El Papa Francisco anunció el domingo que nombrará 21 nuevos cardenales en agosto, entre ellos un italiano que dirige la Iglesia en Mongolia, poniendo de nuevo su sello en el futuro del catolicismo.

Del total, 16 son cardenales electores menores de 80 años y, por tanto, aptos para entrar en un cónclave para elegir a su sucesor tras su muerte o renuncia.

Después de la ceremonia del 27 de agosto para instalarlos oficialmente, conocida como consistorio, Francisco habrá nombrado a unos 83 de los cerca de 133 cardenales electores, lo que aumenta la posibilidad de que su sucesor sea un hombre que refleje su posición en temas clave.

Para entonces, Francisco habrá nombrado a cerca del 63% de los cardenales electores, aumentando aún más su presencia en el mundo en desarrollo y disminuyendo de nuevo el control que Europa tenía sobre el Colegio Cardenalicio.

Entre los nuevos electores se encuentra el arzobispo Giorgio Marengo, un italiano que actualmente es el administrador de la Iglesia Católica en Mongolia, país fronterizo con China, donde el Vaticano intenta mejorar la situación de los católicos.

Otros cardenales electores proceden de Paraguay, Brasil, Francia, Nigeria, India, Estados Unidos, Timor Oriental, Italia, Ghana y Singapur. Tres representantes del Vaticano que serán nombrados cardenales en agosto provienen de Corea del Sur, Reino Unido y España.

Entre los nombramientos de Francisco destacan los de Leonardo Ulrich Steiner como Arzobispo Metropolitano de Manaus; Paulo Cezar Costa como Arzobispo Metropolitano de Brasilia; Adalberto Martínez Flores como Arzobispo Metropolitano de Asunción; y Jorge Enrique Jiménez Carvajal como Arzobispo Emérito de Cartagena.

Una vez más, Francisco pasó por alto a los arzobispos de las principales ciudades que tradicionalmente tenían cardenales antes de su elección en 2013, prefiriendo nombrar a hombres en lugares lejanos donde la Iglesia es pequeña o está en crecimiento.

Con el nombramiento de cardenales en Singapur, Mongolia, India y Timor Oriental, Francisco parece querer aumentar la influencia de la Iglesia en Asia.