Aunque la huelga de camioneros brasileños contra el aumento del precio del petróleo, que hoy cumple 10 días, mostraba anoche signos de comenzar a ceder parcialmente, en el gobierno del Presidente Michel Temer había cautela. Así, mientras el ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, dijo que aún "falta mucho para hablar de normalidad", Temer tuvo que salir a descartar la posibilidad de que este paro derive en un golpe militar que derribe a su administración.
"Hay cero posibilidad de una intervención militar", respondió Temer a un pequeño grupo de periodistas extranjeros durante un foro sobre inversiones en Sao Paulo. "Lo que veo es un rechazo tanto en el ministerio de Defensa como en las fuerzas militares a cualquier tipo de intervención militar", aseguró. En la misma jornada, el general Sergio Etchegoyen, ministro de Seguridad Institucional, había enfatizado que los golpes militares "son cosa del pasado" y "no existe nadie en las FF.AA. que piense en eso".
Incluso, el precandidato presidencial de ultraderecha, el diputado Jair Bolsonaro, aseguró ayer en una entrevista con Folha de Sao Paulo que no apoya una "intervención militar", una consigna que ha sido escuchada en algunas manifestaciones de camioneros. "Eso lo apoya un grupo pequeño. Con la desesperación se pide cualquier cosa. En mi opinión, la de mis amigos en general, si un día tiene que volver (la intervención militar), que sea a través del voto", dijo el exmilitar.
Según O Estado de Sao Paulo, en sus grupos de WhatsApp, los camioneros han mostrado su decepción con el hecho de que el Ejército no haya asumido el poder. Pero lejos de desistir, el foco del gremio ahora apuntaría a hacer que el gobierno renuncie, afirma el periódico, que cita varios de los mensajes de los camioneros.
"Dos frases han polarizado la huelga y el impacto social de los camioneros: 'Vuelve Lula' e 'intervención ya'. Claro que el 'intervención ya' significa intervención de las Fuerzas Armadas", comenta a La Tercera Rafael Duarte Villa, analista político de la Universidad de Sao Paulo.
"Pocos tenían duda de que las FF.AA. continuaban siendo un actor político poderoso en Brasil. Ahora lo que más preocupa es que ellas tengan esa convocatoria social mostrada en ese tipo de frases. Y junto con eso preocupa la militarización de las crisis en Brasil. Con cada vez más frecuencia las FF.AA. son desplegadas para resolver problemas de seguridad pública. En la práctica la clase política cedió la gestión y solución de conflictos a las Fuerzas Armadas", asegura Duarte Villa.
Un cuestionamiento que ha quedado en evidencia en las últimas encuestas. Si bien el 55% de los brasileños desaprueba el paro de los camioneros, el 95% de la población desaprueba las acciones del gobierno de Temer para intentar poner fin a la huelga, según una encuesta de Idea BigData, realizada el último fin de semana y a la cual tuvo acceso O Globo.
Críticas a la gestión de Temer que también comparte el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia. En declaraciones a Rede TV, el precandidato presidencial calificó de "débil" al gobierno y sugirió que habrá dificultades para lidiar con el aumento de la presión reivindicatoria de otros sectores de la sociedad, además de los camioneros porque, según él, "el gobierno más débil sufre más".
Para el cientista político Claudio Couto, de la Fundación Getulio Vargas, la huelga de los camioneros muestra que el gobierno de Temer es un "muerto-vivo". "El gobierno llegó a ese punto de debilidad porque se trata, en cierto modo, de un gobierno que ya ha terminado. Es un gobierno que ya no tiene ninguna capacidad para producir algún tipo de iniciativa real", comentó Couto al diario O Globo.
Una opinión que comparte Duarte Villa. "El único activo del gobierno, una breve recuperación económica y el control de la inflación, se esfumó en menos de una semana. Si es que llega a concluir su mandato, hasta fines de año, Temer corre mucho riesgo de ser objeto de furiosos tomates, huevos y tortas lanzadas por gente de la población que ya comenzó, el domingo pasado, a desempolvar nuevamente sus ollas y cacerolas anunciando el fin del gobierno más impopular en la historia del país".
Para Clóvis Rossi, columnista de Folha de Sao Paulo, la gestión que Planalto ha hecho de la crisis es un rotundo fracaso. "Que Temer no está preparado para presidir la República no llega a ser propiamente una novedad (...). Sin embargo, choca el colosal fracaso de él y del conjunto del gobierno para lidiar con el lockout de los transportistas, travestido de huelga de camioneros (...). En cualquier país un poquito organizado, hay un límite para dialogar con movimientos huelguistas", escribió ayer.