En medio de la crisis por la separación de familias de inmigrantes que arriban a EE.UU., el gobierno del Presidente Donald Trump no quiere dar pie atrás a la política de "tolerancia cero" pese a la presión de sectores políticos y empresariales de ese país, y a la dura reacción internacional.

"Yo no quiero niños siendo retirados de sus padres. Pero cuando buscamos procesar a los padres por venir aquí ilegalmente, algo que se debe hacer, hay que separar a los niños", señaló Trump en un discurso ante empresarios, donde dejó claro que no tiene intención de retroceder.

El mandatario se reunió con los republicanos, que controlan las dos Cámaras del Congreso, para lograr un acuerdo frente al tema. El encuentro se produjo luego que el partido gobernante se enfrentara a Trump y apoyara una propuesta que propone detener juntos a los padres e hijos inmigrantes, en lugar de separarlos, como sucede actualmente. Todos los republicanos del Senado apoyaron la medida y están negociando con los demócratas para obtener los 60 votos necesarios para que ésta sea aprobada, señaló el líder de la bancada, Mitch McConnell. Mientras que el senador republicano por Texas, John Cornyn, dijo que están buscando "una instalación protegida, segura y humana" para que los padres puedan ser detenidos junto a sus hijos y poner fin a la crisis "en cuestión de días".

La polémica desatada por la política de "tolerancia cero" de Trump ha despertado inquietud entre los republicanos, quienes temen que pueda convertirse en el "Katrina" de la actual administración, en referencia a los efectos que tuvieron los errores de manejo de la crisis del huracán Katrina en la gestión de George W. Bush. "Todo este asunto es un enredo", dijo el senador republicano por Louisiana John Kennedy al portal Politico. "Es una situación horrenda que un niño sea separado de su madre, debemos solucionar este problema", agregó el senador republicano por Pennsylvania, Pat Toomey.

La medida también generó duras críticas de líderes empresariales. La Business Roundtable, presidida por Jamie Dimon, CEO de JPMorgan y que reúne a Walmart, General Motors, Boeing y Mastercard entre otras grandes compañías, exhortó al gobierno de Trump a terminar con la medida. "Esta práctica es cruel y contraria a los valores estadounidenses", dijo Chuck Robbins, presidente de Cisco Systems y jefe del comité de inmigración de la Business Roundtable.

También surgieron voces críticas desde distintos rincones del mundo. El cantante irlandés Bono llamó a los congresistas estadounidenses a poner fin a la separación familiar de migrantes en la frontera, mientras que el canciller mexicano Luis Videgaray envió una nota diplomática a EE.UU. con sus reclamos. En Chile, el canciller Roberto Ampuero aseguró que "resguardar la dignidad, el bienestar y el cuidado del niño es central".

La nueva política de migratoria se inició en mayo y establece que los adultos que ingresen ilegalmente a EE.UU. deben ir a la cárcel -aunque sea la primera vez-, a la espera de un juicio. Mientras que sus hijos son derivados a centros de detención provisoria.

"Los demócratas son el problema", dijo Trump en Twitter. La Casa Blanca insiste que la separación de las familias que ingresan ilegalmente se debe a las actuales normas y a que los demócratas se oponen a la aprobación de una ley más amplia sobre inmigración, cosa que ese partido rechaza.

Actualmente existen dos proyectos de ley sobre migración en el Congreso. El primero es de "línea dura" apoyado por los sectores conservadores y el segundo es una propuesta de los demócratas. Esta última pone fin a la separación de las familias y protege de la deportación a los inmigrantes que llegaron al país cuando eran niños, conocidos como dreamers. Además, de aumentar el presupuesto de las fronteras y reducir las cuotas de inmigrantes legales.

El fiscal general, Jeff Sessions, y el principal asesor de políticas de la Casa Blanca, Stephen Miller, son quienes impulsaron la política de "tolerancia cero". Ambos trabajan en el tema desde 2009 y centraron sus discursos antes de llegar a la Casa Blanca en advertir del peligro de mantener las fronteras abiertas. La tercera figura clave en esta política es la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen.

"Estamos haciendo cumplir la ley (...), la gente recibirá el mensaje y no cruzará la frontera ilegalmente", dijo Sessions luego que el exdirector de la CIA, Michael Hayden, comparó los centros de menores con los campos nazis, algo que el fiscal general consideró una "exageración".