Martín Vizcarra se enteró en Quebec, Canadá, de la renuncia del ahora ex mandatario Pedro Pablo Kuczynski y que debía asumir, en su lugar, como el nuevo Presidente de Perú al ser el primer vicepresidente del país. Este ingeniero civil de 55 años, graduado en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) era desde octubre del año pasado embajador de Perú en Canadá, cargo que ahora deberá abandonar tras sólo cinco meses. Su llegada a Lima está prevista para este jueves cerca de las 20:00.
Dedicado durante gran parte de su vida a la actividad privada en el sector de la construcción, Vizcarra dio el salto a la política hace sólo ocho años, cuando lideró las protestas en el departamento de Moquegua, en rechazo por el menor canon de la empresa Southern Perú en esa región en comparación con Tacna. Tras alcanzar su objetivo, Vizcarra fue elegido gobernador de ese departamento en representación de un movimiento regionalista independiente. Su gestión lo catapultó al centro de la escena política, al ser destacado como uno de los mejores gobernadores peruanos. Durante los años que se extendió su gobierno (2011 a 2014), convirtió a ese departamento en líder en el ranking de educación en Perú y logró renegociar con las empresas mineras las regalías para la región y aumentar los aportes del estado central a Moquegua.
Pese a no presentarse a la reelección, Vizcarra no abandonó la primera línea y aprovechando su perfil de hombre independiente, ajeno a la política tradicional y a las malas prácticas, PPK lo designó sorpresivamente primer vicepresidente y ministro de Transportes y Comunicaciones. Sin embargo, su paso por el gabinete fue breve, pese a su buena evaluación en el manejo de las inundaciones causadas por el fenómeno del Niño costero. Los cuestionamientos de la oposición en el manejo de la construcción del aeropuerto de Chinchero, en Cusco, terminaron costándole el puesto. Vizcarra fue interpelado por el Congreso, pero antes de que este proceso se concretara presentó su renuncia y fue designado pocos meses después embajador de Perú en Canadá. Desde entonces mantuvo un perfil bajo y evitó intervenir en política interna peruana, insistiendo que estaba dedicado a su labor como embajador. Un inédita y extraña situación considerando que seguía siendo formalmente el primer vicepresidente de Perú.
Su figura, sin embargo, volvió a tomar protagonismo a fines del año pasado, cuando se presentó la primera moción de vacancia contra PPK. En la ocasión, surgieron voces en el oficialismo que cuestionaban su lealtad al mandatario. Esto porque mientras la segunda vicepresidenta Mercedes Aráoz insistía que renunciaría si el Presidente era destituido, Vizcarra aseguró que "el Perú es más grande que sus problemas, nuestro compromiso es con la gobernabilidad, respetando la Constitución". Declaraciones que fueron interpretadas como una decisión de mantenerse en el cargo si Kuczynski era cesado.
Ante la nueva moción de vacancia contra PPK, Vizcarra siguió manteniendo su silencio, aunque las críticas de algunos sectores del oficialismo se mantuvieron. Esto, en especial luego de que la ex candidata presidencial Keiko Fujimori alabara en un programa de televisión sus condiciones para gobernar en caso que PPK fuera destituido. Ahora, ya convertido en el sucesor del depuesto mandatario, se enfrenta a un complejo desafío. Su principal debilidad es su falta de base política en el Congreso, lo que lo obligará a buscar apoyos transversales para darle gobernabilidad al país y terminar el período presidencial.