La situación en Turquía es dramática. Ayer un terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter causó estragos en ese país y también en Siria, con un saldo de más de 1.000 víctimas fatales. Pero a menos de 24 horas de ese movimiento telúrico, y en plenas labores de rescate, otro sismo de casi la misma fuerza azotó a ese país.
De acuerdo a los reportes preliminares, el terremoto tuvo una magnitud de 7,8°, pero rápidamente fue ajustado a 7,5° por el Servicio Geológico de Estados Unidos.
Hasta antes de este segundo terremoto, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que en su país habían al menos 912 fallecidos, 5.383 heridos y más de 2.800 edficios derrumbados, por lo que se espera que las cifras aumenten considerablemente tras ese nuevo sismo cuyo epicentro se localizó cerca de la ciudad de Kahramanmaras.
En Siria, por su parte, se han registrado más de 371 víctimas fatales y al menos 1.089 heridos en zonas del norte y oeste controladas por el Gobierno, y 221 víctimas mortales y 419 heridos en la zona del noroeste controlada por los rebeldes, reportó El País.
Por su posición geográfica, Turquía un área de alta actividad sísmica. La mayor parte del país recae sobre la placa de Anatolia, atrapada entre varias que pueden hacer presión desde diversos frentes y, por tanto, provocar grandes terremotos como los ocurridos este lunes.
Sólo en el año 2022, Turquía registró más de 20.000 seísmos. De ellos, casi 130 superaron la magnitud 4 en la escala de Richter, mientras que uno superó el nivel 6, según datos de la agencia nacional de emergencias (AFAD) recogidos por los medios turcos, informó Europa Press.