“Sin justicia, no hay paz”, es el mensaje que se ha repetido a lo largo de Estados Unidos en los últimos días, durante protestas que surgieron en respuesta a la muerte de George Floyd -un ciudadano afroamericano de 46 años- a manos de un policía, el pasado lunes, en Minneapolis.
Todo empezó con una denuncia por supuesto uso de dinero falsificado, cuando Floyd intentó pagar unos cigarrillos en un almacén con un billete de US$ 20. Al momento de la detención, según videos difundidos por testigos a través de redes sociales y registros del Departamento de Policía de Minneapolis, el oficial Derek Chauvin forzó su rodilla sobre el cuello del hombre, que luchaba por respirar boca abajo contra el concreto. Pocos minutos después, el guardia de seguridad murió frente a decenas de transeúntes que observaban la escena con indignación.
Aunque la autopsia oficial señala que no había indicios de asfixia o estrangulamiento, la muerte de Floyd podría haber sido causada por “un efecto combinado de estar restringido, sus condiciones de salud subyacentes y cualquier intoxicante potencial en su sistema”.
Sin embargo, tanto Chauvin como los otros tres oficiales presentes en la escena fueron despedidos del departamento.
Chauvin, de 44 años, fue formalizado por los delitos de asesinato en tercer grado y homicidio involuntario, y se encuentra en custodia en la cárcel del condado de Ramsey, en St. Paul, Minnesota. El exoficial acumulaba 15 quejas por conducta en sus 19 años de servicio.
Pese a los resultados de la autopsia, un reclamo contra el entonces oficial Derek Chauvin afirma que Floyd estuvo inconsciente por casi tres minutos antes de que el policía sacara su rodilla izquierda del cuello del hombre. En total, estuvo arrodillado sobre él ocho minutos y 46 segundos.
Los estadounidenses no tardaron en reaccionar ante lo que calificaron como “brutalidad policial” y “racismo”, y aunque varias protestas empezaron siendo pacíficas, la escalada de la violencia y los disturbios ocasionados por los manifestantes hicieron que el gobierno tuviera que movilizar a más de cinco mil efectivos de la Guardia Nacional, distribuidos en 15 estados.
Las autoridades locales, por su parte, también tomaron medidas en un esfuerzo por restaurar el orden. Así, se impusieron toques de queda en más de una docena de grandes ciudades del país, como Atlanta, Denver, Los Ángeles, Minneapolis, San Francisco y Seattle.
Ciudades envueltas en caos
Una nueva noche de disturbios dejó amargos paisajes ayer en decenas de ciudades de Estados Unidos. Los manifestantes quemaron autos y negocios, pintando las palabras “No puedo respirar” -repetidas por Floyd durante su detención- sobre varios edificios. Ante la Casa Blanca, en tanto, ardían barricadas por segunda noche consecutiva.
La violencia vino acompañada de saqueos. Quienes protestaron no solo prendieron fuego a autos policiales, sino que también reventaron vidrios de tiendas, llevándose televisores y otros objetos.
Pocas ciudades no reaccionaron ante el episodio. En Indianápolis, la policía investigaba varias balaceras en los últimos días.
En Minneapolis, donde se originaron los disturbios, policías y miembros de la Guardia Nacional actuaron para dispersar las manifestaciones tras el comienzo del toque de queda, utilizando gas lacrimógeno y balas de goma para despejar las calles.
Al menos 13 oficiales resultaron heridos en Filadelfia luego de que las protestas pacíficas se hicieran violentas. En Nueva York, en tanto, se registraron varios altercados, uno de ellos difundido a través de redes sociales. Se trata de un video que muestra a dos vehículos de la policía local embistiendo a una multitud de manifestantes que empujaban una barricada y arrojaban objetos contra ellos.
Según un conteo de la agencia AP, la policía ha detenido al menos a 1.669 personas en 22 ciudades desde el jueves. Casi un tercio de ellas ocurrió en Los Ángeles, donde el gobernador declaró estado de emergencia y ordenó a la Guardia Nacional que apoyara a los 10 mil policías de la ciudad.
Pese a las acusaciones de brutalidad policial, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, alabó la mano dura aplicada por la policía, afirmando que no aceptará “¡Nada de juegos!”. Además, el mandatario anunció a través de Twitter que incluirá al movimiento de extrema izquierda “Antifa” -o antifascista- en la lista de organizaciones “terroristas”. Trump atribuye a este grupo y a otros “extremistas radicales” los disturbios de los últimos días.
El exvicepresidente demócrata Joe Biden condenó también los actos de violencia, aunque mantuvo su apoyo a quienes se manifiestan por la muerte de Floyd.
“Nunca debe permitirse que el acto de protesta haga sombra al motivo por el que protestamos”, dijo Biden a través de un comunicado.
“La situación en Minneapolis ya no tiene nada que ver con el homicidio de George Floyd”, aseguró el gobernador de Minnesota, el demócrata Tim Walz, agregando que “se trata de una agresión contra la sociedad civil, infundir el miedo y trastocar a nuestras grandes ciudades”.
Protestas en Europa
Miles de personas se reunieron ayer en el centro de Londres en apoyo a los manifestantes estadounidenses. Con carteles con la frase “¿Cuántos más?”, los británicos llenaron la Plaza Trafalgar, ignorando las normas establecidas por el gobierno británico que prohíben las reuniones públicas, para luego marchar hacia la embajada de EE.UU.
La embajada en Dinamarca también fue escenario de protestas, donde los manifestantes llevaban carteles con mensajes como “Dejen de asesinar a personas negras”.
En Berlín también se registraron manifestaciones. Además, la portada de ayer del periódico Bild -el más vendido en Alemania- titulaba: “Este policía asesino prendió fuego a Estados Unidos”, acompañado de una foto de Chauvin con su rodilla sobre Floyd.