Casi tan pronto como el Papa Francisco se convirtió en jefe de la Iglesia Católica en 2013, Raymond Leo Burke, un cardenal estadounidense, surgió como su principal crítico dentro de la institución, convirtiéndose en un “antipapa de facto” para los tradicionalistas frustrados que creían que el argentino Jorge Bergoglio estaba diluyendo la doctrina, recuerda The New York Times.
Desde entonces, el pontífice frecuentemente degradó y despojó al clérigo estadounidense de influencia, pero este mes, finalmente, parece haber tenido suficiente. Según fuentes vaticanas, el Papa habría eliminado algunos de los privilegios vaticanos del cardenal conservador estadounidense, incluido un gran departamento subsidiado de 400 metros cuadrados y su salario.
El funcionario citado por Reuters, que habló bajo condición de anonimato, participó en una reunión con los jefes de las oficinas del Vaticano el 20 de noviembre cuando el Papa abordó sus planes de acción respecto al purpurado. Citó a Francisco diciendo que Burke, uno de sus críticos más feroces, estaba “trabajando contra la Iglesia y contra el papado” y que había sembrado “desunión” en la Iglesia. Esta fuente desmintió que el pontífice hubiera llamado “enemigo” a Burke, como habían publicado otros medios, entre ellos el periódico online italiano La Nuova Bussola Quotidiana, que es cercano al cardenal estadounidense, según el Times.
Según The Associated Press, Burke no ha recibido notificación de las medidas tomadas en su contra. La misma agencia indicó que el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, “remitió las preguntas a Burke”. “No tengo nada en particular que decir al respecto”, señaló Bruni a los periodistas.
El Corriere della Sera, el principal diario de Italia, también confirmó la información sobre el posible desalojo con un prelado anónimo, quien dijo al periódico que el Papa tenía la intención de tomar “medidas de naturaleza económica y sanciones canónicas” contra el cardenal Burke.
La noticia se produce sólo unas semanas después de que Francisco destituyera a otro crítico conservador, Joseph Strickland, obispo de Tyler, Texas, después de una investigación del Vaticano sobre el gobierno de su diócesis.
“Si esto es exacto, es una atrocidad a la que hay que oponerse”, dijo el obispo Strickland en una publicación en la plataforma de redes sociales X el martes. “Si se trata de información falsa, debe corregirse de inmediato”.
Si bien los conservadores son una minoría en la Iglesia, tienen una influencia significativa en países avanzados como Estados Unidos, en parte debido a su vínculo con la política conservadora, destaca Reuters.
El cardenal de 75 años es un héroe para los tradicionalistas de la Iglesia, particularmente en Estados Unidos, donde a menudo es invitado en medios de comunicación católicos conservadores que han hecho de las críticas al Papa un pilar de sus operaciones.
Burke no ha tenido ningún cargo de alto nivel en el Vaticano durante años, señala Reuters. Es consultor de uno de sus tribunales, al igual que numerosos cardenales que viven fuera de Roma y pasa la mayor parte de su tiempo en su estado natal de Wisconsin.
El estadounidense se ha opuesto a las reformas del Papa casi desde el principio. En 2014, un año después de que Francisco fuera elegido, el Papa destituyó a Burke como jefe de un tribunal del Vaticano y lo trasladó a un puesto principalmente ceremonial varios días después de que Burke dijera que la Iglesia bajo Francisco era “como un barco sin timón”.
Más recientemente, en octubre, Burke fue uno de los cinco cardenales que desafiaron abiertamente el Sínodo de la Sinodalidad, una sesión realizada en Roma a la cual estaban convocadas 365 personas, entre ellos obispos, religiosos, sacerdotes, diáconos y laicos. Antes de que comenzara la cita, el cardenal estadounidense fue la estrella de una reunión de conservadores en un teatro a pocas cuadras del Vaticano. Allí señaló que “las ovejas dependen de la valentía de los pastores, que deben protegerlas del veneno de la confusión, del error y de la división”. En una abierta crítica a Francisco.
También arremetió contra lo que consideró una asamblea que tiene el “objetivo dañino” de remodelar la jerarquía de la Iglesia con ideas radicales, seculares y modernas que consideraban la inclusión de la gente LGBTQ.
“Desafortunadamente, está muy claro que la invocación del Espíritu Santo por parte de algunos tiene como objetivo impulsar una agenda más política y humana que eclesiástica y divina”, dijo en ese momento, señala el Times.
Al respecto, el periódico dice que el Papa y Burke estaban “muy separados” en algunos temas. Así, el cardenal estadounidense se opuso a la inmigración como una amenaza a los valores cristianos de Occidente, se opuso enérgicamente a que Francisco suavizara las cuestiones homosexuales y las leyes eclesiásticas, y participó en la política populista en Italia y en el extranjero. Se convirtió en un héroe para los “Rad Trads”, o tradicionalistas radicales.
Según el portal religioso Vida Nueva, Burke entregó su renuncia el pasado mes de junio al cumplir los 75 años como patrono de la Soberana Orden de Malta, si bien la intervención papal para la renovación de los estatutos prácticamente lo había apartado de esta encomienda.
Burke fue ordenado sacerdote por el Papa Pablo VI en Roma en 1975 y fue obispo de La Crosse, Wisconsin, de 1995 a 2004 y arzobispo de St. Louis de 2004 a 2008. Ampliamente considerado como un experto en derecho canónico, el purpurado fue nombrado en 2008 prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica (la más alta autoridad judicial de la Iglesia) por el Papa Benedicto XVI. Dos años después, el mismo Pontífice lo creó cardenal.
El Papa Francisco decidió cambiarlo del cargo de prefecto en 2014 y lo nombró patrono de la Soberana Orden Militar de Malta, un papel principalmente ceremonial dedicado al bienestar espiritual de los miembros de la Orden.
Permaneció como patrono hasta junio pasado, pero sólo ostentaba el título, ya que al parecer se le había restringido la participación activa desde 2016 y, por lo tanto, fue apartado durante las extensas reformas institucionales de la Orden en los últimos años, señala la agencia de noticias católica ACI Prensa.