La batalla provocada por el asesinato de un George Floyd a manos de un agente de la policía pasó de las calles a la esfera política. Después de otro día de protestas abrumadoramente pacíficas en Estados Unidos, el Presidente Donald Trump ordenó a las tropas de la Guardia Nacional que comenzaran a retirarse de Washington y los demócratas prometieron presionar para la aprobación de una normativa que elimine el racismo sistémico de las fuerzas policiales en el país.

Tras la multitudinaria jornada de movilizaciones el sábado, decenas de ciudades de EE.UU. y el mundo volvieron a repletar las calles en demandas de reforma policial y justicia social.

Miles de personas salieron en una muestra de apoyo al movimiento Black Lives Matter, y en el puerto inglés de Bristol los manifestantes expresaron su indignación por el pasado colonial del país derribando la estatua de Edward Colston, un esclavista del siglo XVII. En Bruselas, manifestantes subieron a la estatua del exmonarca Leopoldo II y escribieron “vergüenza” en la escultura debido a que durante este reinado más de 10 millones de congoleses fueron asesinados.

En tanto, cientos de personas se reunieron en Madrid y en Roma en solidaridad con el caso Floyd, mientras en Hong Kong, alrededor de 20 personas realizaron una marcha por la ciudad.

Trump en el huracán

“Acabo de dar una orden a nuestra Guardia Nacional para iniciar el proceso de retirada de Washington, ahora que todo está bajo perfecto control. Regresarán a casa, pero pueden regresar rápidamente, si es necesario. ¡Mucho menos manifestantes se presentaron anoche de lo previsto!”, escribió hoy Trump en su cuenta oficial de Twitter.

La dureza con que el mandatario estadounidense decidió sofocar las protestas continuaba provocando críticas excepcionales de los principales oficiales militares retirados, un grupo que normalmente odia criticar a un líder civil, lo que refleja una profundización de las tensiones entre el Pentágono y la Casa Blanca.

Pero los funcionarios de la administración republicana nuevamente defendieron su enfoque represivo frente a los disturbios, y el secretario interino de seguridad nacional, Chad Wolf, dijo a la cadena ABC que Washington se había transformado en “una ciudad fuera de control”.

Una encuesta de la cadena NBC y el diario The Wall Street Journal sostiene que el 80% de los votantes republicanos y demócratas percibe que “las cosas están en general fuera de control en el país” dada la pandemia, la crisis económica y la incapacidad de Trump para unificar a EE.UU.

A pesar de que la administración de Trump aún no ha propuesto ningún cambio de política específico en respuesta a la indignación generalizada por la brutal muerte de Floyd, se espera que el Caucus Negro del Congreso (CBC), formado por miembros del Partido Demócrata, presente una legislación diseñada para que la policía sea más responsable legalmente de sus acciones.

Entre otras cosas, se espera que esa nueva ley incluya medidas como facilitar las demandas contra los agentes de policía por incidentes mortales; prohibir el tipo de táctica de inmovilización que condujo a la muerte de Floyd por asfixia; exigir el uso a nivel nacional de cámaras corporales y establecer una base de datos nacional para registrar la mala conducta.