El Papa Francisco inició este lunes su 45° Viaje Apostólico, que durará 12 días y recorrerá países del Sudeste Asiático y Oceanía. Este es su primer viaje importante al extranjero en un año, ya que sus problemas de salud, que lo han llevado a usar una silla de ruedas con frecuencia, le han impedido realizar recorridos internacionales más largos en el último tiempo. Según indica Noticias del Vaticano, será el viaje más extenso que el pontífice haya emprendido hasta ahora.
Se trata de uno de los viajes al extranjero más largos en los que se ha embarcado un Papa y marca la mayor distancia geográfica (32.814 kilómetros) que Francisco ha recorrido desde su elección en 2013.
Debido a su avanzada edad -cumplirá 88 años en diciembre-, no se esperaba que hiciera grandes viajes internacionales en el corto plazo. Por eso, sorprendió al anunciar uno de los viajes más desafiantes que ha realizado hasta ahora. Como el pontífice más anciano desde León XIII y Clemente XII, Francisco ha pasado por tres cirugías en tres años -una extirpación de parte del colon en 2021, una intervención en la rodilla derecha en 2022, y una operación por obstrucción intestinal en 2023-. También sufrió una prolongada infección respiratoria que le impidió leer sus discursos, según recuerda el diario español El País.
Francisco visitará Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur, marcando la creciente importancia de Asia y Oceanía para la Iglesia Católica, ya que en la región el número de fieles continúa en ascenso, según la cadena alemana Deutsche Welle. Indonesia, aunque es el país musulmán más poblado del mundo, cuenta con 8,6 millones de católicos. De todos los destinos, sólo Timor Oriental tiene una población mayoritariamente católica.
Cada uno de los países incluidos en su ruta enfrenta amenazas derivadas de las cuestiones medioambientales, por lo que el Papa abordará los desafíos climáticos allí presentes, según la agencia Reuters. Todos los destinos del itinerario papal están expuestos a un calor abrasador que afecta la salud y la economía. Singapur podría enfrentar temperaturas superiores a los 35 °C como norma para fin de siglo, y Timor Oriental teme por su industria pesquera debido al aumento de las temperaturas del océano, que están dañando los arrecifes de coral.
En paralelo, las lluvias más frecuentes e intensas están afectando a la región, con deslizamientos de tierra en Papúa Nueva Guinea y víctimas mortales en Indonesia debido a lluvias torrenciales. Timor Oriental ha luchado por desarrollar resiliencia ante condiciones climáticas extremas, con inundaciones que amenazan la seguridad alimentaria y del agua, mientras que Singapur podría ver casi duplicar las precipitaciones durante la temporada de monzones hacia el final del siglo.
También es un desafío el aumento del nivel del mar, del cual el Papa Francisco ha advertido que podría forzar a muchas comunidades a reubicarse en los próximos años. Indonesia ya está trasladando su capital a Borneo debido a los hundimientos e inundaciones costeras, y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación predice que 115 islas podrían sumergirse para finales de siglo. Singapur también enfrenta la amenaza de un aumento de más de un metro en sus aguas costeras, lo que pone en riesgo sus tierras bajas.
Durante su visita a Indonesia, el Papa Francisco abordará el cambio climático, un tema central en su encíclica de 2015, Laudato si’, -que insta a la humanidad a cuidar el planeta- especialmente relevante dado que Yakarta, la capital del país, se está hundiendo debido al aumento del nivel del mar. En Singapur, el país más rico de Asia, el Papa podría hablar de modelos de desarrollo, especula El País.
No es la primera vez, en los 11 años que lleva de papado, que Francisco ha sido vocal en advertir las consecuencias del cambio climático. El viernes pasado, Francisco afirmó en un mensaje de video que “si tomáramos la temperatura al planeta, nos diría que la Tierra tiene fiebre”. “Debemos comprometernos en la protección de la naturaleza, cambiando nuestros hábitos personales y comunitarios”, señaló.
En una entrevista emitida el 20 de mayo pasado por la cadena estadounidense CBS News, el Papa advirtió que “lamentablemente, hemos llegado a un punto sin retorno. Es triste, pero es así. El calentamiento global es un problema grave. (...) El cambio climático en este momento es un camino hacia la muerte”. También dijo que los países ricos que dependen de los combustibles fósiles están contribuyendo al problema.
En la misma entrevista, llamó “tontos” a los negacionistas que no creen en la evidencia del calentamiento global causado por el hombre. Cuando se le preguntó qué tenía que decir a los negacionistas del cambio climático, declaró “hay gente que es tonta y aunque les muestres investigaciones no las creen. ¿Por qué? No entienden la situación o les interesa, pero el cambio climático existe”.
Francisco tiene programado encabezar más de 40 eventos durante el viaje y algunos observadores dicen que, más allá de su itinerario específico, quiere demostrar que sigue siendo capaz de liderar la Iglesia de 1.400 millones de miembros, a pesar de su edad y problemas de salud. “Es una demostración de fuerza para el Papa Francisco”, dijo a Reuters Massimo Faggioli, un académico italiano que ha seguido de cerca el papado.
El Vaticano había considerado originalmente este viaje para 2020, pero lo canceló debido a la pandemia. Después de su regreso, y tras pasar dos semanas en Roma, el Papa tiene programado otro viaje a Luxemburgo y Bélgica, del 26 al 29 de septiembre, donde celebrará una misa para los fieles, según la agencia The Associated Press.