Para Entender: La “nueva normalidad” en Europa, o lo que nos depara el futuro
Si Europa nos anticipa el futuro como si del spoiler de una serie de Netflix se tratara, en los próximos meses tal vez nos acostumbremos a hablar de “burbujas sociales”, “desescalamiento”, “hinchas de cartón” –literalmente de cartón, no se trata de un eufemismo como algunos podrían sospechar- y “lavamanos públicos”. Porque acá 7,5 millones de santiaguinos inician hoy viernes en la noche la mayor cuarentena de la que se tenga registro en el país, que nos regalará, si todos cumplen como corresponde con la medida, imágenes de una capital vacía similares a las que nos llegaron hace algunas semanas desde París, Roma o Madrid. Es cierto que por acá no tenemos Fontanas de Trevi ni Campos Elíseos, pero no dejará de ser llamativo ver la imagen de la Plaza Italia desierta a pocos meses de aquellas manifestaciones del Chile post 18 de octubre. Y como ese futuro llegó, es probable que la realidad que hoy viven los europeos también lo haga.
Esta semana los principales países del Viejo Continente vivieron los primeros días de su “nueva normalidad”, y si bien no todos están aplicando las mismas medidas, muchas de las estrategias se repiten. Será un proceso lento, en fases y que no terminará antes de mediados de junio, aunque lo que surgirá de allí finalmente podría permanecer por meses o incluso años. Si como decía hace algunos días la periodista Laurie Garrett, autora de The Coming Plague –uno de los más destacados libros que pronosticaron la actual emergencia hace más de 25 años-, si los atentados del 11 de septiembre de 2001 cambiaron nuestra forma de volar y la seguridad en los aeropuertos, no es aventurado pensar que esta crisis traerá aún más transformaciones en nuestra vida cotidiana, desde sistemas de escaneo térmico en los aeropuertos –para evitar que viajen personas con fiebre- hasta redistribución de los espacios en los aviones, algo a lo que hasta ahora las aerolíneas se resisten.
Pero mientras esos cambios no lleguen, ya hay algunos que se están aplicando en Europa. En Bélgica, las burbujas sociales o “corona bubbles”, se han convertido en la más polémica de las medidas para evitar una nueva ola de contagios. Ese país registra más de 8 mil muertos y, por su escasa población, una de las tasas de mortalidad más altas del mundo. Por eso no quiere correr riesgos y está exigiendo a cada grupo familiar o grupo de personas que habitan en una misma casa que elijan a otro grupo de cuatro personas para que sean su único contacto social durante varios meses. Un desafío difícil, porque esas cuatro personas tampoco podrán tener relación con nadie más. Será una burbuja. ¿A quién elegir? Los belgas hoy enfrentan ese dilema y otros países como Reino Unido podrían replicar el mecanismo, como lo sugirió el propio Boris Johnson hace unos días. La razón de que sean grupos de cuatro, es que facilita el rastreo de eventuales contagios –porque algunas de esas personas volverán a trabajar y mantendrán contacto con compañeros de oficina.
No es lo único que nos adelanta el futuro. Están también los referidos “hinchas de cartón”. Hoy regresa la Bundesliga, la primera liga importante de fútbol que retoma su actividad, y lo hace con varios cambios. Para evitar, por ejemplo, la concentración masiva de personas, el Borussia Montchengladbach impulsó una iniciativa para que sus seguidores pudieran alentar indirectamente a su equipo a través de la venta de imágenes de cartón con el rostro del hincha en cuestión, que serán instalados en las graderías. Cada imagen cuesta 19 euros (18 mil pesos aproximadamente) y ya se han vendido más de 12 mil. Se ofrecen también para los seguidores del equipo rival. Y durante el partido se escucharán grabaciones con el cántico de las tribunas. Además, en caso de meter un gol, nada de celebrar en grupo. Hay que hacerlo con distancia social. Y los jugadores serán sometidos a test de coronavirus al menos una vez a la semana.
Hasta las misas para los católicos ya no serán las mismas. Las conferencias episcopales de varios países europeos sacaron protocolos especiales para reanudar las ceremonias. Se exigirá el uso de mascarillas, sólo un sacerdote podrá estar en el altar y se eliminará el tradicional saludo de la paz. Además, la comunión se entregará únicamente en la mano y se aconseja, en caso de ser posible, realizar la ceremonia al aire libre o establecer una entrada y salida distinta de las Iglesias.
Una nueva realidad que podría también llegar por acá, una vez que culmine la cuarentena total a la que el 92% de la Región Metropolitana recién está entrando. Salida aún lejana a la luz de las últimas cifras de contagios y muertos conocidas ayer, que nos ubican en el puesto 19 a nivel mundial.
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