“Creo que la suposición, y es una suposición, de que debemos hacer todo para salvar vidas, realmente no es la correcta. A veces tenemos que compensar la pérdida de vidas con la pérdida de calidad de vida”, señaló hace unos días el intelectual australiano Peter Singer en una conversación mantenida en The New York Times con varios expertos de distintas áreas sobre los efectos de la actual pandemia y los mejores caminos para salir de ella. Un punto que ya había señalado antes en una columna para Project Syndicate, cuyo título parafraseaba un comentario del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump: ¿Cuándo la cura de la pandemia será peor que la enfermedad? Un dilema que, además, varios medios e intelectuales han planteado en las últimas semanas.
Como filósofo, Singer admite que no tiene las respuestas al dilema, pero sí plantea la necesidad de discutir sobre las preguntas y las prioridades de la sociedad. Para él, la clave está en privilegiar el bienestar por sobre los cálculos de riqueza y salud. Y como filósofo utilitarista sus respuestas no serán satisfactorias para todos. Eventualmente un abuelo, comentó, puede estar dispuesto a dejar que su nieto vaya a su campamento de verano aunque exista el riesgo de que lo contagie, porque considera que el costo del encierro para ese niño es mayor que el de los años de vida que él perderá si se contagia. Por eso, agrega: “Creo que hay que considerar los años de vida perdidos, no solo el número de vidas perdidas”.
En las últimas décadas, Singer no ha estado ajeno a la polémica. Con su libro Liberación Animal instaló el debate sobre los derechos de los animales y en su reciente The Life we can save plantea la “obligación moral” de los países ricos de ayudar a los pobres y lo compara con el comportamiento de las personas frente a los más débiles. Además, es un firme partidario del aborto y la eutanasia, lo que le ha granjeado fuertes críticas de grupos provida. Incluso Steve Forbes suspendió sus donaciones a la Universidad de Princeton cuando ese plantel contrató a Singer. En el actual escenario, sus comentarios tampoco han pasado inadvertidos y sobre ellos respondió a La Tercera desde su residencia en Australia.
Uno de los mayores dilemas que enfrentan muchos gobiernos estos días es si privilegian la economía o toman medidas restrictivas para evitar el contagio. Usted ha advertido sobre los riesgos económicos de la crisis actual. ¿Cuál cree que es la mejor respuesta a ese dilema?
La mejor respuesta es: aún no lo sabemos. Antes de que podamos responder la pregunta, necesitamos muchos tipos diferentes de información. Necesitamos más información sobre el virus: ¿Qué tan contagioso es? ¿Cuántos de los que infecta morirán por eso? Y (debido a que muchos de los que mueren por él son viejos o tienen otros problemas de salud graves), ¿cuántos años de vida se perderán? Pero también necesitamos más información sobre los efectos del bloqueo: ¿Cuántas personas están desempleadas? ¿Cómo se manejan ellos y sus familias sin los ingresos habituales? ¿Cuáles son los costos psicológicos del aislamiento social? ¿Cuánto caerán los ingresos del gobierno debido a la recesión económica y qué significará eso para los servicios esenciales, incluidos los servicios de salud, que el gobierno normalmente proporciona? Las respuestas serán diferentes para los distintos países, y las diferencias entre naciones ricas y pobres serán especialmente agudas.
¿Cree que un bloqueo puede producir más costos que beneficios a largo plazo?
Eso es ciertamente posible, y si continúa lo suficiente, casi seguramente el costo será mayor. Sin embargo, a menos que podamos responder las preguntas que acabo de hacer, no sabremos cuándo se alcanzará ese punto.
Pero, ¿qué define qué es lo mejor, porque si no se toman medidas de cuarentena es probable que aumenten las infecciones y las muertes?
Sí, pero prevenir la muerte no es una prioridad absoluta. Nunca hemos destinado todos los recursos disponibles para salvar vidas. También creemos que la calidad de vida es importante, y seguramente lo es. Además, puede llegar un punto en el que el grado de pobreza producido por el cierre en sí mismo costará vidas, y tal vez incluso más vidas de las que se perderían con el virus.
A pesar del alto número de muertos, muchos en diferentes partes del mundo no parecen estar muy dispuestos a respetar el aislamiento. ¿Por qué cree que la gente no parece darse cuenta de lo que está pasando?
¿No son conscientes? ¿O simplemente creen que corren un riesgo bajo, lo cual, si son jóvenes y no tienen otros problemas de salud, probablemente sea verdad? El problema es que transmitirán el virus a otras personas con mayor riesgo.
Esta crisis ha restringido uno de los principales valores para muchas sociedades del mundo, la libertad individual. ¿Cree que esta crisis afectará las libertades individuales a largo plazo?
Podría. Creo que ahora todos apreciamos que debemos permitir que los gobiernos ejerzan el poder suficiente para evitar la propagación de un virus peligroso. Pero espero que, en ausencia de circunstancias tan extraordinarias, valoremos las libertades individuales tanto como siempre.
¿Cree que es posible pensar en una sociedad donde los adultos mayores permanezcan confinados porque son la población en riesgo? ¿Es esa una opción real?
Esa es una opción real, si está pensando en términos de meses. Pero no más que eso. En algún momento, tal vez en un año o 18 meses, espero que tengamos una vacuna. Y posiblemente, si tenemos mucha suerte, encontraremos un tratamiento efectivo antes de eso.
Esta crisis ha reforzado los nacionalismos y autoritarismos en muchos países; podemos ver lo que sucede en Hungría. ¿Cree que esto continuará después de que pase la amenaza de Covid-19?
Algunos gobiernos con tendencias autoritarias ya están aprovechando la oportunidad para otorgarse poderes adicionales: Hungría es un ejemplo, y surge la pregunta real de si alguna vez volverán a renunciar a esos poderes. También en Polonia parece que el gobierno conservador está proponiendo prohibir el aborto, una propuesta que previamente condujo a enormes divisiones y protestas. Presumiblemente, el gobierno está eligiendo este momento, cuando la gente no puede reunirse en las calles para manifestarse, para avanzar con ese proyecto.
Algunos sostienen que esta crisis puede ayudar a reforzar el concepto de comunidad y cooperación, pero lo que estamos viendo es bastante poca cooperación, especialmente entre países. ¿Cree que podemos esperar un mundo menos individualista después de que la amenaza pase?
Sería muy bueno si eso sucediera, pero estoy de acuerdo en que hasta ahora, a nivel internacional, no estamos viendo mucho de eso.
¿Qué cambios cree que generará esta crisis a largo plazo o no habrá grandes transformaciones?
Espero que las personas usen su tiempo de forma aislada para reflexionar sobre sus vidas y sus valores, y si lo hacen, eso podría conducir a cambios de gran alcance. Pero sé que esta esperanza tiene más de optimismo que de realismo.
Hasta ahora, la atención se ha centrado en hacer frente a la amenaza, pero se ha discutido poco sobre el origen de este virus en los mercados húmedos de China. Usted ha sido un duro crítico de esos mercados. ¿Qué características tienen esos mercados y por qué considera que deben cerrarse?
Los mercados húmedos son mercados en los que se traen animales vivos al mercado, y luego, cuando un cliente elige uno, es sacrificado en el acto. La sangre y las heces de animales están presentes, por supuesto, y se sabe que estos mercados propagan virus. Cuando se venden animales salvajes, como a menudo se encuentran en mercados húmedos en Asia y algunas otras regiones, son especialmente peligrosos. También son un infierno para los animales, por supuesto. Tanto las autoridades sanitarias como las organizaciones de bienestar animal están pidiendo que se prohiban. China ha indicado que los prohibirá, pero no estoy seguro de si realmente lo hará de manera efectiva. Debo agregar que la otra fuente principal de virus que causan epidemias y pandemias son las granjas industriales, donde los animales se apiñan en condiciones insalubres, con decenas de miles de animales en un solo cobertizo. Así es como comenzó la pandemia anterior, la pandemia de gripe porcina de 2009, y también se han desarrollado varias formas de gripe aviar en granjas industriales de pollos. Necesitamos deshacernos de ellos también, pero eso requerirá mucho más esfuerzo que deshacerse de los mercados húmedos, ya que suministran gran parte de los alimentos que la gente come.