteriores había compartido previamente toda la “información necesaria, incluidas las coordenadas de la institución en cuestión”, previo al bombardeo, por lo que “no hay explicación” para el ataque.

“El asedio y estos ataques inhumanos, cuyo objetivo es privar al pueblo palestino de Gaza de sus derechos más básicos, violan claramente el derecho internacional”, agregaron en el documento.

La guerra en Medio Oriente, iniciada el 7 de octubre tras el ataque sorpresa de Hamas en la frontera suroeste de Israel, luego de que violaran numerosos puntos de la frontera en la Franja de Gaza, ha provocado un constante aumento en las cifras de muertos. Dicho ataque dejó un saldo de más de 240 secuestrados y cobró la vida de 1.400 israelíes, el más letal en años. El diario The Jerusalem Post consignó que 826 de ellos han sido identificados, según dijo este martes un portavoz del gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.

Familiares dejan flores y coronas de flores en las tumbas de Lili Itamari, de 63 años, y Ram Itamari, de 56, una pareja del kibutz Kfar Aza que murieron en la infiltración de Hamas. Foto: Reuters

Pero la respuesta fue aun más sangrienta. Según las autoridades sanitarias de Gaza, más de 8.500 palestinos han muerto desde que se iniciaron los ataques israelíes en el enclave de Hamas, muchos de ellos civiles y niños. Catherine Russell, directora ejecutiva del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF, en inglés), señaló que cada día mueren o resultan heridos más de 420 niños en la Franja de Gaza.

“El verdadero costo de esta última escalada se medirá en vidas de niños”, planteó ante el Consejo de Seguridad de la ONU. “En Cisjordania, incluido Jerusalén Este, han muerto al menos 37 niños. Según los informes, más de 30 niños israelíes han fallecido, mientras que al menos 20 niños permanecen como rehenes en la Franja de Gaza, sin que se conozca su destino”, agregó. “La situación empeora cada hora (…), y sin el fin de las hostilidades, temo por el destino de los niños de la región”.

La actual fase de bombardeos y ataques terrestres ha tenido como consecuencia la imposibilidad de ingresar agua a Gaza, punto crucial considerando que la producción de agua en la zona es del 5% de los niveles normales, señaló James Elder, portavoz de UNICEF. Esto, advirtió, podría aumentar aun más el riesgo de muerte infantil, esta vez por deshidratación, informó Reuters.

“Así pues, la muerte de niños por deshidratación, sobre todo de lactantes, es una amenaza creciente”, aseveró, para luego añadir que los menores están enfermando por tomar agua salada. Hay cerca de 940 niños desaparecidos actualmente, y se cree que varios de ellos están bajo los escombros de los edificios destruidos.

Pero la situación se agravó el lunes, luego de que la oficina humanitaria de la ONU informara que durante el día se interrumpió el suministro de agua en la zona sur de Gaza “por razones desconocidas”.

Niños palestinos desplazados, que huyeron de sus casas en medio de los ataques israelíes, se refugian en un campamento de tiendas de campaña en un centro gestionado por las Naciones Unidas, el 24 de octubre. Foto: Reuters

Es por eso que Christian Lindmeier pidió que se permita la entrada de combustible a Gaza, lo que podría permitir el funcionamiento de una planta desalinizadora. Sin embargo, Israel se niega a permitir la entrada de combustible, alegando que este podría ser luego utilizado con fines militares por Hamas.

Fue el propio Netanyahu quien se negó a un alto al fuego, alegando que ello es un sinónimo de una rendición. “Israel no aceptará un cese de hostilidades tras los horribles atentados del 7 de octubre”, aseguró el lunes ante la prensa extranjera. Según The Times of Israel, el primer ministro israelí planteó que “los llamados a un alto el fuego son una invitación a que Israel se rinda a Hamas, a que se rinda al terror, a que se rinda a la barbarie. Eso no sucederá. Señoras y señores, la Biblia dice que hay un tiempo para la paz y un tiempo para la guerra. Este es tiempo de guerra”.

Las palabras del líder israelí fueron respaldadas, en parte, por Estados Unidos. Washington dijo, a través del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, que no creían que un alto al fuego sea “la respuesta correcta”. Durante una sesión informativa en la Casa Blanca, el funcionario norteamericano afirmó que “un alto el fuego ahora mismo beneficia a Hamas, y serían ellos los únicos que saldrían ganando”.