Naciones Unidas advirtió el jueves de una nueva amenaza a la seguridad alimentaria mundial y señaló que Rusia está limitando el número de barcos que tienen permitido recoger cereales ucranianos en los puertos del mar Negro como parte de su campaña para obligar a Kiev a abrir un ducto para que un ingrediente clave de los fertilizantes llegue a los mercados mundiales.

El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, expresó una profunda preocupación al hecho de que apenas zarparon 33 barcos de los puertos ucranianos durante mayo, la mitad de los registrados en abril, y que las exportaciones de cereales y otros productos alimenticios totalizaron apenas 1,3 toneladas el mes pasado, menos de la mitad del mes anterior.

Añadió que Rusia informó al centro ubicado en Estambul que se encarga de coordinar la llegada, salida e inspección de los barcos participantes en la Iniciativa de Granos del Mar Negro “de su decisión de limitar los registros en el puerto de Yuzhne mientras no se exporte amoniaco, y actualmente no se exporta”.

El amoniaco es un ingrediente clave para la elaboración de fertilizante y Moscú quiere que Ucrania abra un ducto que va desde la ciudad rusa de Togliatti al puerto ucraniano de Odesa, el cual se utilizaba antes de la guerra para enviar amoniaco a sus clientes en distintas partes del mundo.

Turquía y la ONU mediaron la iniciativa con Rusia y Ucrania en julio pasado, abriendo una ruta para la exportación de granos ucranianos desde tres de sus principales puertos en el mar Negro: Odesa, Chernomorsk y Yuzhne.

En un memorándum por separado, Naciones Unidas dijo que trabajaría para superar los obstáculos a los envíos de alimentos y fertilizantes rusos, algo en lo que la directora de comercio de la ONU, Rebeca Grynspan, ha trabajado durante meses, pero Moscú ha criticado la falta de resultados.

Con el fin de poner de manifiesto la falta de exportación de sus fertilizantes, Rusia eligió en marzo pasado renovar de forma unilateral el acuerdo de cereales por 60 días en lugar de los 120 establecidos en el pacto. Y en un nuevo ejemplo de maniobras arriesgadas, Moscú acordó una nueva prórroga por dos meses el 17 de mayo, justo antes de que expirara el trato.

Tras el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, uno de los principales graneros del mundo, los precios mundiales de los alimentos se dispararon, afectando especialmente a los países más pobres.

Después de los acuerdos de julio, los precios de los alimentos empezaron a bajar, pero Dujarric advirtió que “los epicentros mundiales de hambruna están aumentando y el espectro de la inflación alimentaria y la inestabilidad de los mercados acecha a todos los países”.