Por qué Suecia se sumó al boicot de Europa del Este contra los supermercados

Los consumidores de los Balcanes llevan ya dos meses reduciendo sus compras en estos establecimientos.
Una ola de descontento lleva semanas expresándose contra los supermercados europeos, a medida que el público encuentra que sus precios están subiendo de manera exagerada. Partiendo en Croacia, Bosnia y Eslovaquia, el movimiento de boicot a las grandes cadenas ahora llegó a Suecia, y algunos de estos establecimientos han visto bajar sus ventas en un 50%.
El boicot ciudadano a los supermercados, impulsado en redes sociales como TikTok, llevó a los ministros de Agricultura europeos a reunirse en Bruselas. Ahí, una coalición de secretarios liderada por Eslovaquia y seguida por Bulgaria, Croacia, Hungría, Lituania, Rumania y Eslovenia, culparon a las compañías transnacionales de alimentos por llevar a cabo estrategias de precio abusivas, urgiendo así a la Comisión Europea a actuar.
De momento, los ciudadanos estarían “votando con la billetera”, y ya al final de enero, algunas cadenas croatas habían perdido casi el 50% de sus ventas. Enfrentándose al aumento en el costo de vida, los consumidores búlgaros llegaron a hacer bajar las ventas de los supermercados hasta casi un 30%, mientras la campaña se expandía hacia Bosnia y Herzegovina, Montenegro y Serbia.

La campaña empezó en Croacia, pero se fue tomando los Balcanes gracias a las redes sociales. El boicot se produce después de que los consumidores locales se mantuvieran alejados de las tiendas como parte de una iniciativa lanzada por el grupo croata de derechos del consumidor “Halo, inspektore” (“Hola, inspector”). Su página de Facebook publicó varias fotografías de supermercados vacíos en el país.
El grupo llegó a llamar a un boicot de una semana entera, en cadenas como Eurospin, Lidl y DM, además de incentivar a los croatas a evitar cualquier tipo de gasto el último viernes de enero. Así, ese día los croatas boicotearon tiendas, supermercados y estaciones de combustible, logrando un impacto notorio: la cantidad de transacciones bajó a un 44%, y el total de ventas cayó a un 53%, indicó Croatia Week.
En respuesta a la preocupación por los altos precios, las principales cadenas de supermercados anunciaron descuentos. Kaufland Croacia informó que bajaría los precios regulares de más de mil productos a partir del 5 de febrero. La cadena reiteró su compromiso de hacer más asequibles los productos esenciales, afirmando que sus promociones semanales ya cubren más de 1.800 artículos, según informó 24sata. Konzum, otra importante cadena de supermercados, también respondió invirtiendo un millón de euros adicional en la reducción y congelación de precios de 250 productos.
El movimiento que emergió en enero en los Balcanes llegó a Suecia dos meses después, en un país donde, de acuerdo a las estimaciones, “el costo anual de mantener a una familia a subido cerca de 2.600 dólares”, indica The Guardian. El paquete de café, apunta el mismo medio, llegará pronto al umbral simbólico de las 100 coronas suecas, o sea, 10 dólares, siendo así un incremento de más de un cuarto del precio que tenía el año pasado.
“Después del mayor aumento de los precios de los alimentos en dos años en febrero, miles de personas en toda Suecia decidieron votar con los pies, boicoteando los supermercados más grandes del país durante siete días”, explica el medio británico. La campaña se volvió un tema nacional en Suecia, ayudado por posts virales en TikTok e Instagram.
Los manifestantes atribuyen el alza de precios a un oligopolio de supermercados y grandes productores que priorizan sus beneficios sobre los clientes, así como a la falta de competencia entre empresas. Sin embargo, los supermercados culpan a factores más amplios, como la guerra, la geopolítica, los precios de las materias primas, las cosechas y la emergencia climática.
La iniciativa de protesta sueca, “Bojkotta vecka 12” (Boicot Semana 12, llamada así porque se celebró en la duodécima semana del año), pidió a los consumidores que dejaran de comprar en grandes supermercados como Lidl, Hemköp, Ica, Coop y Willys para protestar contra el aumento de precios. “No tenemos nada que perder, pero sí mucho que ganar”, decían los posts en redes sociales: “Los precios de los alimentos se han disparado mientras los gigantes de la alimentación y los grandes productores obtienen miles de millones de beneficios a nuestra costa”.

En tanto, en los Balcanes el tema se tomó la agenda y llevó a medidas por parte de los gobiernos. En Montenegro, el primer ministro Milojko Spajić llegó a sumarse a las protestas, señalando en televisión que “como ciudadano, respaldo esta acción”. En Croacia, el gobierno agregó 40 nuevos ítems a la lista de los 30 productos básicos que tienen cepo en el país. Estos productos incluyen ciertos tipos de quesos, café y artículos básicos para el hogar como el jabón.
“El objetivo principal es proteger a los grupos de ciudadanos más vulnerables”, declaró el ministro de Economía croata, Ante Šušnjar, en una declaración compartida por la emisora pública HRT. Croacia se ha visto afectada por la inflación, que alcanzó una tasa anual del 4,5 % en diciembre, la más alta de la eurozona, donde la media es del 2,4 %. El país introdujo topes de precios por primera vez en 2022, para combatir el aumento provocado por la invasión rusa de Ucrania y la pandemia de Covid-19.
Tanto Hungría como Rumania han aplicado topes de precios y márgenes en los últimos años. El ministro de Economía húngaro, Nago Márton, insinuó la posibilidad de reintroducir topes de precios: “Si es necesario, intervendremos de inmediato”, declaró. Sin embargo, el año pasado, los controles de precios sobre los alimentos básicos le costaron a Budapest una reprimenda del Tribunal Supremo de la UE, que declaró al gobierno culpable de socavar la competencia justa en el mercado.
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