Hace una semana, el Congreso peruano aprobó el segundo viaje oficial al exterior del Presidente Pedro Castillo, el que durará tan solo un día. En medio de críticas de la oposición por no priorizar su participación en la inauguración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), en Glasgow, el mandatario de Perú optó por llegar este sábado a La Paz para mantener reuniones claves con su homólogo boliviano, Luis Arce. Los aliados izquierdistas tendrán una agenda marcada por las estrategias para frenar el narcotráfico, la migración ilegal y la disputa abierta por el río Mauri -cuya cuenca se distribuye entre ambos países-, temas que definirán el futuro de la política exterior entre los vecinos.
El encuentro bilateral reanuda los cónclaves del gabinete ministerial binacional, señalados como “la máxima instancia de diálogo y coordinación política con Bolivia”, que se venían realizando desde 2015 y que habían estado suspendidos por la pandemia de Covid-19. De acuerdo con el cronograma de trabajo, los jefes de Estado trabajarán sobre “cuatro ejes temáticos: medioambiente y recursos hídricos transfronterizos; seguridad y defensa; desarrollo económico, políticas sociales y fortalecimiento institucional; e infraestructura para la integración y el desarrollo”.
Ambos gobiernos apuntaron que la cita permite diseñar la agenda bilateral de los próximos meses. Aunque con 84 votos a favor, los congresistas peruanos respaldaron por mayoría el viaje de Castillo a territorio boliviano, la votación no estuvo exenta de divisiones: 26 asambleístas optaron por abstenerse y siete votaron en contra. Este último grupo de legisladores opositores reclamó que se debería haber negado el permiso del viaje a Bolivia para, en cambio, asegurar la asistencia del gobernante peruano a la COP26, que se iniciará en Escocia este domingo y se extenderá por dos semanas.
“Voté en contra no porque la cumbre binacional no sea importante, sino porque considero que el Presidente Castillo debió priorizar la COP26 en Escocia, el foro mundial de más alto nivel sobre cambio climático. No asistir a esta cumbre es dar al mundo el mensaje equivocado de que en Perú, uno de los países más afectados por el cambio climático, no vemos la necesidad de actuar con urgencia para prevenir y mitigar sus efectos, hoy claramente visibles en ámbitos rurales y urbanos”, señaló el congresista de la bancada Somos Perú, Edward Málaga.
Según el diario peruano La República, durante la discusión en el Congreso, el oficialismo no cerró las puertas a que Castillo se presentara en ambos eventos. Sin embargo, la Cumbre de Líderes en Escocia, parte de la COP26, etapa en la que los mandatarios realizan discursos sobre posturas frente al cambio climático, se realizará entre el 1 y 2 de noviembre, mientras que el presidente peruano volará a Bolivia mañana, por lo que sería una agenda muy apretada. A esto se suma que el Legislativo solo aprobó una autorización de viaje para los próximos días, impidiendo que el mandatario se ausente del país otra vez en ese período.
El agua, principal tema de discusión
En una reunión que reafirma la cercanía entre Perú y Bolivia reforzada en los últimos meses, las autoridades de ambos países han confirmado que entre los puntos más complejos de discusión aparece el desvío del río Mauri. De acuerdo con el diario boliviano La Razón, 350 litros de agua por segundo están siendo bloqueados desde el 8 de enero en los alrededores de laguna de Vilacota, que nace en Perú, lo que amenaza con causar una catástrofe en el sector boliviano, donde decenas de comunidades aimaras, quechuas, urus y chipayas han quedado sin acceso al suministro.
Además, el vicecanciller boliviano, Freddy Mamani, señaló a la prensa local que ante “las dificultades para la salida de carga boliviana por Chile”, “una de las alternativas es el puerto de Ilo, Perú”, por esto esperan realizar obras para superar a fines de 2021 las 100 mil toneladas embarcadas. Entre otros puntos en la agenda, aparece tratar la apertura del tercer paso fronterizo, en la Amazonía, que unirá San Lorenzo y Extrema, y que sustituirá la obligación de traspaso de mercaderías por la ciudad de Iñapari, ubicada en la triple frontera entre Bolivia, Brasil y Perú.
A las problemáticas por agua también surgen las declaraciones del director de América del Sur de la Cancillería peruana, Eduardo Zeballos, sobre las “muchas expectativas” en torno a los posibles acuerdos por la gestión del lago Titicaca. El Ejecutivo peruano buscaría “reformar la Autoridad Binacional” del Titicaca y pactar “nuevos estatutos bajo la supervisión de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para “remediar niveles de contaminación”.
Uno de los aspectos complejos será cuando las autoridades bolivianas expongan las cifras sobre narcotráfico. Según el diario boliviano El Deber, Perú es el país que más cocaína ingresa a Bolivia para ser refinada en laboratorios y luego distribuida. Un reciente reportaje del diario O Estado de Sao Paulo destacó que Bolivia se convirtió en los últimos años en el santuario del “Narcosur”, el cartel de droga del temible Primer Comando de la Capital (PCC), la organización criminal más grande de la región con base en Brasil. Perú y Bolivia también discutirán sobre cooperación para detener la trata y tráfico de personas.
Históricamente, ambos gobiernos han mantenido relaciones cordiales. En 1992, tras el autogolpe de Alberto Fujimori, Perú acordó delimitar una franja territorial de cinco kilómetros al sur de la ciudad de Ilo, llamada Boliviamar, para beneficiar a Bolivia. Hasta junio de 2019, los expresidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Perú, Martín Vizcarra, firmaron 12 acuerdos bilaterales.
Después del triunfo de Castillo sobre Keiko Fujimori en la segunda vuelta electoral, uno de los primeros líderes latinoamericanos en celebrar la llegada del profesor izquierdista al gobierno fue Evo Morales. El dirigente del Movimiento Al Socialismo (MAS) cruzó a pie la frontera boliviana con Perú para estar presente en la posesión del candidato de Perú Libre, el 28 de julio pasado. En esa oportunidad, Evo destacó tener una serie de “coincidencias políticas”, como la visión sobre la “nacionalización” de recursos naturales.
La cercanía entre Castillo y Morales habría resultado tras una serie de encuentros. De acuerdo con el diario boliviano Página Siete, con el profesor izquierdista en el gobierno, el exmandatario boliviano ha realizado un viaje por mes a Perú, entre julio y septiembre, reuniéndose con sindicatos de cocaleros, sectores sociales, congresistas y juventudes de Perú Libre, y promoviendo temas como una Asamblea Constituyente, una ley de la coca y la nacionalización.
A inicios de octubre, Castillo puso en marcha la segunda reforma agraria mediante un plan de industrialización que beneficiará a los agricultores, pero que a diferencia de la primera realizada hace 52 años, no tendrá expropiaciones, lo que le costó una serie de críticas. “Está demostrado que la nacionalización trae dignidad y prosperidad para nuestros pueblos”, defendió Morales a Castillo a través de sus redes sociales.