El presidente de EE.UU., Joe Biden manifestó durante la cumbre del G7, en Alemania, que “tenemos que mantenernos unidos porque Putin ha estado contando, desde el inicio, con que de alguna forma la OTAN y el G7 se dividirán, pero no ha pasado y no vamos a dividirnos”.
La afirmación la realizó el mandatario estadounidense en una reunión con el canciller alemán Olaf Scholz, que ocupa la presidencia rotatoria del G7 y es el anfitrión de la cumbre, donde los aliados occidentales analizaron los objetivo de evitar que las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania fracturen la coalición mundial que trabaja para sancionar la agresión rusa.
Por su parte, el mandatario británico, Boris Johnson, advirtió a sus homólogos que no debían ceder a la “fatiga”, aun cuando Rusia lanzó nuevos misiles contra Kiev.
El Grupo de los Siete, aparte de los vetos a las importaciones de oro ruso, la última de una serie de sanciones que el grupo confía en que aíslen aún más a Rusia a nivel económico, también estaban estudiando la posibilidad de poner topes a los precios de la energía para limitar las ganancias de Moscú en gas y petróleo, ganancias que puede destinar a su campaña bélica.
Y siguiendo una propuesta de la cumbre del G7 del año pasado, Biden lanzó formalmente una asociación global de infraestructura diseñada para contrarrestar la influencia de China en los países en desarrollo.
El objetivo de la iniciativa es movilizar 600.000 millones de dólares junto con otros países del G7 para 2027 en proyectos de infraestructura mundial. Unos 200.000 millones de dólares saldrían de los bolsillos de Estados Unidos, dijo Biden.
Los funcionarios estadounidenses sostienen desde hace tiempo que la iniciativa china en materia de infraestructura atrapa a los países receptores con deudas y que las inversiones benefician más a China que a sus anfitriones.
En una exhibición de su fuerza antes de la cumbre, Rusia lanzó misiles contra la capital ucraniana que alcanzaron al menos dos edificios residenciales, según el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko.
Biden calificó las acciones de Rusia como “una muestra más de su barbarie”, y subrayó que los aliados deben mantenerse firmes, incluso cuando las repercusiones económicas de la guerra se traducen en inflación, escasez de alimentos y otros problemas en todo el mundo.
Biden y sus homólogos aprovecharon la reunión para discutir cómo asegurar el suministro de energía y atajar la inflación provocada por las secuelas de la guerra.
Pero Ucrania dominó la reunión, y los mandatarios se mostraron decididos a mostrar su capacidad de resolución.
Scholz dijo a Biden que todos los aliados habían conseguido “mantenerse unidos, lo que obviamente Putin nunca esperó”.
Scholz, que se ha enfrentado a las críticas en su país y en el extranjero por su aparente reticencia a enviar armas pesadas a Ucrania, dijo que “Alemania y Estados Unidos siempre actuarán juntos cuando se trate de cuestiones de seguridad de Ucrania”.