Setenta años después de su creación para contrarrestar el poder de la Unión Soviética, Rusia ha vuelto a convertirse en la prioridad en la agenda de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Aunque la histórica alianza militar enfrenta otro problema más inesperado: las críticas del Presidente estadounidense.
Tras cuestionar en varias ocasiones a los 29 miembros de la Alianza Atlántica por no gastar el dinero suficiente en defensa, Donald Trump manifestó el año pasado incluso su deseo de retirar a su país del organismo. En enero el mandatario deslizó que los aliados de EE.UU. se aprovechaban, desde hacía décadas, del paraguas de seguridad del Pentágono y que su tarea era poner fin a esa situación. "No podemos ser considerados tontos", dijo.
Para hacer frente a los cuestionamientos de Washington, la OTAN lanzó una operación que busca seducir a Trump en el 70° aniversario de la Alianza Atlántica. Dentro de esa estrategia se enmarcaría la reunión que el secretario general de la organización, el noruego Jens Stoltenberg, sostendrá hoy con el mandatario en la Casa Blanca.
"La fortaleza de la OTAN es que, a pesar de estas diferencias, siempre hemos podido unirnos alrededor de nuestras tareas centrales. Eso es proteger y defendernos entre nosotros", dijo Stoltenberg en Bruselas antes de viajar a Estados Unidos.
Mañana el secretario general de la OTAN intervendrá ante una sesión conjunta de las dos Cámaras del Congreso estadounidense, una deferencia que desde 2017 solo se ha tenido una vez con un líder extranjero, el Presidente francés Emmanuel Macron. La visita de Stoltenberg se coronará con una cumbre a nivel ministerial, el jueves, para conmemorar la firma del Tratado de Washington un 4 de abril de 1949, acto fundacional de la OTAN. Pero, según destaca el diario El País, a la cita asistirán los ministros de RR.EE. de los países miembros, un rango que rebaja el alcance de los actos de conmemoración en un momento en que la relación de los aliados europeos con EE.UU. se encuentra en un estado delicado.
"Trump tiene una visión mercantilista de la política internacional. No está interesado en los valores compartidos de la OTAN, ni en la importancia estratégica de la OTAN. Lo único que cuenta para él es la pregunta: ¿cuánto nos cuesta y cuáles son los beneficios económicos? Ha concluido que el balance para EE.UU. es negativo", dice a La Tercera Marcel H. Van Herpen, director de la Fundación Cicero, un think tank dedicado a temas de integración europea.
Pero, según Van Herpen, Trump tiene razón en un punto. "Esa es su crítica de que la mayoría de los aliados europeos no han cumplido su promesa de gastar el 2% de su PIB en defensa", señala. En marzo, en una conferencia en Bruselas, Stoltenberg aseguró que "en 2014, solo tres aliados gastaban el 2% del PIB en defensa", pero "en 2018, siete aliados cumplieron ese objetivo".
Además del tema del gasto en defensa, el resurgimiento del poder ruso será otro de los temas centrales de la cita de los cancilleres de la OTAN en Washington. Al respecto, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, dijo en una comparecencia en el Congreso que espera que los países puedan "anunciar otra serie de acciones" comunes "para contrarrestar lo que Rusia está haciendo en Crimea", la península ucraniana anexada en 2014 por Moscú.
"Desde las guerras de agresión rusas en Georgia y Ucrania queda claro que (...) sólo la OTAN es capaz de disuadir a Rusia", comenta Van Herpen, autor del libro Las Guerras de Putin: el ascenso del nuevo imperialismo de Rusia. "Paradójicamente, Putin es responsable de 'revitalizar' a la OTAN por su agresiva política exterior", agrega el experto holandés.
De los 12 países fundadores, la OTAN pasó, en 2017, a contar a 29 miembros con la entrada de Montenegro. Sin citar explícitamente a Rusia, Stoltenberg dijo en marzo que la ampliación de la Alianza Atlántica "no es una provocación" y tendió la mano a Bosnia y Herzegovina, Georgia y Ucrania a seguir acercándose a esa estructura militar.