El nuevo presidente de México, Andrés Manuel  López Obrador, confirmó que el ejército continuará en la lucha contra el crimen  y reiteró la creación de una guardia nacional, decisiones que trajeron críticas  por parte de organizaciones civiles.

"Estamos planteando que se reforme la Constitución para que el Ejército y  la Marina puedan ayudarnos en labores de seguridad pública. Unir la policía  militar, la policía naval, la policía federal y conformar la guardia nacional",  dijo ante las fuerzas armadas López Obrador, quien asumió el poder el sábado  para un periodo de seis años.

"Ahora el pueblo de México necesita de sus fuerzas armadas para atender  este problema grave de inseguridad y violencia", agregó el mandatario en un  discurso en Ciudad de México.

López Obrador reiteró que la guardia nacional estará conformada por  elementos de la policía militar, la policía naval y la policía federal, para  posteriormente hacer un reclutamiento.

Esa fuerza será coordinada por el ejército, una decisión que fue criticada  por defensores de derechos humanos.

Por ejemplo, el colectivo Seguridad sin Guerra, conformado por varias  organizaciones, dijo que la seguridad pública "debe estar a cargo de  instituciones civiles, no militares".

La creación de la guardia nacional, que López Obrador busca comparar con la  gendarmería de Francia o la guardia civil de España, requiere una reforma  constitucional, aunque el izquierdista de 65 años no dijo cuándo presentará la  iniciativa.

El presidente ya había anunciado la medida antes de asumir el poder pese a  que había sido crítico de la estrategia militar contra el crimen que lanzó en  diciembre de 2006 el entonces presidente Felipe Calderón.

El uso de las fuerzas armadas en labores policiales ha sido asociado a una  escalada de violencia en el país, con más de 200.000 personas asesinadas y unos  37.000 desaparecidos, según cifras oficiales.

Los reclamos de seguridad son desde hace años una de las demandas más  sentidas de los mexicanos, particularmente en aquellos distritos golpeados por  la violencia de los cárteles narcotraficantes.