La polarización se tomó las calles de Río de Janeiro, Brasilia y Sao Paulo donde se llevaron a cabo ayer manifestaciones en contra y a favor de la gestión del Presidente Jair Bolsonaro. En medio de la pandemia y siendo el segundo país del mundo con mayor contagios, los brasileños salieron a protestar un día después de la nueva polémica que envuelve al Palacio Planalto ante la modificación del criterio para contabilizar muertos y contagiados por Covid-19.

Las personas se reunieron tras la convocatoria opositora al Ejecutivo por parte del Movimiento de Trabajadores sin Techo y otros grupos de defensa a la democracia que se sumaron a agrupaciones contra el racismo en el marco de una ola de protestas de Black Lives Matter por el asesinato del afroamericano George Floyd por parte de la policía de Minnesota, Estados Unidos.

A diferencia de las marchas de adherentes al ultraderechista que se han realizado todos los domingos desde el inicio de la pandemia para exigir el fin de las medidas de confinamiento y en rechazo a la Corte Suprema y el Congreso, en la primera marcha contra Bolsonaro en Brasilia desde las restricciones por el virus, la mayoría de los asistentes portaba mascarilla.

Además, los manifestantes distribuían alcohol gel y algunas brigadas marcaban X en el piso para identificar el distanciamiento social para evitar contagios.

“Estamos frente al Bolsovirus” o “Fuera Bolsonaro” se leía en las pancartas en Sao Paulo donde los manifestantes eran en su mayoría jóvenes vestidos de negro. A solo 6 kilómetros, algunos seguidores de Bolsonaro ondeaban banderas de Brasil y pedían una “intervención militar”.

Según Folha de Sao Paulo, las autoridades decidieron mantener los actos separados para evitar posibles enfrentamientos. El gobernador paulista, João Doria, crítico a los organizadores de los eventos al tildarlos de “irresponsables e irracionales” por mantener las manifestaciones que podrían transformarse en un foco de contagios.

Aunque no hay una cifra total de participantes, el diario brasileño Estadao señaló que en al menos nueve estados y la capital federal se dieron actos pacíficos en rechazo al jefe de Estado.

Polémico cambio

Hasta ayer, Brasil mantenía 691.962 casos positivos de Covid-19 y 36.499 muertos producto de la enfermedad. Pero justamente las cifras de la pandemia generaron discordia en el país después de que el viernes en la noche, el gobierno de Bolsonaro dejó de publicar en los boletines diarios los números acumulados de casos confirmados y los fallecidos para dar paso a la emisión solo de los números de las últimas 24 horas.

Las páginas oficiales del Ministerio de Salud encargadas de actualizar las cifras fueron suspendidas y reconectadas el sábado omitiendo el total de pacientes positivos y de víctimas fatales, así como los mapas de ubicación de infectados, lo que “impide seguir la evolución” del virus en el país y es catalogado como un “apagón informativo”.

“No retratan el momento del país”, afirmó en su cuenta de Twitter el mandatario brasileño. Sin embargo, la Fiscalía le dio 72 horas al ministro interino de Salud, Eduardo Pazuello, para explicar las omisiones.