La familia de Nadra Abueid, en el Valle Al Makhrour en Beit Jala (Cisjordania), lo supo apenas vio una marca con pintura amarilla desde hace dos semanas: su propiedad sería confiscada por Israel. Y así ocurrió la mañana del martes.
“Acá te dan una señal, te marcan las piedras. Y uno sabe que es porque van a expropiar algo. Entonces uno va a preguntar a la municipalidad y después ellos se comunican con Israel y te dicen que en cualquier minuto van a llegar las máquinas y se van a apropiar (de las tierras), aunque patalees, grites y llores. Llegan las máquinas y arrancan los árboles. No dan indemnización ni nada, te quitan la tierra y da lo mismo”, cuenta Nadra a La Tercera, quien desde hace 35 años vive en Chile, aunque su familia reside en Cisjordania y fue la que sufrió la confiscación de sus terrenos.
En este caso, la expropiación de tierras en el Valle de Al Makhrour y Cremisan forman parte de las construcciones de infraestructura que se encuentra realizando Israel a la carretera 60, conocida como la Carretera de los Patriarcas, que se extiende desde Beersheba hasta Nazareth y que une los asentamientos. La carretera comenzó a construirse en 1996 y destruyó terrazas agrícolas allí. Esta vía incluye túneles y un puente sobre el Valle de Cremisan.
Israel ha dicho que estas acciones se realizan por razones de seguridad. Para los palestinos, en cambio, significa una anexión de facto, al limitarles el acceso.
El municipio de Beit Jala, al que pertenece Makhrour y Cremisan, estima que muchas familias con pasaporte chileno o los familiares de los palestinos que viven en Chile se podrían ver afectados producto de estas confiscaciones.
Nadra señala que no es la primera vez que se expropian los terrenos de su familia. “Hace 15 o 18 años teníamos un fundo grande y lo partieron al medio, quedó una parte atrás de la carretera y otra abajo. Hicieron una carretera tremenda de ancha (la 60), exclusiva para los israelíes y ahora lo van a anchar más”, señala.
Las tierras del Makhrour, Cremisan y Bir Onah son zonas claves para la expansión poblacional y sobre todo para la agricultura, principalmente de los olivos. Los bajali como coloquialmente se conoce a los residentes de Beit Jala (desde donde proviene la mayoría de los palestinos en Chile), poseen un patrimonio de tierras considerado único en la zona.
La zona también ha sido testigo de la expropiación de tierras en Cremisan por la extensión del muro israelí, que se comenzó a construir en 2002. Eso le ocurrió en 2015 a los Shatleh, una de las familias más antiguas de Beit Jala, que perdieron todos sus donums (un donum son mil metros cuadrados).
“Cremisan y Al-Makhrour representan la única posibilidad de futuro, no solo para Beit Jala, sino que para toda la zona de Belén. Israel ya anexó toda nuestra zona norte, dividiendo Belén de Jerusalén y ocupando terreno de nuestra gente, incluyendo a quienes viven en Chile. Detener la anexión israelí es la única forma de dar viabilidad a la presencia cristiana en Tierra Santa”, dijo a La Tercera, Nicola Khamis, alcalde de Beit Jala.
Fuentes de la Embajada de Israel en Chile señalaron a este diario que el recién formado gobierno de unidad nacional israelí “hasta ahora no ha definido nada respecto de Cisjordania”. “Israel apoya la última iniciativa de paz de Estados Unidos conocida como el Plan del Siglo, tal como ha apoyado diversas iniciativas de paz en los últimos años”, agregó.
Mientras, entre los palestinos crece la incertidumbre sobre más expropiaciones enmarcadas justamente en el plan de anexión, que se ampara en la propuesta de Estados Unidos, y que se espera presente el gobierno de Benjamin Netanyahu el próximo 1 de julio.