La Asamblea General de la ONU tiene que apoyar a los gobiernos que buscan reconocer jurídicamente como “apartheid de género” la creciente represión de mujeres y niñas por parte de los gobernantes talibanes afganos, declaró el martes la directora de la entidad de la ONU que promueve la igualdad de género.
Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, dijo ante el Consejo de Seguridad que más de 50 edictos talibanes están siendo aplicados con mayor severidad, incluso por miembros masculinos de las familias. Esto está exacerbando los problemas de salud mental y los pensamientos suicidas, especialmente entre las mujeres jóvenes, y está limitando el poder de decisión de las mujeres incluso en sus propios hogares.
“Nos dicen que son como prisioneras que viven en la oscuridad, confinadas en sus casas sin esperanza ni futuro”, afirmó Bahous.
Según el derecho internacional, se define como apartheid al sistema jurídico de segregación racial que se originó en Sudáfrica. Sin embargo, a nivel internacional, especialistas, funcionarios y activistas están cada vez más de acuerdo en considerar que el apartheid también puede aplicarse a asuntos de género en casos como el de Afganistán, donde mujeres y niñas enfrentan una discriminación sistemática.
“Les pedimos que presten todo su apoyo a un proceso intergubernamental para codificar expresamente el apartheid de género en el derecho internacional”, instó Bahous a los 15 miembros del Consejo, incluidos sus cinco miembros permanentes: Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia.
De acuerdo con Bahous, no existe una legislación internacional que responda a la “opresión de género masiva ejercida por el Estado”. Pero afirmó que la “embestida sistemática y planificada de los talibanes contra los derechos de las mujeres... tiene que ser nombrada, definida y proscrita en nuestras normas globales para que podamos actuar de manera adecuada”.
Los talibanes tomaron el poder en agosto de 2021, durante las últimas semanas de la retirada de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN tras 20 años de guerra en Afganistán. Al igual que hicieron en su gobierno anterior, de 1996 a 2021, los talibanes volvieron a imponer paulatinamente su estricta interpretación de la ley islámica, o sharía, prohibiendo a las niñas ir a la escuela más allá de la primaria y a las mujeres casi todos los trabajos, espacios públicos, gimnasios y, recientemente, cerrando los salones de belleza.
Bahous explicó que, a lo largo del año pasado, ONU Mujeres colaboró con la misión política de la ONU en Afganistán, conocida como UNAMA, y con la Oficina Internacional de Migraciones de la ONU para entrevistar a más de 500 mujeres afganas.
Las mujeres entrevistadas afirmaron que la drástica reducción de su influencia en la toma de decisiones, no sólo a nivel nacional o provincial, sino también en sus comunidades y hogares, se debe al aumento de la pobreza, la disminución de la contribución económica y “la imposición por parte de los talibanes de normas de género hiperpatriarcales”, afirmó Bahous.
Una señal sombría del creciente aislamiento de las mujeres, observó, es que sólo el 22% de las entrevistadas dijeron reunirse con mujeres fuera de su familia inmediata al menos una vez a la semana, y la mayoría relató que sus relaciones con otros miembros de su familia y de su comunidad han empeorado.
Bahous dijo que las restricciones que afectan a las mujeres han dado pie a un aumento del matrimonio y del trabajo infantil, así como a un incremento en los problemas de salud mental.
″A medida que el porcentaje de mujeres empleadas sigue descendiendo, el 90% de las mujeres jóvenes entrevistadas declaran tener una salud mental mala o muy mala, y el suicidio, así como los pensamientos suicidas, están por todas partes”, dijo.