La periodista argentina Candela Ini trabajó en la investigación sobre las coimas kirchneristas junto a Diego Cabot en el diario La Nación y cuenta a La Tercera que de los cuadernos escritos por Óscar Centeno se desprende que "cada empresario establecía un punto de encuentro distinto", desde estacionamientos subterráneos a hoteles. "No sabemos dónde está el dinero", dice.
¿Cómo llega a formar parte del equipo que destapó el escándalo de corrupción?
Diego Cabot es el periodista que lideró el equipo, él fue quien recibió el material y quien investigó durante más de 10 años la corrupción del gobierno anterior, del kirchnerismo y específicamente del exministro Julio De Vido. Diego me convocó a mí y a otro compañero (Santiago Nasra) para que trabajáramos con él sobre este material.
¿De qué forma se inicia el trabajo con la justicia?
Hay una investigación judicial a partir del material que se entregó, que eran los cuadernos y por ese curso se sigue analizando la relación de los contenidos, los viajes y todo lo que se registró.
¿Qué teorías manejan sobre el origen de los cuadernos?
Creemos que los cuadernos fueron un registro con el fin de extorsionar posteriormente al funcionario Roberto Baratta, tras haberlo visto recibiendo sumas de dinero de empresarios de la Obra Pública para adquirir contratos con el Estado. Sin embargo, no hay una razón que sea clara ni explícita sobre cuál fue la intención del chofer Óscar Centeno para registrar todos los movimientos.
"¡Qué pobres estuvimos esta semana, eh!", fue una de las frases de Néstor Kirchner que se dio a conocer de los cuadernos. ¿A qué se refiere y cómo operaban los cobros?
Eso lo dijo Néstor Kirchner después de una semana en la que sus funcionarios le llevaron menos del dinero del que solían recaudar usualmente. De alguna manera esto funcionaba con puntos de encuentro que se establecían entre los empresarios y funcionarios, que eran casi siempre llevados en el auto de Roberto Baratta, conducido por el chofer Óscar Centeno. Cada empresario establecía un punto de encuentro distinto, desde subsuelos de estacionamientos, hoteles, una esquina a plena luz del día del barrio de Recoleta.
¿En qué consistían los acuerdos con los empresarios?
En realidad no está esclarecida cuál era la forma en la que ellos organizaban las entregas, porque se puede ver en los registros que con algunos empresarios se reunían más frecuentemente que con otros. Hay un caso en 2009 en el que Baratta se reúne como 10 veces con un empresario para recibir los pagos, y eran sumas que si uno las va agrupando se puede deducir. Pero no hay una manera en la que nosotros podamos decir cómo funcionaba siempre la recaudación. Es claro que sucedía en muchos puntos de la ciudad, en lugares públicos o en departamentos que tenían especialmente para eso.
¿Existen datos sobre los escondites de los cobros?
Es una de las interrogantes que reina hoy en esta causa. No sabemos dónde está el dinero, hay muchísimas investigaciones en Argentina respecto dónde termina el dinero de la corrupción. El chofer lo máximo que cuenta en los cuadernos es que el dinero se lleva a la Quinta presidencial de Olivos o al departamento de Cristina Kirchner en la Ciudad, que es donde ella vive hoy. No hay nada posterior.