Pese a que se dio a conocer de que una nueva etapa de la guerra de Israel en Gaza había comenzado -con una disminución de las fuerzas en el norte del enclave palestino y una reducción de las operaciones ofensivas, al tiempo de una liberación de los reservistas para que regresen a casa- crece la preocupación de que el conflicto se expanda debido a que Israel ha acentuado su ofensiva contra Hizbulá en Líbano.
El grupo libanés, apoyado por Irán, ha llevado a cabo decenas de ataques con drones y proyectiles contra el norte de Israel desde los ataques ejecutados el 7 de octubre por Hamas contra territorio israelí, una situación que ha hecho temer una expansión del conflicto a Líbano e incluso a toda la región.
Las tensiones han repuntado durante los últimos días tras la muerte la semana pasada del “número dos” de Hamas, Saleh al-Arouri, y otros seis miembros del grupo radical palestino, incluidos dos altos cargos de su brazo armado, las Brigadas Ezzedin al Qassam, en un bombardeo en Beirut. El gobierno libanés ha reclamado a Naciones Unidas que condene el hecho y adopte “acciones decisivas” ante las “agresiones” de Israel.
En tanto, un ataque israelí sobre el sur de Líbano mató el lunes a un alto mando de la fuerza de élite Radwan de Hizbulá, según informaron a Reuters tres fuentes de seguridad. Estas lo identificaron como Wissam al-Tawil. Dijeron que él y otro combatiente del partido-milicia chita libanesa murieron cuando su automóvil fue alcanzado en un ataque contra la aldea libanesa de Khirbet Selm.
El ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Israel Katz, pareció reivindicar la responsabilidad en el asesinato de al-Tawil. “Esto es parte de nuestra guerra”, dijo Katz en respuesta a una pregunta sobre el ataque. “Atacamos al pueblo de Hizbulá”.
La unidad Radwan ha tomado la iniciativa en el largo conflicto de Hizbulá con Israel y en los ataques transfronterizos que se han intensificado en los tres meses que Israel y Hamas han estado en guerra.
“Se trata de un ataque muy doloroso”, declaró una de las fuentes de seguridad citadas por Reuters en alusión al asesinato de al-Tawil. Otra dijo que “ahora las cosas se recrudecerán”.
En efecto, este martes al menos tres supuestos miembros de Hizbulá murieron en un bombardeo ejecutado por un dron del Ejército de Israel contra un vehículo en el sur de Líbano. Según las informaciones recogidas por el portal libanés de noticias Lebanon24, el bombardeo fue perpetrado contra un vehículo en la localidad de Ghanduriya en el que presuntamente viajaban tres miembros del grupo libanés.
Hizbulá confirmó este martes la muerte de Ali Hussein Barji, miembro del grupo terrorista que estuvo encargado de decenas de ataques con drones contra el norte de Israel, donde se registran enfrentamientos diarios desde el inicio de la guerra. El comandante de las fuerzas aéreas murió en un ataque en Khirbet Selm, la misma localidad en la que el lunes fue asesinado otro alto mando de la organización, Wissam al-Tawil. Precisamente, se encontraba asistiendo a su funeral.
Asimismo, la milicia libanesa reconoció que había llevado a cabo un ataque con drones el martes contra el cuartel general del Comando Norte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en la ciudad de Safed. El Ejército israelí aseguró que el ataque no causó víctimas ni daños. Según las autoridades de Israel, Barji estuvo involucrado en el ataque a la base militar.
Tras el ataque en Israel, Hizbulá se atribuyó la responsabilidad y dijo que había lanzado “varios drones de ataque explosivos” contra la base en respuesta al asesinato de al-Tawil el lunes y del alto funcionario de Hamas, Saleh Al Arouri, en Beirut la semana pasada, informó The Times of Israel.
Disputa territorial
Según el diario israelí Haaretz, en Líbano existe un temor real ante la posibilidad de una guerra que causará una enorme destrucción en el país. “(El secretario general de Hizbulá, Hassan) Nasrallah también debe tener en cuenta hasta cierto punto a las demás potencias del país y a la oposición del público libanés. Dicho esto, los acontecimientos sobre el terreno están acercando a todas las partes hacia la zona de guerra, con lo que aumenta el riesgo de errores de cálculo de ambos lados”, indicó el periódico.
Haaretz destacó que aparentemente, “las actuales tensiones entre Israel y Hizbulá giran en torno a una disputa territorial (las granjas de Shebaa, que, irónicamente, se encuentran en territorio sirio) que la Segunda Guerra del Líbano y la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU de 2006 no lograron resolver”.
Sin embargo, explicó el periódico, la Resolución 1701 también solicitaba otros temas como el cese inmediato por parte de Hizbulá de todos los ataques y el cese inmediato por parte de Israel de todas las operaciones militares ofensivas. En segundo lugar, el despliegue de las Fuerzas Armadas Libanesas, junto con fuerzas de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para Líbano (FPNUL), en el sur de Líbano entre la Línea Azul (la línea de demarcación entre Israel y Líbano) y la Litani, a unos 24 kilómetros al norte, tras la retirada de las fuerzas de Hizbulá y de las FDI de la zona. En tercer lugar, que no hubiese armas ni Fuerzas Armadas entre la Línea Azul y el río Litani, excepto las Fuerzas Armadas libanesas (FAL) y la FPNUL. Y en cuarto lugar, el desarme de todos los grupos armados de Líbano excepto las FAL.
Así, el foco principal de la Resolución 1701 fue el desarme de Hizbulá y su retirada del sur de Líbano, así como la retirada de las tropas israelíes. Nada de esto se implementó, indicó Haaretz.
“En realidad, sin embargo, las tensiones y la escalada actuales son parte de un contexto mucho más amplio: Hizbulá sirve como un elemento de disuasión iraní contra posibles ataques israelíes contra Irán, y un componente central de una red de representantes iraníes que desestabilizan la región”, añadió.
Una guerra entre Israel e Hizbulá podría ser devastadora para ambos bandos. Haaretz indicó que a pesar de la enorme superioridad militar de Israel, no se tiene un conocimiento específico del arsenal de misiles de Hizbulá. Se cree que el grupo tiene aproximadamente 150.000 misiles y cohetes, de los cuales 20.000 son misiles de precisión guiados por GPS con un alcance de 250 a 300 kilómetros, capaces de transportar de 450 a 500 kilogramos de ojivas altamente explosivas. A diferencia de Gaza, que es un enclave cercado, Líbano tiene largas fronteras con Siria (que a su vez tiene largas fronteras con Irak y Turquía), lo que garantiza el paso de armas y combatientes.
Pero quizás las dimensiones políticas más importantes residan en el caso de una guerra terrestre en lugar de un intercambio de misiles aéreos. “Si Israel invade Líbano para expulsar a Hizbulá de la frontera, estaría invadiendo un Estado miembro soberano de la ONU. Independientemente de las circunstancias, esto se equipararía inmediatamente con la invasión rusa de Ucrania, que Estados Unidos y la OTAN denunciaron ampliamente”, sostuvo el diario.
En una entrevista reciente con el sitio web egipcio Al-Masir, Hassan Hoballah, el funcionario de Hizbulá a cargo de las relaciones palestinas, reveló que los combatientes de Hamas fueron “entrenados en Líbano, Siria e Irán”. También dijo que Hizbulá “tiene una alianza con la resistencia palestina en todos los niveles” y, por lo tanto, “ayuda a la resistencia palestina con todo lo que tiene, con armas y entrenamiento”. Hoballah añadió que, en la actualidad, el grupo libanés no tiene intención de convertir la guerra con Israel en un conflicto regional, pero que puede escalar la guerra a uno integral si Hamas es derrotado o los palestinos son expulsados de Gaza.
En otra entrevista reciente con el mismo sitio web, el subsecretario general de Hizbulá, Naim Qassem, reafirmó los dichos de Hoballah y añadió que la actual guerra con Israel no será la última y que la próxima guerra involucrará a todo el eje de resistencia, incluido Irán.
En el otro lado de esta ecuación se encuentra Irán, que respalda a Hizbulá, y que gracias a los avances logrados en su programa nuclear y al empleo efectivo tanto del grupo libanés como del movimiento hutí en Yemen, que amenaza el transporte marítimo comercial en el mar Rojo, ahora se encontraría más impulsado para actuar. Eso sí los expertos señalan que aparentemente, por su desempeño hasta ahora, pareciera que no busca activamente una escalada del conflicto, sino que quiere mantener a Hizbulá como un elemento de disuasión.
Y en este contexto, el rol de Washington también resulta clave, ya no querría verse arrastrado en un conflicto. Durante la visita que el secretario de Estado, Anthony Blinken, se encuentra realizando a la región abordará la escalada en la frontera libanesa. El diario Haaretz señaló que en preparación para la visita, la administración Biden trabajó horas extras para resaltar su descontento con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y sus políticas.
Haaretz indicó que los periódicos estadounidenses más importantes recibieron una evaluación de inteligencia del Departamento de Defensa, según la cual las FDI tendrían dificultades para enfrentarse a Hizbulá mientras sus fuerzas estén desplegadas en la Franja de Gaza. La prensa estadounidense escuchó comentarios de que Netanyahu había perdido el control de la situación y que podría iniciar una guerra en el norte para escapar de su situación jurídica y política. Además, les dijeron que Washington teme más un ataque israelí contra Hizbulá en Líbano que un ataque de la milicia libanesa contra Israel.
Por su parte, el diario The New York Times recordó que los líderes israelíes han declarado repetidamente en las últimas semanas que sólo hay dos opciones para restablecer la calma en el conflicto con Hizbulá: una solución diplomática que alejaría a las fuerzas de Radwan de la frontera o, en su defecto, una gran ofensiva militar israelí encaminada a lograr el mismo objetivo.
Por su parte, el primer ministro en funciones de Líbano, Najib Mikati, se mostró dispuesto a iniciar negociaciones con vistas a “concretar una estabilidad a largo plazo” en la frontera con Israel.
Mikati recibió en Beirut al responsable de las operaciones de paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix, y a otros miembros de la organización, incluido el actual jefe de misión y comandante de la FPNUL, el español Aroldo Lázaro. Ante ellos, el dirigente libanés recordó las resoluciones que han permitido entre otras cuestiones el despliegue de los “cascos azules” para contener tensiones en la frontera sur.
Lacroix llamó a “todas las partes” a colaborar con la FPNUL y a mantener la calma, según un comunicado de la oficina del primer ministro libanés, que confía en que pueda haber una “solución diplomática” a la actual crisis.