Este jueves, Pakistán lanzó lo que llamó “altamente coordinados” ataques contra Irán, solo unas 24 horas después de que aviones iraníes lanzaran misiles contra la parte paquistaní de Baluchistán. La región, dividida en tres países distintos, tiene una insurgencia militar que lleva años elevando la tensión entre Islamabad y Teherán.

Desde el gobierno de la provincia iraní afectada, Alireza Marhamati, aseguró que hubo explosiones en dos aldeas, causando así la muerte de nueve personas, “ninguna de nacionalidad iraní”. “A las 4:30 de la mañana se escucharon explosiones en una aldea fronteriza y se dispararon varios misiles contra la aldea”, señaló Marhamati.

Bandera de Irán en el consulado en Karachi, Pakistán. Foto: Reuters

En una operación llamada “Marg Bar Sarmachar” (“Muerte a los guerrilleros”), Pakistán respondió a los recientes ataques Irán, y de momento el gobierno asegura haber dado muerte a “varios terroristas”. “Respetamos absolutamente la soberanía territorial de Irán, pero no podemos permitir ninguna acción contra nosotros”, indicó en una declaración de prensa, el portavoz de la Cancillería paquistaní, Mumtaz Baloch.

El funcionario insistió en que su país había advertido a Irán sobre los combatientes armados en su territorio: “Pakistán tiene capacidad para responder a cualquier tipo de agresión militar. El único objetivo de hoy fue la búsqueda de la propia seguridad y el interés nacional de Pakistán, que es primordial y no puede verse comprometido”.

En tanto, Irán “condenó enérgicamente” los ataques, pidiendo a los diplomáticos paquistaníes una “explicación inmediata”. El canciller iraní, por su parte, convocó al encargado de negocios de Pakistán –puesto más alto de la diplomacia en ausencia de embajador– para que “ofrezca explicaciones” del ataque.

Personas observan los daños causados por el ataque paquistaní en Baluchistán. Foto: Reuters

En la región atacada, entre ambos países, hay grupos insurgentes baluchis, que se oponen al control de Pakistán y de Irán, abogando por su independencia. Durante décadas, esta insurgencia ha sido de “bajo nivel”, y ha provocado conflictos entre Teherán e Islamabad: los dos países se acusan mutuamente de no hacer lo suficiente para contener a los militantes.

El martes pasado, Irán atacó con misiles y drones a dos bases del grupo sunita “Jaish ul-Adl”, ubicado en Pakistán. Ahí, murieron dos niños, y como reacción Islamabad advirtió de “graves consecuencias” que terminaron viéndose este jueves, con el ataque que causó nueve muertes.

A causa de este nuevo conflicto, el primer ministro interino de Pakistán, Anwar ul Haq Kakar, tuvo que acortar su estancia en Davos, Suiza, donde líderes de todo el mundo toman parte del Foro Económico Mundial. “El primer ministro ha decidido acortar su viaje en vista de los acontecimientos en curso”, indicó una portavoz de la Cancillería paquistaní.

Desde China, país aliado de Pakistán e Irán, se solicitó no aumentar las tensiones: “Ambas naciones deberían evitar acciones que conduzcan a una escalada de tensión”, aseguró Mao Ning, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores. Estados Unidos, en tanto, condenó los ataques iraníes, y de momento no se había expresado frente a la respuesta paquistaní: “Hemos visto a Irán violar las fronteras soberanas de tres de sus vecinos en los últimos días”, recordó Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado norteamericano, en alusión a los ataques de Teherán contra Irak, Siria y Pakistán.

Para la BBC, el director para el Sur de Asia del Wilson Center, Michael Kugelman, declaró: “La respuesta de Pakistán eleva el riesgo de escalada, pero también supone una oportunidad para dar marcha atrás en el abismo. En efecto, ambos bandos están ahora empatados”.

Un hombre leyendo el diario en Pakistán luego del anuncio del ataque contra Irán por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores. Foto: Reuters.

Según los analistas, el cruce de misiles en la frontera entre una de las mayores potencias militares de la región (Irán) y una potencia nuclear (Pakistán) eleva la tensión regional, pero a ninguno de los dos países les interesa entrar en conflicto.

Si bien The Wall Street Journal destaca que los ataques iraníes en tres países “envían un mensaje dentro y fuera del país”, la represalia de Pakistán en Irán “muestra que la proyección de poder de Teherán tiene límites”.

“Irán está respondiendo a la demanda popular de tomar represalias mediante ataques a actores no estatales”, dijo Sanam Vakil, director para Medio Oriente y Norte de África del Instituto Real de Asuntos Internacionales de Londres. Pero también está “definiendo sus líneas rojas en respuesta a la guerra en la región”.

“Irán y sus aliados del ‘Eje de resistencia’ (Hizbulá, Hamas, las milicias chiitas de Siria e Irak y los hutíes del Yemen) e Israel y los suyos (con Estados Unidos a la cabeza) juegan desde hace tres meses una delicada partida de ajedrez en el tablero de la región para defender sus posiciones. Se trata de una tensión calculada con ataques medidos para evitar una escalada regional, pero la ensalada de actores implicados, los nervios o un mal cálculo podrían desencadenar una fatalidad”, advierte el diario La Vanguardia.

Con este nuevo intercambio de misiles entre Irán y Pakistán, Medio Oriente agrega otro frente de combate a los ya cinco que se han venido abriendo, desde que Hamas empezara su guerra con Israel en Gaza. Por un lado, ya están los más de 100 días de guerra en la Franja de Gaza, mientras que la frontera israelo-libanesa ha visto misiles cruzar de un lado a otro, tanto desde las Fuerzas de Defensa Israel como de Hizbulá.

Al sur del mar Rojo, los ataques a naves mercantes realizados por los rebeldes hutíes de Yemen generaron una coalición internacional para proteger el paso. Ya en la península arábiga, Estados Unidos y Reino Unido han lanzado ataques aéreos contra los hutíes.

En Siria e Irak, en tanto, Israel lanzó misiles esta semana, asegurando tener por objetivo “bases de espías” y posiciones del Estado Islámico. Israel no se queda atrás en Siria, golpeando “objetivos asociados a Teherán”.