El papa Francisco mantuvo un breve diálogo este miércoles con el nieto argentino 133, cuya identidad contribuyó a restituir Abuelas de Plaza de Mayo más de cuatro décadas después de que fuera sustraído durante la última dictadura militar argentina (1976-1983).
El saludo del pontífice al último nieto encontrado, quien fue arrebatado a sus padres durante la dictadura argentina, tuvo lugar en Roma dos días después de que en ese país se desencadenara una polémica sobre los años de la violencia política y la feroz represión que le siguió. Supondría un espaldarazo a la labor de la organización que es emblema de la lucha por los derechos humanos.
El papa saludó al hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho -y a su vez nieto de la abuela Nélida Navajas- así como a parte de su familia, tras el tradicional encuentro con los fieles de los miércoles en la Plaza de San Pedro, según informó la agencia oficial de noticias Télam y de lo que también se hizo eco Abuelas de Plaza de Mayo en su cuenta de Twitter.
Francisco ha mantenido en otras ocasiones audiencias con miembros de esa organización y de otras en defensa de los derechos humanos argentinos.
Cuestionan narrativa
El lunes, militantes de derechos humanos acusaron a La Libertad Avanza, la fuerza mejor perfilada para ganar las elecciones del 22 de octubre, de intentar imponer una narrativa que cuestiona la gravedad de los crímenes de lesa humanidad perpetrados por los militares.
Las críticas surgieron a raíz de un homenaje organizado por Victoria Villarruel, la compañera de fórmula del candidato presidencial ultraderechista Javier Milei, a varias víctimas de grupos izquierdistas armados durante la década de 1970.
Militantes afirmaron que en el acto se pretendía reinstaurar la idea de que la dictadura militar cometió sus crímenes en el marco de una guerra contra las guerrillas y relativizar la gravedad de los actos de terrorismo de Estado con los que se reprimió a esos grupos.
Villarruel, una diputada que ha defendido desde hace tiempo a militares declarados culpables de cometer crímenes, defendió el homenaje sosteniendo que “durante 40 años las víctimas del terrorismo fueron desaparecidas de la memoria, fueron barridas debajo de la alfombra de la historia”.
En el régimen militar, miles de personas desaparecieron y se llevó a cabo el robo sistemático de bebés de disidentes políticos que fueron asesinados. A menudo, los niños eran criados por militares que se los habían apropiado o por familias afines ideológicamente a la dictadura.
Hasta ahora, son 133 los nietos encontrados gracias a la labor de las Abuelas y la ayuda del análisis genético. La entidad humanitaria calcula que unos 500 fueron robados.
Dudas de identidad
Los verdaderos orígenes del nieto 133 fueron revelados en julio por las Abuelas, que no precisaron el nombre con el que había vivido hasta ese momento, pero explicaron que se acercó a la organización de forma espontánea, con dudas sobre su identidad.
Su madre, Cristina Navajas, del Partido Revolucionario de los Trabajadores y del Ejército Revolucionario del Pueblo, fue secuestrada el 13 de julio de 1976, cuando estaba embarazada de dos meses.
Por testimonios de sobrevivientes se sabe que estuvo detenida en varios centros de detención ilegal de Buenos Aires y en uno de ellos dio a luz a su hijo que le fue arrebatado. Hoy la mujer se encuentra entre los 30.000 desaparecidos que calculan las organizaciones de derechos humanos. En tanto, su pareja y padre del bebé consiguió sobrevivir.
El bebé fue anotado como hijo propio por un integrante de las fuerzas de seguridad y una enfermera el 24 de marzo de 1977.