El portavoz de la Secretaría General de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, ha expresado el jueves su preocupación por el incendio de una aldea de la región de Magway, en el centro de Myanmar, provocado por militares del Ejército del país que se saldó con al menos dos muertos.
Dujarric mencionó que estas informaciones “recuerdan a la quema sistemática de aldeas en el norte del estado de Rajine, que provocó el dramático éxodo de la minoría musulmana rohingya” y, asimismo, ha condenado “enérgicamente la continua represión por parte de las tropas de la junta militar contra los civiles”.
Por otro lado, ha informado de que han sido halladas dos fosas comunes en el municipio de Myawaddy, en el estado de Kayin, que contenían los restos de 25 personas.
Este viernes está prevista una reunión privada del Consejo de Seguridad sobre Myanmar y, tras esta, la enviada especial de Naciones Unidas en el país, Christine Schraner Burgener, informará a la prensa sobre el encuentro.
Respecto a una resolución de la Asamblea General, Dujarric expresó que “espera que la comunidad internacional siga hablando con una sola voz”, sin embargo, no se ha adelantado a detallar algunas de las posibles sanciones que esperan contra la junta militar.
En los últimos días se han intensificado los enfrentamientos en la región de Magway, y el mismo martes se produjo un intercambio de disparos entre los militares y civiles opositores que ha dejado unos 15 soldados muertos y un civil herido.
Myanmar se encuentra sumido en una grave crisis desde la asonada del 1 de febrero que puso a la junta militar en el poder. Según datos de la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP), al menos 863 personas han muerto y más de 6.000 han sido arrestadas en el marco de las protestas que han seguido al golpe militar.