Atrás quedaron los días de sobresalientes resultados electorales por parte del partido gobernante en Sudáfrica, del expresidente y Premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela, Congreso Nacional Africano (ANC en inglés). Pese a que se adjudicó ampliamente la victoria, el ANC registró su peor resultado en unos comicios generales, con el 57,5% de los votos, desde que el partido llegó al poder en 1994 de la mano de Mandela y logró ponerle fin al periodo de segregación racial, el apartheid. La votación se llevó a cabo el miércoles, sin embargo, este sábado la Comisión Electoral Independiente sudafricana informó el resultado final con el 100% de los distritos escrutados.
Su resultado más bajo en una elección general había sido de un 62% en 1994 y en 2014. Por el contrario, su cifra más alta llegó en 2004 con el 69,69% de los apoyos.
Sin embargo, en los comicios municipales de 2016, el ANC ya comenzó a experimentar esta desilusión por parte del electorado. Obtuvo un 54%, cerca de seis puntos menos que en la elección municipal del año 2011. Por otra parte, la participación electoral fue la menor desde el fin del apartheid, con el 65,99%. Hace un cuarto de siglo que gobierna el ANC en Sudáfrica, pero el desgaste de estos 25 años ya se comienza a evidenciar.
La corrupción, la pobreza, la desigualdad y el desempleo han calado hondo en la sociedad sudafricana, que aún es parte de un sistema que, en cierta medida, todavía castiga económicamente a la población negra. Las señales de segregación aún son visibles. La pobreza afecta al 55% de la población, y dentro de esa cifra la mayoría (64%) son negros.
Según el Banco Mundial, Sudáfrica es el país más desigual del mundo, y, además, cuenta con una de las tasas de desempleo más altas del orbe, con el 27%, especialmente entre los jóvenes.
De todas formas, según los analistas, aún hay una importante parte de los sudafricanos que tienen esperanza de que las cosas mejoren. La figura del Presidente Cyril Ramaphosa, quien asumió en 2018 tras la renuncia de Jacob Zuma (2009-2018), es una de las explicaciones del triunfo del ANC. "Este 57%-58% se debe mayoritariamente a la popularidad de Ramaphosa y eso mejora significativamente su fortaleza dentro del partido. Para él, este es un resultado excelente", dijo a Efe el analista sudafricano Jakkie Cilliers, cofundador del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS).
Ramaphosa ha prometido limpiar la lacra de la corrupción que afecta al aparato público y que ha impactado en la popularidad de la ANC. Zuma fue obligado a dimitir el año pasado por una serie de escándalos de corrupción, incluso desde antes de que se convirtiera en Presidente. El ANC, dividido ante la situación de Zuma, puso a Ramaphosa en el poder. En un discurso durante el cierre de la campaña electoral, el actual mandatario sudafricano reconoció que su partido ha cometido errores pero pidió un "voto de esperanza", el cual fue concedido por los electores. Pero el desafío de los problemas estructurales del país, catalogado por Ramaphosa como un "nuevo amanecer", para los próximos cinco años no es menor.
"Su principal desafío es unificarse en torno a objetivos futuros y no quedarse atascado luchando contra enemigos (principalmente internos del partido), por lo que 'New Dawn' (nuevo amanecer) debe ser una buena agenda de gobierno, que Ramaphosa ya ha diseñado, pero mucho más es necesario", sostiene a La Tercera David Everatt, director de la escuela de gobernanza de la U. de Witwatersrand.
La segunda fuerza política del país es la Alianza Democrática (AD), tradicionalmente asociada al voto blanco, con el 20,76%. Pero la fuga de votos del ANC se los llevó principalmente el partido Luchadores por la Libertad Económica (EFF), un grupo de extrema izquierda liderado por el populista Julius Malema, un antiguo líder de las juventudes del ANC. La formación nació hace seis años y ya se convirtió en la tercera fuerza del país, con un 10,79% de los votos.