El próximo 16 de junio Guatemala acudirá a las urnas para elegir al sucesor del Presidente Jimmy Morales. De las 25 candidaturas inscritas, dos listas encabezadas por mujeres están en riesgo, pero para el líder del Congreso, Álvaro Arzú Escobar, de 34 años e hijo del exmandatario Alvaro Arzú (1996-2000), la verdadera preocupación es "la judicialización de la política", dice a La Tercera durante su paso por Chile para asistir al Foro por la Democracia de Chile Vamos.
¿Cómo observa el panorama electoral en Guatemala?
Muy complicado. Estamos contentos de que tres mujeres lo encabecen (el proceso electoral), pero desafortunadamente dos de ellas enfrentan problemas. Una de ellas (Zury Ríos, hija del dictador Efraín Ríos Montt) por un problema constitucional que en mi opinión es totalmente injusto y la otra (Thelma Aldana) con una orden de captura cuando recién comienza el proceso electoral. Es una situación que nunca habíamos tenido en Guatemala y es porque se ha judicializado la política. Tememos que los que gobernarán los próximos cuatro años no se decidirán en las urnas, sino en las Cortes.
¿Cómo ve la expulsión de la Comisión Internacional Contra la Impunidad?
La Constitución dice que la política exterior depende del Presidente y él está en su absoluto derecho de expulsar ya sea a una comisión internacional o un funcionario. La CICIG fue creada para un propósito y no lo cumplió, sino que se dedicó a otros fuera de su mandato.
La Alta Comisionada de la ONU para los DD.HH., Michelle Bachelet, expresó su preocupación por las crecientes amenazas al Poder Judicial en Guatemala...
Está totalmente equivocada, con todo respeto. La amenaza más grande que tiene Guatemala en este momento es el Poder Judicial que ha politizado la justicia y ha cometido una serie de abusos de ley.
¿Cómo analiza la crisis migratoria en Centroamérica?
Es lamentable. Las caravanas volvieron mediático el tema, pero es un problema que viene desde hace muchos años y en el caso de Guatemala está basado casi totalmente en la falta de oportunidades y no como lo han querido vender de que la gente está huyendo de la violencia.