Un legislador moderado se enfrentará al protegido del líder supremo iraní en una segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 5 de julio, después de que el Ministerio del Interior del país dijera el sábado que ningún candidato obtuvo suficientes votos en la primera ronda de votación.
La votación del viernes para sustituir a Ebrahim Raisi tras su muerte en un accidente de helicóptero se redujo a una reñida carrera entre un legislador de perfil bajo, Massoud Pezeshkian, el único moderado en un campo de cuatro candidatos, y el exmiembro de la Guardia Revolucionaria Saeed Jalili.
El Ministerio del Interior dijo que ninguno de los dos ha obtenido el 50% más uno de los más de 25 millones de papeletas emitidas, necesario para la victoria absoluta. Pezeshkian lidera con más de 10 millones de votos, por delante de Jalili, con más de 9,4 millones.
El poder en Irán reside en última instancia en el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, por lo que el resultado no anunciará ningún cambio importante en la política iraní sobre el programa nuclear o su apoyo a las milicias de Oriente Medio.
Pero el presidente dirige el Gobierno día a día y puede influir en el tono de la política del país.
El clero esperaba una alta participación, ya que se enfrenta a una crisis de legitimidad alimentada por el descontento de la población ante las dificultades económicas y las restricciones a la libertad política y social. Sin embargo, la participación en la votación del viernes alcanzó un mínimo histórico de cerca del 40%, según el recuento del Ministerio del Interior publicado el sábado.
Las elecciones se celebran en un momento de escalada de la tensión regional debido a la guerra entre Israel y los aliados iraníes Hamás en Gaza y Hezbolá en Líbano, así como al aumento de la presión occidental sobre Irán por el rápido avance de su programa nuclear.
Con el líder supremo de Irán a sus 85 años, es probable que el próximo presidente esté estrechamente implicado en el proceso de elección del sucesor de Jamenei, que busca un presidente ferozmente leal que pueda garantizar una eventual sucesión sin problemas a su propio cargo, afirman personas conocedoras de la situación y analistas.
Las opiniones antioccidentales de Jalili, antiguo negociador nuclear inflexible de Irán, contrastan con las de Pezeshkian. Analistas afirman que la victoria de Jalili señalaría la posibilidad de un giro aún más antagonista en la política exterior e interior de la República Islámica.
Pero una victoria de Pezeshkian, un legislador de modales suaves, podría contribuir a aliviar las tensiones con Occidente y mejorar las posibilidades de reforma económica, liberalización social y pluralismo político.
Pezeshkian, fiel al régimen teocrático iraní, cuenta con el respaldo de la facción reformista que en los últimos años ha quedado en gran medida marginada en Irán.
“Respetaremos la ley del hiyab, pero nunca debe haber ningún comportamiento intrusivo o inhumano hacia las mujeres”, dijo Pezeshkian tras depositar su voto.
Se refería a la muerte en 2022 de Mahsa Amini, una joven kurda, mientras se encontraba bajo custodia policial por presunta violación del código de vestimenta islámico obligatorio.
Los disturbios provocados por la muerte de Amini se convirtieron en la mayor manifestación de oposición a los líderes clericales de Irán en años.