Dos bombas puestas en paraderos, en las horas de mayor afluencia en el transporte público de Jerusalén, detonaron este miércoles, dando muerte a un joven de 16 años e hiriendo a 22 personas, en atentados que recuerdan la violencia de la Segunda Intifada, entre 2000 y 2005.
La primera explosión tuvo lugar a las 7 de la mañana, en Givat Shaul, en la periferia occidental de la ciudad. La segunda ocurrió media hora después, al norte de Jerusalén, en el cruce de Ramot. Aryeh Schupak, ciudadano israelí-canadiense de 16 años, murió en un hospital a causa de las heridas causadas por la primera explosión.
Desde el gobierno que se está formando, compuesto principalmente por partidos de derecha y liderados por el designado primer ministro Benjamin Netanyahu, se ha hablado de usar la pena de muerte contra terroristas palestinos, y de expulsar a ciudadanos árabe-israelíes “desleales”.
Netanyahu visitó el Centro Médico Shaare Zedek y comentó sobre los ataques terroristas en Jerusalén: “Quiero enviar mis condolencias, en mi nombre y en el nombre de todos los ciudadanos israelíes, a la familia del difunto, y deseo la recuperación de los heridos. Tenemos una batalla contra el terror brutal que está levantando la cabeza una vez más, y haremos todo lo posible para devolver la seguridad a todos los ciudadanos israelíes”, agregó.
Hamas, el grupo militante islamista que controla la Franja de Gaza, saludó los ataques considerándolos una “operación heroica”, sin por eso reclamar la responsabilidad de estos. Estas explosiones se encuadran en un año particularmente sangriento en el conflicto israelí-palestino: más de 130 palestinos han resultado muertos en Cisjordania y en Jerusalén Este desde que inició el 2022. Por su parte, 29 israelíes han perdido la vida apuñalados, atropellados o atacados con armas. Durante agosto, en medio de una ofensiva aérea de tres días impulsada por Israel sobre la Franja de Gaza, 49 palestinos fallecieron.
El ataque al transporte público israelí, normalmente llevado a cabo por suicidas, fue uno de los rasgos característicos de la Segunda Intifada, la oleada de violencia que azotó Israel entre 2000 y 2005. Un oficial de seguridad israelí, en entrevista con el diario Haaretz, señaló respecto del atentado de este miércoles: “El carácter de los ataques gemelos indica que hay una estructura significativa detrás de estos, incluyendo inteligencia para la obtención y preparación de los explosivos”.
En 2016, Hamas fue acusado de poner una bomba en un bus en Jerusalén, dejando 21 heridos. Y en 2011, una bomba escondida en una mochila explotó en un paradero frente al Centro Internacional de Convenciones de Jerusalén, matando a dos personas e hiriendo a decenas más, recordó el diario digital The Israel Times.
Todo esto ocurre mientras se preparan los detalles para la entrada de un nuevo gobierno en Israel. Benjamin Netanyahu, primer ministro del país desde 1996 a 1999 y desde 2009 a 2021, volvió al puesto luego de que las últimas elecciones, celebradas este mes, le dieran una victoria con gran mayoría, en conjunto con una coalición de partidos de derecha y religiosos. Por el momento aún se mantienen las conversaciones para ver cómo se formará el nuevo gobierno, del cual se espera sea uno de los más derechistas en la historia del país.
En ese sentido, Itamar Ben-Gvir, un parlamentario de extrema derecha en la Knesset, llamó a usar la pena de muerte contra los “terroristas” palestinos, además de expulsar a los ciudadanos “desleales” de origen árabe. “Mando mis condolencias a la familia de los fallecidos y les deseo una pronta recuperación a los heridos. Tenemos que romper esta cadena. Tenemos que renovar los asesinatos selectivos y hacerles pagar. Todas las prisiones de seguridad deben cerrar, sin ninguna persona saliendo o entrando de ellas, y tenemos que detener cualquier pago a las autoridades palestinas en cuanto auspician el terrorismo”, indicó el líder del partido de extrema derecha Otsmá Yehudit, que es, a su vez, el político con más posibilidades de convertirse en ministro de Seguridad Interior bajo la próxima administración.
“Aún en Cisjordania, tenemos que asediarlos, ir casa por casa buscando armas y restaurar nuestro poder de disuasión. Debemos volver a tener el control de Israel”, señaló Ben-Gvir en una visita al lugar donde ocurrió la primera explosión.
En tanto se encendía la polémica en la sesión de la Knesset, luego de que el parlamentario de izquierda Ofer Cassif expresara sus condolencias para “todas las víctimas de la ocupación”, horas después de los atentados gemelos de este miércoles. “Quiero expresar mi dolor respecto a las actuales matanzas. También quiero mandar mis condolencias a todas las víctimas de la ocupación, tanto judías como palestinas”, declaró el congresista del Partido Comunista de Israel (Maki).
Su discurso fue interrumpido por Tali Gottlieb y Hanoch Milwidsky, ambos militantes del Likud, el partido de Netanyahu. Según los congresistas, Cassif estaba siendo “grosero”, sobre todo “en un día de terror como este”.
“Tanto ayer como hoy, jóvenes palestinos y judíos de 16 años fueron asesinados”, indicó Cassif, refiriéndose también a Ahmed Shehadeh, un joven palestino que murió en un enfrentamiento con el Ejército israelí, durante la noche entre martes y miércoles, en Nablus, en el norte de Cisjordania.