Al principio, pensó que ayudar a Donald Trump a comprar ropa interior femenina en una tienda departamental de lujo sería simplemente un “incidente divertido en Nueva York”.

Incluso cuando el entonces empresario la invitó a pasar al probador mientras ambos se desafiaban a probarse un ceñida bata transparente, E. Jean Carroll imaginó que sería algo similar a un guión que había escrito para el programa cómico “Saturday Night Live”.

Pero poco después, “mi única razón para estar viva en ese momento era salir de ese cuarto”, declaró Carroll este miércoles en el juicio de la demanda que interpuso por violación.

“Estoy aquí porque Donald Trump me violó, y cuando escribí sobre eso, él dijo que no sucedió. Mintió y destruyó mi reputación, y he venido aquí a tratar de recuperar mi vida”, dijo Carroll al jurado.

Al subir al estrado para dar un testimonio que por momentos la obligó a romper en llanto, desde otro lugar, Trump reiteró que la denuncia de Carroll sobre una violación en 1996 es un relato de ficción absoluta. Se refirió al caso como “una farsa inventada”.

“Es una historia fraudulenta y falsa. Una cacería de brujas”, escribió Trump en su plataforma Truth Social. Ante estas declaraciones, el juez advirtió a los abogados que podría generarse más problemas legales.

Trump no ha asistido al juicio hasta ahora, pero sus abogados dijeron el martes que aún podría tomar la decisión de testificar.

El juicio se produce en momentos en que Trump aspira a obtener nuevamente la nominación republicana a la presidencia, y semanas después de que se declaró inocente en un caso penal no relacionado que involucra los pagos que realizó para silenciar a una actriz porno que asegura que sostuvo un encuentro sexual con él.

Carroll, una excolumnista de 79 años, fue práctica en el estrado, al tal grado que después de que rompió en llanto mientras les decía a los miembros del jurado que “poder tener mi día en la corte lo es todo para mí”, rápidamente recuperó la compostura y se negó a tomar un descanso.

“No me voy a sentar aquí a llorar y a desperdiciar el tiempo de todos”, declaró.

Carroll testificó que se cruzó con Trump en la puerta giratoria de la tienda Bergdorf Goodman un jueves de la primavera de 1996. En esa época escribía una columna de consejos en la revista femenina Elle y había sido guionista de “SNL”. Trump era empresario de bienes raíces y una figura conocida en la sociedad neoyorquina.

Declaró que él le pidió consejo para elegir un regalo para una mujer, y ella accedió con gusto. Como columnista de consejos, que Trump te pidiera ayuda para un regalo “era un horizonte maravilloso”, y Carroll pensó que terminaría con una historia divertida.

Señaló que le sugirió un sombrero, pero el pensó en lencería y pronto se encontraron bromeando sobre la prenda. Divertida y coqueta, le siguió el juego, riéndose incluso después de que él cerró la puerta del probador, quizás incluso mientras él la empujaba contra la puerta.

Pero entonces, asegura, Trump la besó en los labios, le bajó la ropa interior, y la penetró, primero con la mano y después con el pene, mientras ella intentaba quitárselo de encima. Afirmó que finalmente lo golpeó con la rodilla y salió a toda prisa del lugar.

Carroll dijo que durante décadas no se lo contó a nadie, excepto a dos amigas, porque temía que Trump tomara represalias, porque “pensaba que era culpa mía” y porque pensaba que mucha gente culpa a las víctimas de violación de lo que les ocurre.

Trump, de 76 años, ha dicho que no estaba en la tienda con Carroll y que no tenía ni idea de quién era cuando ella difundió la historia públicamente por primera vez. Ha dicho que ella “mentía por completo” y ha calificado el caso de “engaño”, “mentira” y “una absoluta estafa”.