El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió este lunes al ejército birmano, que derrocó al gobierno civil de Aung San Suu Kyi, que “detenga la represión inmediatamente” y libere a los prisioneros.
En su discurso anual ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDH), el secretario general de Naciones Unidas solo nombró a un país: Myanmar.
“Pido hoy al ejército de Myanmar (exBirmania) que detenga la represión inmediatamente, libere a los prisioneros, ponga fin a la violencia, y respete los derechos humanos y la voluntad del pueblo expresada en las recientes elecciones”, exigió António Guterres en un video grabado y difundido en la apertura de la 46ª sesión del CDH.
“Los golpes de estado no tienen cabida en nuestro mundo moderno”, insistió.
La junta, sin embargo, ha hecho caso omiso de las múltiples condenas internacionales.
Incluso subió el tono tras un fin de semana de violencia, advirtiendo a los manifestantes que estaban arriesgándose a morir, lo que no les disuadió de salir a las calles este lunes.
“Estamos asistiendo al debilitamiento de la democracia, el uso de la fuerza bruta, las detenciones arbitrarias y la represión en todas sus manifestaciones. A restricciones del espacio cívico. A ataques a la sociedad civil”, lamentó António Guterres ante la CDH.
Asimismo, señaló las “graves violaciones contra las minorías de las que nadie rinde cuentas, como en el caso de lo que, con razón, se ha dado en llamar limpieza étnica de la población rohinyá”
“Y la lista continúa”, insistió, advirtiendo que “todo confluye en una tormenta perfecta de agitación”.
El responsable expresó su “pleno apoyo al pueblo de Myanmar en su búsqueda de la democracia, la paz, los derechos humanos y el Estado de derecho”.
El 12 de febrero, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó una resolución en la que pedía la liberación inmediata de Aung San Suu Kyi. China y Rusia, apoyos tradicionales del ejército birmano, se distanciaron del consenso después de que el texto fuera aprobado.
En Bruselas, los ministros de Exteriores de la UE analizan si adoptaban sanciones, después de que Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá tomaran decisiones en ese sentido.