El candidato de Perú Libre, Pedro Castillo se aferraba este martes a una ventaja de décimas sobre la derechista de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, en los comicios por la presidencia de Perú, mientras crecía la tensión por papeletas impugnadas y acusaciones de fraude que llevaron a cientos de manifestantes a protestar frente a la oficina electoral.
Castillo alcanzaba el 50,3% de los sufragios de los comicios realizados el domingo, mientras que Fujimori obtenía el 49,6%, con el 98,2% de los votos procesados, según la oficina electoral ONPE.
La diferencia entre ambos era de 107.279 votos hacia finales de tarde del martes. Castillo se consolida en el recuento de votos de zonas rurales que impulsaron su candidatura, mientras Fujimori cifraba la esperanza de las boletas que llegan del extranjero, que históricamente apoyan al candidato conservador.
La brecha del 0,4% de los votos es la misma por la que la candidata, que postula por tercera vez, perdió la presidencia en el 2016, esta vez frente al banquero Pedro Pablo Kuczynski.
Ambos candidatos permanecían sin hacer declaraciones a la espera del resultado final. Pero cientos de sus simpatizantes se apostaron cerca de la sede de la oficina electoral en el centro de Lima, que lucía enrejado con vallas metálicas y vigilancia policial, reclamando transparencia en el conteo de votos.
La denuncia hecha por Fujimori en la víspera de “indicios de fraude” en seis mesas de votación echó un poco de leña al proceso electoral. Previamente, el partido de Castillo también había dicho que fue víctima de intentos de fraude. En ambos casos no hubo mayores pruebas.
“Estamos ante un proceso absolutamente normal, el Perú es de los que tienen los mejores sistemas electorales en América Latina”, dijo Iván Lanegra, secretario general de la Asociación Civil Transparencia, que vigila el proceso.