Pedro Cateriano es un reconocido abogado y político peruano. Fue primer ministro durante el gobierno de Ollanta Humala y para esa misma administración también ejerció como ministro de Defensa. En medio de la crisis política en Perú, que llevó a que el Presidente Martín Vizcarra disolviera el Congreso, su nombre surgió como posible ministro de Justicia. Y en medio de la convulsión política, cuenta que ha podido dialogar con el mandatario. En conversación con La Tercera analiza el laberinto que atraviesa su país.

¿Cómo observa la actual crisis que está sufriendo Perú?

Esta crisis es consecuencia de una batalla que viene librando el fujimorismo y el aprismo desde la época de (Pedro Pablo) Kuczynski y que ha continuado con Vizcarra y que en las últimas semanas se acentuó políticamente por la confirmación de la detención preventiva de Keiko Fujimori que efectuó la Corte Suprema y también por el anuncio de los nombres de los denominados codinomes o seudónimos que reveló (esta semana) Odebrecht (Jorge Barata). Yo creo que esos dos factores terminaron por acentuar la crisis y (las disputas) por el control político de las instituciones, además de forzar o generar la crisis con el Presidente.

Hay quienes dicen que la decisión de Vizcarra no es legítima. ¿De qué forma la define usted?

Hay dos aspectos, el constitucional y el político. Desde el punto de vista político no tenía otra alternativa el Presidente Vizcarra, por cuanto este Congreso había continuado con la práctica obstruccionista y de bloqueo político que inició con Kuczynski y que continuó con Vizcarra. Ellos creyeron en algún momento que habían elegido al capitán del equipo cuando lo pusieron con sus votos en el cargo. Pero Vizcarra terminó actuando como árbitro y como Presidente. Lo que ciertamente desató sus iras y ciertamente su venganza. Desde el punto de vista constitucional tampoco hay objeción alguna. Acá no estamos frente a un golpe de Estado como el que ocurrió con (Alberto) Fujimori y (Vladimiro) Montesinos. Es decir, a pesar de la crisis, viene operando dentro del cauce constitucional. Lo que objetan los fujimoristas y apristas es un tecnicismo: ellos dicen que no se votó la propia moción de censura que planteó (el primer ministro) Salvador del Solar. Hubo una votación, que en la práctica fue rehusar la moción de confianza que había presentado Del Solar, quien cuestionaba precisamente ese procedimiento de elección tramposo que estaba haciendo el Congreso. Entonces, desde el punto de vista legal, sí se produjo la negación de la confianza. Por esa razón el Presidente decretó la disolución, que dicho sea de paso, esa disolución tiene una legitimidad, porque el Jurado Nacional de Elecciones es un organismo independiente que no ha sido intervenido políticamente ni clausurado. Ha ratificado la vigencia del decreto de disolución del Congreso.

¿Qué se puede esperar tras la renuncia de la Vicepresidenta Mercedes Aráoz?

Creo que este es un hecho bochornoso el que ha realizado Mercedes Aráoz, desde la payasada de intentar asumir una Presidencia encargada, cargo que no existe. Que de otro lado la asumió violando la Constitución, porque si el Parlamento suspende al Presidente quiere decir que no ha perdido la condición jurídica de Presidente, entonces cómo podría ella asumir ese cargo. Sencillamente fue una trampa del fujimorismo y del aprismo, como no tenían los votos para vacar a Martín Vizcarra inventaron esta salida de la suspensión, que reitero, eso sí es manifiestamente violatorio. La señora Aráoz no tiene ninguna fuerza política. El fujimorismo y el aprismo con sus actos ilícitos de violación del orden constitucional, se encuentran en su peor momento y creo que lo que queda es estar vigilantes respecto de lo que va a hacer el gobierno del Presidente Vizcarra. Hay que ser cautelosos y vigilantes para que el proceso de la nueva elección del Parlamento, que completará el mandato del disuelto, se realice de una manera libre, neutral y democrática.

¿Cree que pueda variar la composición del Congreso tras las elecciones de enero?

En las últimas elecciones regionales y municipales, los resultados de Fuerza Popular (fujimorismo) y el Apra han sido catastróficos para ellos. El pueblo los castigó electoralmente, de eso no cabe duda. Yo confío que después de todas las tropelías cometidas se confirme este repudio popular a estas dos agrupaciones políticas, que no solo han generado esta inestabilidad, sino que han afectado el normal funcionamiento de nuestro débil sistema democrático.

¿Por qué cada tanto estallan crisis como la actual en Perú?

Creo que como muchos países latinoamericanos hay una ausencia de cultura democrática y de consciencia constitucional. No hay que olvidar que los períodos de mayor vigencia en el tiempo en Perú han sido las dictaduras, la última la de Fujimori y Montesinos y eso naturalmente influye. Y de otro lado, nuestro diseño constitucional: acá tenemos un sistema mixto, que recoge rasgos del presidencialismo y del parlamentarismo y cuando el Presidente no tiene mayoría parlamentaria propia, lo que ocurre y lo que ha ocurrido históricamente es que el Congreso se excede en sus atribuciones de control político. El único que pudo lograr cierta estabilidad, pero que no hizo grandes reformas, fue Alan García en su segundo gobierno, porque pactó con sus aliados históricos, los fujimoristas, pero esa fue una excepción.