El petrolero de bandera británica Stena Impero partió este viernes del puerto de la ciudad iraní de Bandar Abas, donde estaba retenido desde el pasado julio, poniendo fin a una de las crisis entre Teherán y Londres.
La Organización de Puertos y Navegación de la provincia de Hormozgan, cuya capital es Bandar Abas, anunció que el barco salió del puerto de la ciudad a las 09.00 hora local y comenzó su ruta hacia aguas internacionales en el golfo Pérsico.
El comandante y la tripulación de la embarcación dieron su "compromiso formal y escrito de que no tienen ningún reclamo", a pesar de que el barco fue incautado, según el comunicado de la citada Organización.
La nota precisó que el caso judicial contra el barco sigue, no obstante, "abierto" en los tribunales iraníes.
El Stena Impero fue capturado el pasado 19 de julio por la Guardia Revolucionaria iraní en el estrecho de Ormuz por supuestamente incumplir las normas de navegación, algo que tanto Londres como la naviera negaron.
Desde el pasado domingo se esperaba la partida del barco, ya que tanto la naviera sueca Stena Bulk como la Organización de Puertos y Navegación de Irán informaron de que se había dado la orden de liberarlo.
El portavoz del Gobierno iraní, Ali Rabieí, confirmó asimismo el lunes que se habían cumplido "las condiciones para dejar que el petrolero sea liberado y pueda moverse".
La detención del Stena Impero, con 23 tripulantes a bordo, se produjo dos semanas después de la incautación del superpetrolero iraní Grace 1 por la Marina británica cerca de la costa de Gibraltar.
Gibraltar alegó que había sospechas de que ese superpetrolero transportaba crudo a Siria, país bajo sanciones de la Unión Europea, pero las autoridades iraníes lo calificaron de acto de piratería y amenazaron con tomar medidas de represalia. v
El Grace 1, ahora Adrian Darya 1, fue liberado a mediados de agosto, aunque EE.UU. le impuso sanciones e incluso ofreció una recompensa a su capitán para que lo acercara a algún país dispuesto a detenerlo de nuevo.
La captura del Stena Impero provocó una crisis diplomática entre Teherán y Londres y una escalada de la tensión en el golfo Pérsico, donde se han registrado numerosos incidentes en los últimos meses.
Para garantizar la seguridad de la navegación en la zona, EE.UU. ha propuesto crear una coalición que Irán ve hostil a sus intereses, por lo que ha llamado por su parte a un acuerdo entre los países regionales sin interferencia estadounidense.