El presidente Donald Trump quiere poner fin a la histórica política de precios de congestión de la ciudad de Nueva York, justo cuando el programa de peajes ha tenido un buen comienzo en la ciudad más poblada de Estados Unidos. Desde que la medida fue implementada, los desplazamientos de algunos conductores son más rápidos y cada vez hay más gente que camina por los distritos comerciales del bajo Manhattan.
Sin embargo, los expertos legales advierten que, a pesar de la insistencia del presidente por eliminar esta medida, él no tiene el poder de poner fin a la tarifa por congestión vehicular, ya que las autoridades de la ciudad aprobaron la tarifa como ley, algo que el gobierno federal examinó de cerca y terminó aprobando. Y los tribunales la han confirmado.
Trump dijo que en Nueva York “el tráfico ha disminuido mucho porque la gente no puede venir a Manhattan y la situación solo va a empeorar”. Además, aseguró que, si decide poner fin a la tarifa por congestión, podrá “eliminarla en Washington a través del Departamento de Transporte”.
Durante su campaña presidencial de 2024, Trump calificó la tarifa de congestión como un “asesino masivo de negocios” y dijo que pondría fin al programa en su primera semana en el cargo. Sin embargo, los primeros resultados muestran que el programa está dando sus frutos, entre ellos menos tráfico en el centro de Manhattan, mayor uso del transporte público y más actividad peatonal en los distritos comerciales, lo que podría impulsar las tiendas y los restaurantes.
Juliette Michaelson, subdirectora de políticas de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA por sus siglas en ingles), dijo a CNN: “Creo que hay mucha gente que ha cambiado de opinión desde que se puso en marcha el programa”. Y agregó: “Trump es neoyorquino y creo que entiende lo complicado que ha sido el tráfico. Esta es una solución local a un problema local”.
Plan de tarifas
Fue el 5 de enero pasado cuando se puso en marcha en la ciudad de Nueva York el sistema de cobro de tarifas por congestión vehicular, tras años de debates, revisiones gubernamentales y retrasos. El programa cobra a los conductores 9 dólares al día durante las horas punta y 2,25 dólares durante la noche para entrar en Manhattan por debajo de la calle 60, conocida como la zona de alivio de la congestión vehicular, con descuentos para los conductores de bajos ingresos.
El peaje tiene como objetivo aliviar los atascos en el distrito más congestionado de Estados Unidos y fomentar el uso del transporte público. El dinero está destinado a financiar miles de millones de dólares en mejoras del transporte público (que según sus autoridades son muy necesarias), reducir la contaminación del aire y mejorar la seguridad vial, todo esto en una ciudad donde el 75% de todos los viajes se dan a esa zona, al igual que el 85% de los viajes de los trabajadores de Nueva York.
Según la MTA, que opera el programa de peaje, en enero ingresaron a la zona alrededor de 1,2 millones de vehículos menos, lo que representa una caída del 7,5% con respecto al mismo mes de 2024. Durante las horas peak, se necesitó hasta un 30% menos de tiempo para cruzar puentes y túneles hacia el bajo Manhattan. Los tiempos de conducción en la calle 34, una importante vía pública, se redujeron casi a la mitad.
A pesar de la caída en el número de automóviles, más personas visitaron las zonas comerciales del bajo Manhattan, lo que ha beneficiado a las tiendas y a los restaurantes.
El mes pasado, alrededor de 36 millones de personas visitaron los distritos comerciales de la zona, alrededor de 1,5 millones de personas más que en enero de 2024. La asistencia a los espectáculos de Broadway también aumentó un 17% en enero, a pesar de las predicciones de que los precios de congestión dañarían al epicentro del teatro musical en vivo.