La ONU anunció este jueves el envío de un nuevo convoy para rescatar a los civiles de la acería Azovstal, último foco de la resistencia ucraniana en Mariupol, pese a que Ucrania acusa a Rusia de no haber respetado una tregua unilateral que había prometido para facilitar la evacuación.
“Todavía tenemos que evacuar civiles de allí, mujeres y niños. Solo imaginen (...) más de dos meses de bombardeo constante y muerte constante”, dijo el presidente ucraniano Volodimir Zelenski en su cotidiano discurso vespertino.
Las informaciones sobre la acería en esta ciudad portuaria, objetivo clave de la ofensiva de Moscú para unir las zonas bajo su control en el este y el sur de Ucrania, son contradictorias.
El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que “sigue dispuesto” a garantizar una evacuación “segura” de los civiles, pero instó a Kiev a ordenar a los milicianos que siguen en la planta que “depongan las armas”.
El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, afirmó que los corredores humanitarios “están funcionando” para evacuar a los civiles guarecidos en los kilométricos túneles de la acería, que según las autoridades locales serían unos 200.
Peskov también aseguró que el ejército ruso estaba respetando el alto el fuego, que según el anuncio oficial debería durar tres días.
Pero un alto consejero de la presidencia ucraniana, Olexiy Arestovich, indicó que los rusos que entraron en el complejo fueron repelidos, sin dar mayores detalles, alegando que las informaciones de que disponía eran contradictorias.
El subcomandante del batallón ucraniano Azov, Sviatoslav Palamar, dio parte en un video de “sangrientos combates” y acusó a las tropas rusas de “violar su promesa de tregua”.
Pese a las incertidumbres sobre la situación, la ONU anunció que un convoy de vehículos se dirigía a Azovstal, a donde debería llegar el viernes por la mañana, para proceder a la evacuación.
Planes de Putin contrariados por Occidente
La conquista total de Mariupol, tras dos meses de asedio y bombardeos, sería una victoria importante para Rusia de cara al 9 de mayo, cuando Moscú celebra con un desfile militar la victoria sobre la Alemania nazi en 1945.
Los ucranianos temen que los rusos quieran organizar una marcha de la victoria en este estratégico puerto al sur del Donbás, una región ya ampliamente controlada por los separatistas prorrusos.
El portavoz del Kremlin admitió que la ayuda de las potencias occidentales a Ucrania “no permite concluir rápidamente la operación” militar, que se inició el 24 de febrero, dejando miles de muertos y forzando a millones de ucranianos a huir de sus hogares.
Pero, agregó Peskov, esa asistencia extranjera “no tiene la capacidad de impedir” que Rusia cumpla sus objetivos en la exrepública soviética, que tiene un gobierno prooccidental.
Hasta ahora, Moscú sólo puede reivindicar el control total de una ciudad ucraniana de envergadura, Jersón, en el sur.